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Será en Octubre
El joven de Lugo acusado de agredir sexualmente a su compañera de piso estando inconsciente: «Nunca me atrevería a hacerle daño»
André S. Zapata LUGO / LA VOZ
LUGO CIUDAD
El acusado, entrando en la Audiencia Provincial de Lugo este miércoles para ser juzgado por un presunto delito de agresión sensual LAURA LEIRAS
La acusación pide 9 años de prisión para el procesado, que negó haber violado a la denunciante, expareja de un íntimo amigo. Ella afirmó haberse despertado con el hombre violándola en su cama
10 abr 2024. Actualizado a las 14:47 h.
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Lo que empezó siendo una relación de amistad entre dos jóvenes compañeros de piso ha terminado con un juicio en la Audiencia Provincial de Lugo. La Sala Segunda de lo Penal acogió este martes una sesión en la que un joven, residente en la ciudad amurallada, se enfrenta a una pena de hasta 9 años de prisión por, supuestamente, haber agredido sexualmente a una joven, amiga y compañera de piso, en marzo del 2022.
El acusado negó tajantemente los hechos en el juicio, mientras que la Fiscalía y la acusación particular alegan que se aprovechó del estado de ebriedad de la chica tras una noche de fiesta y la agredió sexualmente en su habitación cuando ella estaba inconsciente. La acusación particular pide 9 años de prisión y 25.000 euros de indemnización, mientras que la Fiscalía la rebaja a 8 años y 15.000 euros.
En la sesión del juicio, el acusado se defendió con un largo y preciso relato de lo que, según su versión, ocurrió aquella noche. El joven afirmó en primer lugar que conocía a la víctima desde hacía tiempo, ya que esta había sido pareja de uno de sus mejores amigos. Debido a esta buena relación entre ambos, ella incluso se había trasladado a vivir al piso de Lugo donde el procesado residía desde hacía tiempo. Además de ser amigos, pasaron entonces a ser compañeros de domicilio.
Quedaron para cenar y tomar algo
Con respecto a lo ocurrido la noche de los hechos, el joven apuntó que no era la primera vez que ambos salían a tomar algo solos. «Yo había ido a ver un partido de baloncesto con unos compañeros de trabajo. Ella y yo habíamos quedado que, esa noche, íbamos a cenar y a tomar algo. Pensábamos regresar pronto, ya que al día siguiente queríamos ir de visita a A Coruña ya por la mañana. Cuando llegué al piso, ella ya estaba cambiada. Le dije si quería que hiciese algo de cenar y me dijo que no, que prefería bajar a tomar algo directamente porque así cogía antes 'el puntillo' de alcohol», recordó el acusado.
Durante esa noche, según su versión, pasaron por dos locales de hostelería del casco histórico de Lugo. Se encontraron con varios conocidos, los cuales, según él, «vieron que ella estaba perfectamente, en ningún caso borracha o en mal estado».
La noche se alargó y terminaron volviendo a su piso pasadas las cinco de la mañana. «Como íbamos a descansar poco, le propuse dormir juntos para despertarnos mutuamente y poder ir a A Coruña a una hora prudente», le explicó el acusado al tribunal. «Ella me dijo que claro, que no había problema, y nos fuimos a su habitación», apuntó.
Las relaciones fueron consentidas, según el acusado
Entonces, sucedió algo que, según el joven, «jamás habría pensado que podía pasar». Según su relato, notaba que «ella se sentía atraída por mí», aunque «no me lo terminaba de creer».
Poco después de meterse juntos en la cama, la joven cayó al suelo tras cambiar de posición. «Yo me asusté un poco por el ruido y le pregunté que si estaba bien. Me dijo que sí y volvió a subir a la cama», recordó. En ese momento, dice el procesado, la chica «empezó a meterme mano», y «a coger la mía y ponérsela en sus partes». A pesar de que asegura que no empezó él la relación sensual, afirmó ante los jueces que «me dejé llevar al ver su predisposición».
Al cabo de unos minutos, la joven se apartó y decidió terminar el acto sensual. «Llegó un momento que ella se despegó de mí y me dijo que era mejor que parásemos. Le pregunté si estaba bien y me dijo que si, pero que era mejor que no lo hiciésemos más y que me fuera a mi cuarto. Un rato después, la escuché llorar en su habitación. Me preocupé por ella y fui a su habitación, pero ella me dijo que no pasaba nada y me echó. A veces lloraba por unos traumas que tenía de su infancia, así que no me pareció algo tan extraño. Además, pensé que quizás estaría hablando con su exnovio, que era nuestro amigo, y que le estaba contando que nos habíamos acostado. Creo que ambos nos arrepentimos de lo que habíamos hecho porque éramos amigos y estaba este chico de por medio. Eso sí, nunca me atrevería a hacerle daño. Es una persona buena, sensible y cercana», reflexionó el acusado.
Se presentó él mismo en comisaría
Al cabo de un rato, el joven se aseó y se marchó a A Coruña a pasar el día, tal y como tenía planeado. «Yo sabía que, cuando ella estaba baja de ánimos, prefería que la dejasen sola. Por eso me fui a pasar el día a A Coruña», explicó. Estando ya en la ciudad herculina, saltaron todas las alarmas.
«Cuando encendí el móvil, vi que tenía un montón de llamadas perdidas. Leí unos mensajes de compañeros de piso y de trabajo, que decían que la policía había estado allí preguntando por mí. No entendía nada. Cogí el coche y volví inmediatamente para Lugo. Me llamó la policía y les dije que me presentaría en comisaría en cuanto llegase, y así lo hice», terminó el acusado.
La acusación particular pide 9 años de prisión y la Fiscalía, ocho LAURA LEIRAS
La denunciante alega que estaba inconsciente
El relato de la chica dista mucho de esta versión. Ella compareció en el juicio por videollamada, ya que reside fuera de España. Lo hizo asistida por un intérprete, ya que ni el castellano ni el gallego son su lengua materna. La joven, a las preguntas de las partes, explicó que apenas recordaba nada de aquella noche a partir del momento en el que salieron de fiesta.
«Estuvimos por ahí hasta más de las cinco de la mañana. Bebimos de todo y yo tomé bastantes cosas. Habíamos empezado una botella de vino en el piso antes de salir, y la terminamos al volver de madrugada. Yo estaba muy borracha, la verdad», resumió.
Su memoria fallaba al tratar de recordar qué ocurrió de vuelta en el piso. Afirmó ante el fiscal que no sabía nada de ninguna conversación previa a irse a la cama, y mucho menos recordaba haber aceptado dormir con su compañero en la misma habitación. «Cuando llegamos a casa, me metí en mi cuarto y me cambié de ropa. Me puse el pijama y me fui a la cama. Estaba sola», aseguró.
Tasa superior a los 1,2 miligramos por litro
Lo siguiente que recuerda, según afirmó ante el tribunal, fue despertar entre las ocho y las nueve de la mañana y ver a su compañero en la misma cama, manteniendo relaciones con ella. «Estaba pegado a mí, por detrás. Tardé en recuperar la consciencia, pero cuando me di cuenta de lo que estaba pasando ya me aparté y le dije que se fuera», explicó.
Después de que el joven se marchase, la joven afirmó haber pasado un tiempo «en shock» en su cuarto. En parte por la situación, pero también porque «seguía bajo los efectos del alcohol». Al entender lo que había pasado, según ella, acudió al Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) de Lugo para recibir asistencia. El fiscal acreditó que en las actuaciones judiciales se especifica que, a las dos de la tarde, arrojó una tasa de alcoholemia superior a los 1,2 miligramos por litro.
El juicio quedó visto para sentencia y será el tribunal de la Audiencia Provincial de Lugo el que decida el futuro del joven. Pasó estos meses en libertad a la espera del juicio, pero ahora se enfrenta a una condena de hasta nueve años de prisión.
LUGO CIUDAD
El acusado, entrando en la Audiencia Provincial de Lugo este miércoles para ser juzgado por un presunto delito de agresión sensual LAURA LEIRAS
La acusación pide 9 años de prisión para el procesado, que negó haber violado a la denunciante, expareja de un íntimo amigo. Ella afirmó haberse despertado con el hombre violándola en su cama
10 abr 2024. Actualizado a las 14:47 h.
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Lo que empezó siendo una relación de amistad entre dos jóvenes compañeros de piso ha terminado con un juicio en la Audiencia Provincial de Lugo. La Sala Segunda de lo Penal acogió este martes una sesión en la que un joven, residente en la ciudad amurallada, se enfrenta a una pena de hasta 9 años de prisión por, supuestamente, haber agredido sexualmente a una joven, amiga y compañera de piso, en marzo del 2022.
El acusado negó tajantemente los hechos en el juicio, mientras que la Fiscalía y la acusación particular alegan que se aprovechó del estado de ebriedad de la chica tras una noche de fiesta y la agredió sexualmente en su habitación cuando ella estaba inconsciente. La acusación particular pide 9 años de prisión y 25.000 euros de indemnización, mientras que la Fiscalía la rebaja a 8 años y 15.000 euros.
En la sesión del juicio, el acusado se defendió con un largo y preciso relato de lo que, según su versión, ocurrió aquella noche. El joven afirmó en primer lugar que conocía a la víctima desde hacía tiempo, ya que esta había sido pareja de uno de sus mejores amigos. Debido a esta buena relación entre ambos, ella incluso se había trasladado a vivir al piso de Lugo donde el procesado residía desde hacía tiempo. Además de ser amigos, pasaron entonces a ser compañeros de domicilio.
Quedaron para cenar y tomar algo
Con respecto a lo ocurrido la noche de los hechos, el joven apuntó que no era la primera vez que ambos salían a tomar algo solos. «Yo había ido a ver un partido de baloncesto con unos compañeros de trabajo. Ella y yo habíamos quedado que, esa noche, íbamos a cenar y a tomar algo. Pensábamos regresar pronto, ya que al día siguiente queríamos ir de visita a A Coruña ya por la mañana. Cuando llegué al piso, ella ya estaba cambiada. Le dije si quería que hiciese algo de cenar y me dijo que no, que prefería bajar a tomar algo directamente porque así cogía antes 'el puntillo' de alcohol», recordó el acusado.
Durante esa noche, según su versión, pasaron por dos locales de hostelería del casco histórico de Lugo. Se encontraron con varios conocidos, los cuales, según él, «vieron que ella estaba perfectamente, en ningún caso borracha o en mal estado».
La noche se alargó y terminaron volviendo a su piso pasadas las cinco de la mañana. «Como íbamos a descansar poco, le propuse dormir juntos para despertarnos mutuamente y poder ir a A Coruña a una hora prudente», le explicó el acusado al tribunal. «Ella me dijo que claro, que no había problema, y nos fuimos a su habitación», apuntó.
Las relaciones fueron consentidas, según el acusado
Entonces, sucedió algo que, según el joven, «jamás habría pensado que podía pasar». Según su relato, notaba que «ella se sentía atraída por mí», aunque «no me lo terminaba de creer».
Poco después de meterse juntos en la cama, la joven cayó al suelo tras cambiar de posición. «Yo me asusté un poco por el ruido y le pregunté que si estaba bien. Me dijo que sí y volvió a subir a la cama», recordó. En ese momento, dice el procesado, la chica «empezó a meterme mano», y «a coger la mía y ponérsela en sus partes». A pesar de que asegura que no empezó él la relación sensual, afirmó ante los jueces que «me dejé llevar al ver su predisposición».
Al cabo de unos minutos, la joven se apartó y decidió terminar el acto sensual. «Llegó un momento que ella se despegó de mí y me dijo que era mejor que parásemos. Le pregunté si estaba bien y me dijo que si, pero que era mejor que no lo hiciésemos más y que me fuera a mi cuarto. Un rato después, la escuché llorar en su habitación. Me preocupé por ella y fui a su habitación, pero ella me dijo que no pasaba nada y me echó. A veces lloraba por unos traumas que tenía de su infancia, así que no me pareció algo tan extraño. Además, pensé que quizás estaría hablando con su exnovio, que era nuestro amigo, y que le estaba contando que nos habíamos acostado. Creo que ambos nos arrepentimos de lo que habíamos hecho porque éramos amigos y estaba este chico de por medio. Eso sí, nunca me atrevería a hacerle daño. Es una persona buena, sensible y cercana», reflexionó el acusado.
Se presentó él mismo en comisaría
Al cabo de un rato, el joven se aseó y se marchó a A Coruña a pasar el día, tal y como tenía planeado. «Yo sabía que, cuando ella estaba baja de ánimos, prefería que la dejasen sola. Por eso me fui a pasar el día a A Coruña», explicó. Estando ya en la ciudad herculina, saltaron todas las alarmas.
«Cuando encendí el móvil, vi que tenía un montón de llamadas perdidas. Leí unos mensajes de compañeros de piso y de trabajo, que decían que la policía había estado allí preguntando por mí. No entendía nada. Cogí el coche y volví inmediatamente para Lugo. Me llamó la policía y les dije que me presentaría en comisaría en cuanto llegase, y así lo hice», terminó el acusado.
La acusación particular pide 9 años de prisión y la Fiscalía, ocho LAURA LEIRAS
La denunciante alega que estaba inconsciente
El relato de la chica dista mucho de esta versión. Ella compareció en el juicio por videollamada, ya que reside fuera de España. Lo hizo asistida por un intérprete, ya que ni el castellano ni el gallego son su lengua materna. La joven, a las preguntas de las partes, explicó que apenas recordaba nada de aquella noche a partir del momento en el que salieron de fiesta.
«Estuvimos por ahí hasta más de las cinco de la mañana. Bebimos de todo y yo tomé bastantes cosas. Habíamos empezado una botella de vino en el piso antes de salir, y la terminamos al volver de madrugada. Yo estaba muy borracha, la verdad», resumió.
Su memoria fallaba al tratar de recordar qué ocurrió de vuelta en el piso. Afirmó ante el fiscal que no sabía nada de ninguna conversación previa a irse a la cama, y mucho menos recordaba haber aceptado dormir con su compañero en la misma habitación. «Cuando llegamos a casa, me metí en mi cuarto y me cambié de ropa. Me puse el pijama y me fui a la cama. Estaba sola», aseguró.
Tasa superior a los 1,2 miligramos por litro
Lo siguiente que recuerda, según afirmó ante el tribunal, fue despertar entre las ocho y las nueve de la mañana y ver a su compañero en la misma cama, manteniendo relaciones con ella. «Estaba pegado a mí, por detrás. Tardé en recuperar la consciencia, pero cuando me di cuenta de lo que estaba pasando ya me aparté y le dije que se fuera», explicó.
Después de que el joven se marchase, la joven afirmó haber pasado un tiempo «en shock» en su cuarto. En parte por la situación, pero también porque «seguía bajo los efectos del alcohol». Al entender lo que había pasado, según ella, acudió al Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) de Lugo para recibir asistencia. El fiscal acreditó que en las actuaciones judiciales se especifica que, a las dos de la tarde, arrojó una tasa de alcoholemia superior a los 1,2 miligramos por litro.
El juicio quedó visto para sentencia y será el tribunal de la Audiencia Provincial de Lugo el que decida el futuro del joven. Pasó estos meses en libertad a la espera del juicio, pero ahora se enfrenta a una condena de hasta nueve años de prisión.
