En todos los países europeos hay movimientos y partidos anti-nwo, el último en España, VOX, con un crecimiento récord y lo que le queda, el nwo tiene que actuar ya y a toda prisa para intentar colar su agenda de golpe o no les saldrá bien, o al menos hacer el máximo daño posible a la sociedad (los amos del mundo ganan tanto si triunfa el nwo como si todo se va a la hez y acaba habiendo una guerra mundial).Está claro que mas pronto que tarde van a ir a por la opinión publica, caiga quien caiga están desesperados por imponer su Catecismo globalista. No sé por que tantas prisas, alguien les está presionando?
Obviamente no son propiedad como puede serlo un coche o una casa, pero lo natural es que estén bajo la tutela de los padres mientras son menores y que ellos se encarguen de su educación, lo que viene a decir esta tía es que esto no es así, lo cual es una barbaridad.En verdad es correcto lo que ha dicho la Montera ahí de que "los hijos no son propiedades", ni de sus padres ni del Estado ni de nadie, ya que no son objetos. Lo malo es lo que dice después criticando lo del pin.
El progresismo es la religión del globalismo y tiene sus dogmas: el feminismo supremacista;la condena del amor romántico y la familia tradicional;la ideología de género y todo lo que de ella se deriva;la promoción,que no respeto,de la gaysidad;el animalismo y veganismo;el calentamiento global culpa del hombre occidental;el cientifismo por encima de consideraciones éticas pero sólo cuando les conviene;la desaparición de las fronteras nacionales reconociendo el derecho humano a migrar...Madre mía. Esto es como si un ministro católico dijera que los hijos de los padres ateos tienen derecho a una educación libre y cristiana.
La izquierda actual, a diferencia de la de hace 30 años, se ha vuelto fanatıca religiosa. Ha hecho del feminismo una religión y algunos aún no se han dado cuenta.
Y el NWO es su catecismo.Madre mía. Esto es como si un ministro católico dijera que los hijos de los padres ateos tienen derecho a una educación libre y cristiana.
La izquierda actual, a diferencia de la de hace 30 años, se ha vuelto fanatıca religiosa. Ha hecho del feminismo una religión y algunos aún no se han dado cuenta.