Veámoslo con un ejemplo muy sencillo de entender.
Supongamos que un gobernante quiere aprobar una partida presupuestaria para construir una autopista desde el punto A hasta el punto B donde residen 300 mil habitantes y 100 mil habitantes respectivamente. La autopista tiene un coste de 2.000 millones de euros y estará libre de peaje, será sufragada por todos los habitantes de una zona geográfica más grande que comprende 40 millones de contribuyentes o sujetos obligados.
Por supuesto el gobernante argumentará que debe construirse esa autopista en base al interés general, pues es él quien determina qué es el interés general porque no se encuentra la definición precisa en ninguna parte y, dicho así, hasta parece que va a hacer una cosa buena por los demás, incluso parece un buen samaritano que lo va a pagar de su bolsillo.
A continuación:
10 mil propietarios son forzosamente expropiados sin que supieran nada de este extremo en el momento de depositar su papeleta en la urna
39,6 millones de contribuyentes ven incrementado el IVA o se les endeuda forzosamente para sufragar una autopista que no utilizan sin que sepan siquiera cuanto pagarán por este concepto.
A otros 400 mil habitantes se les pone una autopista en su entorno, tengan o no tengan carnet de conducir y/o coche propio.
Una serie de pueblos pintorescos con bonitas vistas y distintos tonos de verde ahora ven una autopista enfrente del pueblo a la que además no tienen acceso.
Hay 50 mil conductores de A y/o de B encantados porque lo usan diariamente y han pagado un precio público irrisorio en comparación con lo que reciben a cambio, seguramente estarían dispuestos a pagar mucho más dinero por un peaje privado.
100 empresas localizadas en A o en B se ven beneficiadas por la mejora de tiempos de distribución
A otras 800 mil empresas se les incrementa el impuesto de sociedad en favor de las otras 100 empresas
Una constructora adjudicataria factura un dineral
Miles de animales son atropellados o ven alterado su entorno natural
Por último se privatiza la autopista para cobrar un peaje y equilibrar las cuentas públicas de repente los 50 mil conductores se decantan por utilizar la carretera nacional porque en realidad no estaban dispuestos a pagar la autopista, solo querían usarla.