¿Y quiénes son Vidal y Ramírez?
Si alcanzasen la categoría de mindundis (porque ni a eso llegan), el globalismo al menos tendría la oportunidad de reírse de ellos.
Porque ¿quiénes son Vidal y Ramírez?
-El uno es un típico rellenito ratón-de-biblioteca, ex-comunista al que la vida descomunistó a guantazos, que creyéndose más listo que Calixto, no fue más listo que Hacienda y tuvo que salir de su país perseguido por el Fisco con el regazo entre las patas.
Haciéndose protestante y arremetiendo contra la Iglesia, acabó colándose en los Estados Unidos.
-El otro es un Don Nadie al que Vidal tuvo que reclutar para tratar de dar una pátina de seriedad económica a su chiringuito, pues el "economista" con el que arrancó, un tal Centeno, es incapaz de quitarle una - c - a la palabra "inflacción".
En la Ortografía de la Lengua Española (OLE), se explica que las palabras terminadas en el sufijo -ción (como inflación y deflación) se escriben con doble c, -cc-,
cuando en su familia léxica tienen alguna palabra con el grupo -ct-. Es el caso, por ejemplo, de acción, que en su familia léxica tiene acto.
Es el caso, por ejemplo, de
acción, que en su familia léxica tiene
acto. O de
infección, que tiene
infectado o
infectar.
Partiendo de aquí, vemos qué pasa con
«inflacción
» e
inflación. Dentro de su familia léxica tenemos palabras como
inflacionario o
hiperinflación, pero no «inflactor», que tendría ese grupo
-ct-. Por ello,
inflación se escribe con una sola
«c
», como
discreción o
evaluación.
«Deflacción» y «deflactor»
Vale,
no es «inflacción», sino inflación. Pero ¿qué pasa con «
deflacción»? Porque, a diferencia del caso anterior,
sí que existen palabras en su familia léxica con el grupo -ct-:
deflactor (‘coeficiente utilizado para la operación de deflactar’) y
deflactar (‘transformar valores monetarios nominales en otros expresados en monedas de poder adquisitivo constante’).
Llegados a este punto en el que parece que «deflacción» va a ganar la partida, preguntamos a la RAE para saber qué está pasando. Y la respuesta está en el origen de la palabra. Según explica la RAE, la norma del grupo
-ct- no se aplica con aquellas palabras acabadas en
-ción que han llegado al español recientemente a través de otras lenguas, como el inglés o el francés. Y ese es el caso de
deflación, pero no de
inflación, que viene del latín
inflatio.
Deflación viene del francés
déflation, y esta a su vez del inglés
deflation. La RAE explica que el verbo deflactar surgió a partir del inglés
deflate con una
«c
» antietimológica surgida, seguramente, por
la analogía con otros verbos que sí tienen el grupo -ct-. En resumen, podemos decir que es
una excepción a la norma por su origen.