Jazz, rock, arte y música "moderna", etc. Así se fraguó la destrucción programada de la cultura europea.

Éste es un sesgo muy común entre población incluso no aborregada. La verdad, es que no todo el mundo está preparado para asumir que efectivamente, por mucho que te retrotraigas en el tiempo en materia audiovisual, no vas a escapar de la manipulación que han estado llevando a cabo. No hay una pureza ni una actitud inofensiva en las películas por muy antiguas que sean. Desde que existe esta sarama se han estado pudriendo los valores de la gente que en aquella época eran el civismo, el deber, el honor, la nobleza, la integridad jovenlandesal... Para transformarlos en dominadores, pisoteadores, mentirosos, vendemotos... (a lo Dale Carnegie) mediante la exposición a ídolos de barro cautivadores, magnéticos, atractivos (los actores y cantantes) hasta obsesionar a la población con ellos.

Esto viene de antiguo y hay que tener muchas tragaderas para asumirlo.
Habrá que seguir insistiendo. No podemos dar la batalla cultural por perdida. Al menos dejar informada a una pequeña minoría que puede ser el germen de la resistencia europea contra el capitalismo sionista y globalista.
 
Las uvas de la ira es un libro de Steinbeck.
La película la dirigió John Ford.
Elia Kazan dirigió Al Este del Edén,
también basada en la última parte de la novela homónima del mismo Steinbeck.
Ya que comentamos en el hilo de los CM anti cultura al menos demostremos que la tenemos.
 
El dodecafonismo o músical atonal fue desarrollado durante la primera guerra mundial por otro hebreo llamado Arnold Schönberg, quien, en 1931, poco después de proclamarse la República en España, se instalará con su mujer en Barcelona durante un año.

Para el dodecafonismo, recurrir a la tonalidad es una opción, pero no es lo corriente: prima la cacofonía y abunda la disonancia en el sentido clásico. El concepto de la música dodecafónica es en principio muy sencillo: ninguna nota posee superioridad tonal o armónica sobre otra.

Cacofonía, disonancia, igualdad... Vamos, que llevan la subversión hasta en los acordes musicales. Nada se salva.
 
Última edición:
La música como el deporte está para disfrutarla, convertirla en una bandera (clásica blancos, jazz neցros y alubio*s) me suena a pensamiento dicotonómico exclusivo y generador de repruebo, la batalla cultural si la hay será integradora como lo fue el cristianismo español en su época imperial, será así o fracasará, creo que todavía muchos no lo han entendido.

¿Que tiene de malo escuchar esto?:

 
Última edición:
Hablando de música y arte "moderno", presento uno de esos libros heterodoxos y olvidados que algún día habría que escanear y subir a las redes. Imprescindible.

IMG_20220223_203926_204.JPG
50249962_26618987.jpg
 
gettyimages-517432200-612x612.jpg

Veamos un caso concreto como ejemplo de lo que he expuesto en el texto inicial que abre el hilo. Se trata del pianista y compositor de jazz Duke Ellintong (foto al piano), quien desde 1950 efectuó numerosas actuaciones con su orquesta por Europa patrocinadas por el Departamente de Estado norteamericano. Estas giras incluian también su presencia y actuación tras el Telón de Acero.

La visita de la orquesta de Duke Ellington a la Unión Soviética (URSS) entre septiembre y octubre de 1971 marcó su gira más importante y publicitada por el Departamento de Estado, luego de las aclamadas giras estatales de la década de 1960 que realizaron en Oriente Medio, Cercano Oriente, Asia y África. La gira soviética se produjo durante los esfuerzos del presidente Richard Nixon para establecer la distensión en el apogeo de la Guerra Fría entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y China. Ellington encontró no solo aceptación en los países comunistas y satélites, sino también un entusiasmo rabioso que desmentía el desprecio o la censura del gobierno soviético oficial hacia el jazz estadounidense.

1101560820_400.jpg
El semanario "Time", dirigido por el masón Henry Luce, muy vinculado a la CIA (ver artículo inicial), promoviendo la "música moderna". Ellintong en portada, fecha 20.08.1956. El subdirector de redacción, Otto Fuerbringer, responsable de las historias de portada de la revista Time, era miembro del Council on Foreign Relations (CFR).

Ellington quería que sus actuaciones y su presencia encarnaran las diferencias entre lo que él veía como la libertad y la democracia de su país de origen y la situación actual en la Unión Soviética. Ellington tuvo un fuerte impacto, el más fuerte que cualquier artista estadounidense haya tenido hasta ahora en la Unión Soviética. "El jazz los calienta: Ellington asombra a los soviéticos", escribía el periodista S. Broening para el "Chicago Sun-Times", el 14 de septiembre de ese año.

El judío Dr. Harvey G. Cohen es autor de un largo ensayo sobre la segunda gira de Ellington por el Este que comparte muchos de los contextos sociopolíticos de la primera. Publicado originalmente en la revista Popular Music comoVisions of Freedom: Duke Ellington in the Soviet Union (2011), el ensayo explica la segunda gira patrocinada por el Departamento de Estado de Ellington.

Richard_Nixon_and_Duke_Ellington_1969.jpg
Ellington recibiendo la Medalla Presidencial de la Libertad por parte del presidente Nixon 1969.

Por supuesto, Ellington no fue el primer músico neցroide de jazz en dar un paseo por la Plaza Roja. Antes que él, Sidney Bechet, Benny Goodman, Earl Hines y Charles Lloyd habían actuado en la URSS. Pero por varias razones, las más obvias, era el músico de jazz más esperado de la Unión Soviética.

Conviene señalar que el agente comercial de Ellintong era el judío Irving Mills, mientras que los letristas de muchas de sus célebres canciones eran sus conraciales Dorothy Fields, Harold Arlen y Ted Koehler.
 
La degeneración y debacle del buen gusto musical se iniciará con el jazz
Si realmente te parece que el jazz es de "mal gusto" y, por extensión, toda la música contemporánea del planeta, quizá no me lleve a equívoco si te sugiero el suicidio.

No me interpretes mal: pareces vivir en una época que, no sólo no existe, sino que, seguramente, nunca existió. Una realidad paralela donde las tribus humanas no tienen contacto entre sí y no evolucionan en miles de años.

La música, y el arte en general, no iban a estar toda la vida encerrados en un palacio del Sacro Imerio Romano Germánico. Hay vida fuera más allá.

Debo recordarte que somos los occidentales los que creamos América. Es un producto 100% europeo. Y qué, si fuese un producto coreano. Nada importaría.

Entiendo que el sionismo está detrás de numerosas maldades, pero llevas esa cosmovisión a un extremo donde no se sostiene. No se puede convivir con las ideas que tienes en la cabeza porque todo cuanto hay a tu alrededor está tocado por el sionismo, el cristianismo y todos los ismos habidos y por haber.

El jazz es un género musical excepcional del mejor gusto que iba a nacer con o sin la ayuda de Pannonica Rothschild.
 
Si realmente te parece que el jazz es de "mal gusto" y, por extensión, toda la música contemporánea del planeta, quizá no me lleve a equívoco si te sugiero el suicidio.
Tienes razón, el mundo actual es bastante decepcionante. Intento mantenerme en pie con las pequeñas cosas positivas. Afortunadamente, está a punto de colapsar y llegar a su fin.

Entiendo que el sionismo está detrás de numerosas maldades, pero llevas esa cosmovisión a un extremo donde no se sostiene. No se puede convivir con las ideas que tienes en la cabeza porque todo cuanto hay a tu alrededor está tocado por el sionismo, el cristianismo y todos los ismos habidos y por haber.
También llevas razón. Lo reconoció uno de los tuyos en una memorable frase: "El mundo del espectáculo es una extensión de la religión judía" (John Lennon).
 
Volver