De toda la vida de Dios, las tías nunca han sabido lo que realmente quieren.
Quien tira del carro de la cultura, la tradición, las costumbres y la cultura siempre han sido los hombres. Sin hombres no hay civilización, no hay tradición, no se generan culturas. Genéticamente la mujer siempre se ha ido con el macho que la ha dominado. Por poner un ejemplo de una sociedad genuinamente humana: en la prehistoria era usual que un asentamiento humano sea saqueado por alguna horda, esa horda normalmente mataba a los padres, hermanos y maridos de las mujeres, a ellas se las llevaban de concubinas. Tras dos semanas de lloros y el primer embarazo, la mujer ya se ilusiona con su nueva vida, marido e hijos.