Estas pero que muy equivocado, le das a la izquierda un falso garantismo que no tiene, pero que utilizan como propaganda mediática ya que ese garantismo que tú le das va en función de estar adherido o no al pensamiento único reinante, pensamiento único precisamente de izquierdas, lo cual demuestra ya la falta de derechos de la izquierda, pero en cambio presumen de ello.
De hecho estos bots, puestos en marcha por la izquierda precisamente es lo que demuestra la falta total de derechos, ah y te lo dice alguien que sabe lo que es programar bots, hoy ya no me dedico a eso, por eso se, que o son casos muy muy claros con parámetros muy muy claros de entrada y que estos no fallen, cosa que pasa, a eso sumale encima que el programador no la haya cagado en los algoritmos del flujograma, con eso van a tener reclamaciones y contenciosos a tutiplem.
A ver: todos usan la propaganda, nadie tiene la exclusiva
La diferencia es si se más o menos talibán en su uso
La derecha puede permitirse tener más manga ancha, ser más laxo, porque piensan o creen que disponen de más recursos y de más margen de actuación, pero la intención también es cortar la libertad, sesgar la verdad para beneficio de sus fines. El problema es que realmente ni existe la convicción ni se tienen pretensiones transcendentes. Se trata de exigir un obligado cumplimiento que no pretende ir más allá ni tener fondo alguno. La apropiación del relato oficial de los hechos es superficial y pasajera. En cuanto cesa el asunto se va a otra cosa y punto
Las izquierdas, por necesidad y andar más justos de todo, son más mezquinas y pretenden credibilidad sin fisuras alegando legitimidad. Cuando se da una crisis humanitaria en la que la escasez limita la libertad de elección por falta de recursos la izquierda encuentra su legitimación. Exigen fe ciega, inmersión e integridad y se adueñan del relato de los hechos sin pudor alguno.
El tema es cuando la realidad de los hechos les deja sin causa, esto es, sin contenido para justificar su doctrina. Es entonces cuando tienen que usar la fuerza y la represión que tanto echan en cara. El problema es cuando la fuerza mayor no existe, es ficticia o fabricada para el caso y que lo que de verdad se persigue es el ánimo de lucro de alguien. Se trata de un fraude.
Desgraciadamente la voracidad recaudatoria no es exclusiva ni de unos ni de otros. A todos les va a ir bien si una herramienta funciona en ese sentido. El dinero es bueno para todos, los unos y los otros.
Inicialmente los bots eran la excusa perfecta para prescindir de mano de obra en las empresas privadas. El pretexto de ahorro económico y de deshacerse de mano de obra no cualificada vendió ese producto.
En las empresas tiene sentido porque pueden discriminar a su clientela. La eligen y la marginan en función de sus intereses. En teoría deben respetar los derechos y libertades pero tienen el derecho de admisión en el sentido más amplio de la expresión. Cuando alcanzan sus objetivos están en su derecho de morir de éxito previo pago de su importe. Y no pasa nada
La administración no puede discriminar al cliente porque cliente lo es la inmensidad de la población general de un país. No tiene reservado el derecho de admisión, ergo, su labor es infinita. Por razón de economizar costes el bot no tiene sentido porque al abarcar más número de casos también suben los números en la gestión y las incidencias que se provocan y no es una excusa para paralizar la gestión. No puedes confiar en el que el bot vaya a alcanzar la total inmensidad de los casos porque el ser humano en su libertad y con su conducta da pie a que surjan imprevistos.
Es por eso por lo que no economizas costes laborales, no prescindes de la necesidad de mano de trabajo y tampoco disminuyes de carga de trabajo. Al contrario: ésta cambia de nombre y de forma y aumenta por causa del gran número de expedientes que genera el bot por de la revisión y subsanación de incidencias, errores y reclamaciones.