Varoufakis, ese pobre diablo que se creía algo y en el momento de la verdad se cagó, tragando todo lo que le pusieron por delante, cuando los amos le enseñaron ese principio inmutable: Quien paga manda y quien debe obedece. Y ante eso la democracia, los derechos fundamentales, la soberanía nacional y demás zarandajas son cuentos para que los niños/siervos durmamos tranquilos.
Ahora está en modo "mal de muchos, consuelo de simples" y toda esa verborrea sirve para tranquilizar su conciencia, pensando que si otros más grandes tienen que inclinar la cabeza, lo suyo no fue tan vergonzoso.