das kind
Excelentísimo gurú... etc.
Escribo desde Vizcaya, que se supone una de las provincias con mejor nivel educativo, y tal. Pues nada más lejos de la realidad.
Uno de mis amigos de la infancia es profesor de secundaria en la pública. Los primeros años lo iban mandando de centro en centro cada año. Evidentemente, lo destinaban a los peores sitios (ahora ya puede permitirse decir que no a algunos), y lo que cuenta es aterrador: conflictividad, ghettos, trapicheos de droja, adolescentes de determinada etnia ya madres y con matrimonios concertados, amenazas de los padres por castigar/suspender a sus hijos... y, ¿qué hace la Administración? ¡Regalarles las titulaciones! Nadie sin su título de la ESO, no vayan a salir unas cifras de hez que reflejen la realidad.
El caso es que él insiste en poner las notas que sacan los alumnos, pero tiene siempre problemas con los claustros: si suspenden muchos niños, el director va a tener al inspector de la zona encima, y éste a su vez a su superior... y así hasta el consejero de educación de la taifa correspondiente, que necesita decir que "el noventaypico de los alumnos aprueba" (aunque no sepa hacer una división ni con la calculadora) para ponerse la medalla y engañar al electorado (que es lo único que importa), además de poder quitarse a los chavales de en medio, y que los aguante el siguiente.
Dos casos recientes del instituto donde está este curso:
1. Examen oficial. Resultado: un desastre de proporciones bíblicas. ¿Qué hace el profesor de turno? ROMPER LOS EXÁMENES Y REPETIRLO CON LAS MISMAS PREGUNTAS. Y así hasta que apruebe un % "admisible" por el centro.
2. Se realiza una prueba unos días antes de un examen oficial... y se hace el examen con las mismas preguntas.
Lo peor de todo es que esto no se limita a centros en zonas deprimidas, sino que es lo habitual, porque el nivel general es lamentable. Por no hablar de la actitud de los docentes, que sólo se preocupan de cumplir el expediente y dejar que pasen los días sin tener problemas.
Los títulos de vuestros hijos no tienen valor, los regalan por asistir al instituto (y a veces, ni eso), y accede a la universidad gente con problemas para hacer operaciones matemáticas sencillas (una amiga es profesora en la facultad de ingenieros y está asustada con la caída del nivel; de hecho, el primer trimestre se suele dedicar a repaso de Bachillerato, porque los alumnos no llegan ni al nivel del principio de curso).
Por no hablar de la hez LGTBIHEIUASL que les meten permanentemente, claro.
Si estamos esperando a que éstos (y los que nos están metiendo por las fronteras) nos paguen las pensiones, estamos dolidos. Este país está condenado a la miseria.
Perdón por el tocho (tengo muchísimas más anécdotas que nos cuenta habitualmente, pero no quiero escribir aquí una Biblia).
Uno de mis amigos de la infancia es profesor de secundaria en la pública. Los primeros años lo iban mandando de centro en centro cada año. Evidentemente, lo destinaban a los peores sitios (ahora ya puede permitirse decir que no a algunos), y lo que cuenta es aterrador: conflictividad, ghettos, trapicheos de droja, adolescentes de determinada etnia ya madres y con matrimonios concertados, amenazas de los padres por castigar/suspender a sus hijos... y, ¿qué hace la Administración? ¡Regalarles las titulaciones! Nadie sin su título de la ESO, no vayan a salir unas cifras de hez que reflejen la realidad.
El caso es que él insiste en poner las notas que sacan los alumnos, pero tiene siempre problemas con los claustros: si suspenden muchos niños, el director va a tener al inspector de la zona encima, y éste a su vez a su superior... y así hasta el consejero de educación de la taifa correspondiente, que necesita decir que "el noventaypico de los alumnos aprueba" (aunque no sepa hacer una división ni con la calculadora) para ponerse la medalla y engañar al electorado (que es lo único que importa), además de poder quitarse a los chavales de en medio, y que los aguante el siguiente.
Dos casos recientes del instituto donde está este curso:
1. Examen oficial. Resultado: un desastre de proporciones bíblicas. ¿Qué hace el profesor de turno? ROMPER LOS EXÁMENES Y REPETIRLO CON LAS MISMAS PREGUNTAS. Y así hasta que apruebe un % "admisible" por el centro.
2. Se realiza una prueba unos días antes de un examen oficial... y se hace el examen con las mismas preguntas.
Lo peor de todo es que esto no se limita a centros en zonas deprimidas, sino que es lo habitual, porque el nivel general es lamentable. Por no hablar de la actitud de los docentes, que sólo se preocupan de cumplir el expediente y dejar que pasen los días sin tener problemas.
Los títulos de vuestros hijos no tienen valor, los regalan por asistir al instituto (y a veces, ni eso), y accede a la universidad gente con problemas para hacer operaciones matemáticas sencillas (una amiga es profesora en la facultad de ingenieros y está asustada con la caída del nivel; de hecho, el primer trimestre se suele dedicar a repaso de Bachillerato, porque los alumnos no llegan ni al nivel del principio de curso).
Por no hablar de la hez LGTBIHEIUASL que les meten permanentemente, claro.
Si estamos esperando a que éstos (y los que nos están metiendo por las fronteras) nos paguen las pensiones, estamos dolidos. Este país está condenado a la miseria.
Perdón por el tocho (tengo muchísimas más anécdotas que nos cuenta habitualmente, pero no quiero escribir aquí una Biblia).