Sin conocer el caso a fondo - sólo una muy breve noticia en la prensa -, no veo negligencia alguna de ningún funcionario. Simple y llanamente se aplicaron los procedimientos dados por las leyes y la jurisprudencia existentes.
Diputados, senadores, politicastros y ciertos jueces vendidos perpetran aberraciones como esta, los funcionarios somos los que damos la cara y, en la medida de nuestras modestas posibilidades, a veces enderazamos las cosas.
Es más, debemos felicitarnos de que esos funcionarios de policía fuesen meticulosos en el desempeño de trabajo y procediesen a contrastar el testimonio de esa hija de Satanás con las grabaciones de las cámaras de seguridad. Lo fácil hubiese sido dar por bueno ese falso testimonio y dejar que un inocente se pudriese en la guandoca.
(Abro aquí un paréntesis dirigido a los que critican la fijeza de los funcionarios. Supongamos que los agentes de policía pudiesen ser despedidos como cualquier otro trabajador. En ese caso dudo mucho que estos agentes de policía revisasen esas grabaciones: serían vulnerables a las coacciones del politicastro de turno y lobbies feminista radicals y, por tanto, se abstrendrían de hacer nada que contradijese el relato feminista radical.)
Por lo demás, de acuerdo con los cuatro años de guandoca para esa arpía; la indemnización económica al inocente, a cargo de sus padres y no de mis impuestos.