La Segunda República en España, mes a mes y día a día; desde 1931 a 1939

No hace falta tantop detalle, repito con leerle los diarios de Niceto ALcala Zamora, republicano convencido, uno de los artifices de la II República y presesidente en los ultimos momentos cuando el Frente popular se hace con el poder es suficiente para darse cuenta que la II Repuública no era un estado democratico como tantas veces nos hacen creer.
 
¿Han publicado las memorias de don Niceto?.
Es que creo que hace ya cuatro o cinco años -o seis o siete- las encontró, o se las ofrecieron, al César Vidal, y la cosa acabó en manos de la policía y desde entonces no sabía que las hubieran publicado. Que ya les vale.

Supongo que el departamento de filtraciones las hará llegar a la plebe del común si la oficialidad sigue en stand-by (mirando pa Cuenca) sin hacer nada. Además, y por lo años que han pasado, ya no debe de haber nada por desclasificar joer.
 
Última edición:
jorobar, vaya orgía de sangre que se pegaron los abuelos.
No me extraña que en la guerra, las chicas fueran a tomarse el té donde fusilaban a los contrarios. Tanto las de un lado como las de otro. Jaleando a los bravos que se oponían o a los mansos que se dejaban acabar sin protestar. Con esos antecedentes.... se pondrían cachondas viendo acabar a hombres jóvenes.

Curas, monjas y poetas alocados. Todo era fusilable. Aunque me choca que mataran a la gente a palos ... No tenían más que ponerse en la puerta de la iglesia ...

Lo malo es que los falangistas también aprendieron a hacer guarradas.

Mala suerte por los gente de izquierdas.

A ver ganao la guerra, panda garrulos..
 
No hace falta tantop detalle, repito con leerle los diarios de Niceto ALcala Zamora, republicano convencido, uno de los artifices de la II República y presesidente en los ultimos momentos cuando el Frente popular se hace con el poder es suficiente para darse cuenta que la II Repuública no era un estado democratico como tantas veces nos hacen creer.

No es que no fuera democratica. Esque la republica era un puñetero satelite estalinista, un estado rojo, genocida, terrorista, empobrecedor y malo. Un estado fallido donde los gente de izquierdas estuvieron asesinando a todo el que no era rojo desde el primer hasta el ultimo dia durante 8 años.
 
La matanza que hundió a Azaña

Se reedita el ejemplar reportaje de Ramón J. Sender sobre la brutal represión de una rebelión campesina en Casas Viejas por parte de las fuerzas del orden republicanas

RAMON J. SENDER

19 FEB 2016


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Campesinos asesinados por las fuerzas republicanas (1933) en Casas Viejas (Cádiz).​

Destruida la choza, asesinado también con las esposas puestas Manuel Quijada y golpeada bárbaramente su mujer, Encarnación Barberán, que quiso protestar, los guardias bajaron en una columna disforme hacia la plaza y formaron en el centro. Más de doscientos hombres. El cura preguntaba tímidamente si había que usar sus servicios y preparaba un sermón para la primera ocasión en que hubiera que repartir en la iglesia “la limosna”. Los oficiales iban y venían con papeles. Después de los disparos últimos contra un grupo de curiosos, todo el mundo había vuelto temerosamente a sus casas, a sus albergues. La luz de las siete de la mañana llegaba por la parte del mar, lívida y penetrante. El jefe paseaba ante la doble fila de las fuerzas formadas. La humareda que seguía subiendo desde lo alto de la colina terciaba el cielo de la aldea con una faja negra. Ardían los cuerpos desmedrados de los campesinos. Todas las viviendas de la aldea estaban cerradas. Los jefes iban y venían con papeles. Uno dijo apresuradamente:

—Tengo órdenes rigurosas y concretas de hacer un escarmiento.

Miró el reloj y añadió:

—Doy media hora para hacer una razzia, sin contemplaciones.

Esta orden no se limitaba expresamente a los sucesos de Casas Viejas, sino que se había dado el día 11 con carácter general a todos los lugares donde se habían producido desórdenes, como otras órdenes no menos bárbaras; las fuerzas rompieron filas y se diseminaron en dirección a la torrentera, hacia las chozas de los jornaleros.

Un guardia preguntaba:

—¿Qué es una razzia?

Y otro respondía, cerrando la recámara del fusil:

—Que hay que cargarse a María Santísima.

En las calles no había un alma. Los campesinos permanecían con sus familias, silenciosos, en las chozas. A la puerta de una de ellas lloraba el niño de once años Salvador del Río Barberán. Llevaba en la mano un cartucho de fusil, disparado. Los guardias le dijeron, riendo:

—Tira eso, muchacho, que no es un pastel.

Luego empujaron la puerta. En el fondo, el viejo Antonio Barberán —el de la chaqueta de rayadillo— yacía sobre un charco de sangre. El muchacho lloraba y juraba que su abuelo no era anarquista. El guardia bisoño subió calle arriba con los otros, conocedor ya de lo que era una razzia. Atrás quedó el muchacho midiendo con los ojos la soledad de la calle. El pueblo había enmudecido. Después de las ilusiones de la noche del día 11, todo volvía a su viejo ser. Las tierras seguirían alambradas y cercadas “para nadie”. El hambre y la desesperación, el no hacer nada y la esperanza —como único horizonte— de que el cura los convocara un día u otro —quizá mañana, siempre ese “quizá”— para darles un bono de una peseta canjeable por sesenta céntimos de víveres; ese porvenir inmediato les aguardaba. No se veía otra cosa en los meses que faltaban hasta la siega. Las hoces esperaban clavadas en la paja de la techumbre. La ilusión de las cuarenta y ocho horas anteriores los había vivificado. Nadie se acordó de comer ni de dormir.

Pero la represión, la destrucción de la choza de Seisdedos, los asesinatos de Francisca Lago y de su padre cuando intentaban huir con las ropas ardiendo, todo aquel estruendo de bombas y fusilería al que estuvieron atentos los campesinos desde sus camastros; el recuerdo de Manuel Quijada, esposado, que caía bajo los culatazos de los guardias y era levantado a puntapiés para morir, por fin, ametrallado frente a la choza; los asesinatos de otros tres detenidos, muertos a bocajarro junto a las cercas; la fin del septuagenario Barberán al lado de la cama que acababa de abandonar, esos acontecimientos eran conocidos rápidamente en todo el pueblo.

Durante la noche, los campesinos afiliados al sindicato, que tenían armas, huyeron. El campo los acogería en la noche fraternalmente. Por la tierra, por la superficie cultivable, todavía virgen, habían intentado implantar el “comunismo libertario”. En la conquista del campo empeñaban la vida. La habían dado ya muchos campesinos. Al campo fueron a refugiarse. Entre los que quedaban en el pueblo apenas se podrían contar dos o tres testigos de los sucesos y miembros del sindicato.

En la aldea había teléfonos misteriosos que comunicaban con Madrid y con Cádiz constantemente. Había papel para los atestados, sellos judiciales, casas donde tomaban el desayuno los oficiales y los enviados del Gobierno —había llegado uno, de Cádiz—. Había la inseguridad de ofrecer la paz sin que la aceptara el enemigo. La probabilidad de levantar los brazos inermes ante cuatro fusiles y recibir, sin embargo, la descarga. Estaba a cada paso la tapia de los fusilamientos. En el pueblo todo les podía ser hostil. En el campo, un obscuro instinto les decía que todo habría de serles favorable.

Viaje a la aldea del crimen, de Ramón J. Sender, publicado en 1934, ha sido reeditado por Libros del Asteroide.


:pienso:
 
Hay otro pdf igual rulando x ahi desde hace años.

Conservad ésto como oro en polvo.
 
El 11 de Mayo de 1931 empezaron a quemar iglesias.
El 25 de octubre de 2019 profanarán la tumba de Franco.

Espero que la segunda fecha no salga en un pdf que manejen nuestros nietos.
 
Día 16 de junio.- Gil Robles recuenta en las Cortes el periodo entre 16 de febrero y 15 de junio: 196 iglesias totalmente destrozadas; 334 muertos, 78 centros políticos destruidos, 192 huelgas generales, 10 periódicos desechos. Ningún diputado del Frente Popular lo negó.
Casares Quiroga amenaza de fin a José alopécico Sotelo.

A día de hoy todavía no les ha parecido bastante
 
¿Para que leer tanto y pensar objetivamente de un periodo histórico tan denso y complicado?

Mejor tirar de Twitter y frases cortas para las nuevas generaciones, resumir la Guerra Civil en dos párrafos de los libros de texto escolares, ver a las presentadoras buenorras de La Sexta y a los humoristas darnos su visión y ya. Lo importante es que quede claro, a día de hoy y para el futuro, que "Franco era muy malo y por eso hay que votar izquierda".
 
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