Las que he puesto en fotos algún post atrás.
En España una empresa industrial es Antonio el albañil (autónomo de toda la vida alternando con otros periodos en los que, directamente, factura 0 porque todo va en neցro) y su cuñado, hijo o vecino (otro como él) que pagan el mínimo de la cuota de autónomos (porque sino tienen que ir a Cáritas a pedir una bolsa de lentejas para poder llegar a comer el día 30 de mes), que "han fundado" la empresa (industrial la llaman) AntPep, S.L. (Antonio y Pepe).
Por la mañana van a colgarle una lámpara al salón de Juana a la vez que echarle un ojo al desagüe de la lavadora que suelta agua cada vez que la pone y, después, tras previo paso por "el Mesón" a trincarse 4 cervezas, unas bravas y una bandejita de aceitunas y calamares, a media tarde (6 y media) se dan una vuelta a ver qué le puede enviar su compadre Manolo de eso que les ha dicho sobre la instalación de 4 enchufes y 2 grifos monomando en una rehabilitación del cuarto de baño de una pareja de funciovagos que dicen que España va bien porque las terrazas están llenas, y porque (gracias a su enchufe) se "ganaron" la opo que les hace entrar 3500 €/mes en una capital de provincias o pueblo medio-grande, porque ellos lo merecen.
Por eso todos están de acuerdo en llamar "industria" a las pilinguis y camareros que, o bien tienen su oficina en la rotondo del "pelígono" más cercano, o ponen cafés o alcohol de garrafón a ingleses de 21-30 años que vienen a gastarse en modo millonetis los equivalentes a 200 pounds que se ganan en un abrir y cerrar de ojos en la maloliente UK, a la vez que dan la razón a los políticos patrios con lo de la potente industria turística ejpañola mientras estos los pastorean a base de bien.
Y, ciertamente, "empresa industrial" en esos otros países es un concepto tan distinto.
Luego, que hagan las cuentas como quieran si eso corrobora su narrativa; pero que sepan que eso sólo se lo traga la parte (80-90%) del ganado lanar de la población. Y claro, nunca un sitio podrá ser igual al otro, y por eso quienes tienen juventud, formación y algo de inciativa y amor propio, se largan a la mínima ocasión sin mirar atrás.