Los beneficios y su margen dependen del consumo.
Me estás diciendo que si invierto en una fábrica de bolígrafos, y no vendo ni uno (no consumo) ¿De dónde salen mis beneficios?¿Donde esta ahí el retorno de la inversión?
¿Como voy a pagar los gastos derivados de operar?
En serio que tenéis un serio problema. Vais de liberales y no entendéis como funciona la economía.
Os pasa algo parecido a los hermanos Garzón, pero por lo menos ellos tienen claro este punto.
Me quedo a la espera de tu explicación
Sinceramente creo que el que no lo entiende eres tú.
Si yo pongo una fábrica de bolígrafos, en un mercado maduro, para poder vender necesitaré:
- Ofrecer lo mismo más barato. Porque mi sistema de producción es innovador
- Ofrecer un valor añadido nuevo por el mismo precio que otras marcas.
En ambos casos estoy creando riqueza, no solo porque yo gane dinero, sino porque
el consumidor gana más. O libera parte del coste para gastarlo en otra cosa, u obtiene más por el mismo dinero. E incluso fuerzo a la competencia a que se ponga las pilas y mejore.
Estimular el consumo de cualquier forma artificial lo único que consigue:
- Distorsionar las necesidades reales, puesto que a unos se les restringe el consumo mientras a otros se los amplía. Y no me refiero solo a funcionarios o pensionistas; cada vez que hay un estímulo se está cambiando la demanda de alguna forma
- Provocar inversiones sobre bases irreales, basadas en el propio estímulo, que dejarán de ser productivas en el momento que cese este
- Provocar un gasto estatal que no tenga sentido. Pasa ahora con el estímulo absurdo del automóvil, resulta que los que más ventajas tienen son los que tienen mucha pasta y se compran un coche eléctrico de alta gama.
- Gastar en el reparto. Cada vez que el estado gasta, tanto el reparto como el control (sin contar con las mordidas) consume una buena parte de los recursos.
Si se quiere estimular el consumo, la única forma lógica de hacerlo es bajar los impuestos para que la gente tenga más cash y decida libremente en qué gastárselo. Así las inversiones que se hagan serán sobre bases realistas, y no sobre ficciones creadas por políticos.