A mí me parece, cuando menos, relativo. O sea, que va en gustos, de hecho incluyes Sevilla. Yo mencionaré a Bilbao, cuya antiestéticaldad viene más por la estrechez de su valle, en Guipúzcoa y otras zonas de Vizcaya pasa lo mismo, pero bueno. A mí esa ciudad portuaria, industrial, crecida alrededor de la ría, me gusta, es de una belleza tecnológica. Bilbao, la ciudad, casi ya no conserva nada de eso, los viejos muelles son paseos, parques, museos, plazuelas y seguirán reformandose. No es un río diferente al de otras ciudades, menos pensando el tamaño de la ciudad y que las rías tienen mareas, o sea, que es difícil que una ciudad pueda ajardinar una ría sin diques. Sobre el resto, me gusta esa ría viva, con los altos hornos recreando infiernos, con las sirenas de las fábricas, el trasiego de las gigantescas grúas estibando tras las casas, el sonido a metal de los astilleros, el sobrecogedor aullido de las sirenas de los cargueros despertandote como bestias infernales en la madrugada (algún susto me dio alguno durmiendo en San Ignacio, algo similar a un grito de ballena), el ir y venir de los ferrocarriles, esos gigantes encajados entre las casas o un gasero pasando por los pelos bajo la mole del puente de Portugalete, los petroleros llevando el combustible a la refinería de Somorrostro, las enormes minas de hierro, el óxido, los obreros, el olor de la comida, el aroma de la taladrina, el hombre transformando la.roca en fuego y el fuego en cargueros que darán vueltas al mundo. No es bello eso?
Pero hay más bellezas, los puentes levadizos, los palacios de la burguesía, los bellos edificios del ensanche, los edificios de referencia de esa burguesía, sedes de mercantiles, almacenes, alhondigas, estaciones de tren, la bolsa, hospitales de obreros, universidades técnicas y comerciales...una ciudad pensada de, por y para el trabajo, en la que el ocio en magníficos teatros como el Arriaga o el Campos elíseos estaban al lado de.los cargueros, los bares de obreros o los ateneos de las elites, conviven el templo antiguo con el puente mecánico que se eleva al pasar un carguero.
Buena parte de aquel Bilbao ha desaparecido, pero su belleza sigue para el ojo de quien sabe observar. La belleza apocalíptica de Bilbao y la belleza burguesa de San Sebastián son distintas, laboriosa una y ociosa la otra, pero bellas ambas, al menos, para mi.