Había una vez una señora que tenía entre sus manos un manuscrito de su hijo y se lo dio a leer a un notable escritor para que lo leyera y lo valorase. El Señor en cuestión que estaba liado se la quitaba de enmedio como podía porque tenía otras cosas que hacer, hasta que tanto insistió la señora que el buen señor se comprometió a leérselo y darle una contestación.
A la semana, el escritor le devuelve el manuscrito a la señora y le dice: perdone usted pero esto no tiene calidad literaria.
La señora hojea el manuscrito y le dice al escritor:
Me ha engañado usted!!, no se lo ha leído todo!!, le he hecho una marca a una página y está intacta!!.
A lo que en esto el escritor le contesta:
Tiene razón señora, no me lo he leído todo.
No necesito comerme toda la manzana para saber que está podrida!!.
Lo mismo digo de este filósofo/evangelista argentino. Es una cantina demagógica y falsa contada y recontada por esta gente. Siento decir que he llegado a los diez minutos.
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Saludos.