En su libro Victorias frustradas, Von Manstein dio su opinión, muy interesante, sobre la forma en que Hitler dirigió el ejército alemán. Manstein conoció a Hitler y fue jefe del grupo de ejércitos sur en el frente ruso.
Dijo que Hitler conocía bien las armas propias y las enemigas. Daba una gran importancia a la ventaja tecnológica en las armas propias. No tenía conocimientos tácticos suficientes, ni sabía estrategia, pero sabía captar las oportunidades que ofrece un buen plan operativo. Pero no sabía calcular la relación que existe entre los objetivos militares, el tiempo, el espacio, la logística y los medios militares disponibles. No se daba cuenta de que una ofensiva importante requiere disponer de reservas grandes, que puedan derrotar las contraofensivas enemigas y sustituir a las unidades propias muy desgastadas por los combates.
Pensaba que Hitler creía que todo se solucionaba no cediendo un palmo de terreno, algo que no servía en el frente ruso, dónde los alemanes carecían de tropas suficientes para defender un frente de más de dos mil kilómetros, con inferioridad numérica, sobre todo a partir de 1943. Dijo también que Hitler confundía sus deseos con la realidad y no se daba cuenta de que no podía ganar la guerra con una insuficiencia muy grande de fuerzas militares. En resumen, pensaba que Hitler era un aficionado cuyo mando fue muy perjudicial para Alemania y su ejército, pues no quiso delegar el mando de las operaciones militares en uno de sus generales, y no estaba capacitado para mandar el ejército alemán.