¿Ayuda a jóvenes para comprar o parche para que la banca venda sus peores pisos?
El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció el jueves la resurrección de las ayudas públicas a la compra de vivienda, uno de los principales motores de la burbuja inmobiliaria que acabó en la gran recesión. Esta vez no es una desgravación sino una subvención a fondo perdido, se limita a menores de 35 años y a un importe máximo de 10.800 euros —que no puede superar el 20% del valor del piso—. Pero este colectivo no va a ser el principal beneficiado de la medida. Quienes de verdad van a sacar tajada son los propietarios de las viviendas con precios más bajos, es decir, los bancos y Sareb, que reciben un importante empujón para conseguir librarse de ellas.
Aunque sin llegar a la gravedad de la situación del Popular, los bancos españoles siguen teniendo ingentes cantidades de viviendas adjudicadas en pago de créditos incobrables. El propio Banco de España señala este problema como uno de los principales lastres para la rentabilidad del sector, y como uno de los grandes riesgos que se ciernen sobre él. El BBVA incluso se ha atrevido a decir que quedan tres años más de digestión del ladrillo por mucho que se esté recuperando la economía. Por tanto,
que los contribuyentes volvamos a pagar parte del precio de la vivienda puede suponer un importante alivio para esta situación.
Este impulso también favorece a Sareb.
Aunque el banco malo no se adjudicó pisos con un valor inferior a 100.000 euros, sino que se quedaron en el balance de las cajas rescatadas, aplicó un fuerte descuento en el traspaso de los inmuebles, con lo que muchos entraron en el banco malo con una valoración inferior a esa cifra. Además, el deterioro del mercado en los siguientes ejercicios y la obligación de retasar su balance anualmente han dejado muchos pisos en precios que pueden beneficiarse de las nuevas ayudas.