Me aterran estos relatos.
Este en particular es muy provocador, pero no desacierta en sus premisas.
Yo salí de España porque no aguanto esta humillación extrema - no porque yo desee una dominación irracional sobre la mujer (aunque querer que sean más hogareñas y contenidas tampoco es un pecado, y es, de hecho, una necesidad), sinó porque deseo el debido y justo aprecio y reconocimiento a nuestro ser, nuestro papel social (padres, trabajadores, compañeros), y nuestra mera jodida existencia - todo ello desaparecido de España hoy.
Porque nos hemos convertido en sirvientes lamebotas para catar almeja, y se nos ha olvidado (al 90% de hombres) que no hay que darles todas estas ventajas sobre nosotros.
Como los hombres españoles no van a cambiar y parecen encantados con ser esclavos, la situación durará lo que duren las estructuras que han desplegado este plan sin resistencia aparente.
Es decir, durará lo que dure la capacidad de USA para sostener los mil tinglados asburdos en los que se ha metido (Nuevo Orden Mundial cultural, económico y bélico), la impresora del BCE y el modus operandi de la banca (que inundan de dinero a la sociedad feminista radical para gastar en hezs), la buena forma y el reconocimiento de los Estados feministas radicales Europeos (cuestionados cada vez más por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y la pobreza), el nuevo rol de China decidiendo cositas y comprando medios occidentales, y el ritmo de las hordas africanas que vayan llegando.
El declive va a buen ritmo y nos esperan entretenidos tiempos barbáricos de burka, violaciones grupales, palizas, degollamientos, lapidaciones, ácidos en caras y narices cortadas.
Entre tanto, survivalismo mental, lonchafinismo económico y pilinguis esporádicas - si yo estuviera en España es lo que haría.
Nos ha tocado un ínterim de hez como generación pero de nosotros depende sacarle el máximo partido y tunear un poco este destino horrible de una o dos generaciones de hombres excluídos de reconocimiento social que nos ha tocado.