cada vez que te leo dices mas y mayores subnormalidades, europa lleva AÑOS censurando la violencia contra las mujeres que ha traido la inmigracion masiva, y eso incluye a jueces y policias. El derecho a la informacion primaria en un pais normal, no en la europa globalista-hembrista-amanegrista
Alemania se está dejando atacar, agredir y violar por los pagapensiones en general y los fieles a la religión del amor en particular. O más que Alemania, las autoridades, porque a los ciudadanos no les hace ninguna gracia el clima de impunidad que señorea el país. Jueces y policía hacen la vista subida de peso y la asociación de la prensa impone la censura para no señalar a los pagapensiones.
Un caso paradójico. Un juez germano puso en libertad el pasado 24 de octubre a varios pagapensiones serbios que habían violado a una adolescente de 14 años que finalmente moriría, por haber sido abandonada en plena calle con temperaturas bajo cero.
Los hechos, ocurridos al norte de Hamburgo, fueron minimizados por la justicia hasta el punto de que el magistrado encargado del caso señaló que «los adolescentes habían confesado, parecían estar arrepentidos y ya no representaban un peligro para la sociedad».
Por la gravedad del asunto resulta muy llamativa la pasividad o la falta de respuesta de la sociedad alemana, que en el último año y medio ha asistido entre anestesiada y sonámbula al blanqueamiento por parte del establishment de la oleada de agresiones sensuales y otros delitos cometidos por pagapensiones y refugiados asentados en ese país.
La oleada de refugiados -más de un millón- que entraron a lo largo de 2015 en llamada a las políticas migratorias de Angela Merkel («Welcome refugees») han provocado tantos trastornos en las instituciones como en la propia poblacion, víctima de las políticas de sus élites.
Tanto el gobierno de Merkel como la policía y la propia prensa germana han tratado -sin rubor alguno- de ocultar y más tarde minimizar estos hechos por graves que fueran. El ejemplo más sintomático se produjo tras las violaciones masivas cometidas por refugiados fieles a la religión del amor en la ciudad de Colonia la nochevieja pasada.
Durante los días posteriores al 1 de enero de 2016 la prensa y la policía ocultaron los hechos, pero la magnitud de los mismos -más de 400 mujeres denunciaron violaciones- impidieron continuar con la campaña de omertá impulsada por las autoridades y seguida por parte de los medios de comunicación.
El motivo: ocultar la nacionalidad o religión de los culpables es imprescindible para no alentar la islamofobia o la xenofobia.
Bajo esta premisa las autoridades germanas lanzaban un mensaje inequívoco: la categoría de inmigrante o refugiado en realidad debe primar por encima de cualquier otra consideración. Así que la víctima a callar.
Tras esta primera fase de ocultación del hecho delictivo en función de la etnia o nacionalidad del infractor, se produjo una segunda de prevención sobre los hábitos o forma de vida europeos.
Pocas horas después de hacerse públicas las violaciones masivas en Colonia, la alcaldesa de la ciudad, Henriette Reker, aconsejó a las jovenes que vigilen su manera de vestir «para no provocar a los refugiados».
Claro que cuando una figura relevante como el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, advirtió de las consecuencias de la inmi gración masiva y desordenada que suponía la entrada de más de un millón de refugiados, todo el establishment se echó contra él (fue denunciado por apología del repruebo). Dos meses después las violaciones masivas en Colonia le acabarían dando la razón.
Para sustentar este clima favorable a la inmi gración masiva y los refugiados, el Consejo de la Prensa Alemán (Presserat) aplica un «código de ética para los medios», enésimo eufemismo para restringir y controlar la información a los periodistas cuando aborden este asunto.
El apartado 12.1 de este código señala lo siguiente: «Cuando se cubren delitos criminales, sólo se mencionarán los detalles sobre la religión, etnia u otros contextos sobre los sospechosos o perpetradores si es absolutamente necesario para entender el suceso del que se informa. Recuerda que esas referencias pueden fomentar los prejuicios contra las minorías».
De esta forma el pasado 17 de octubre el Consejo de Prensa amonestó al semanario Junge Freiheit por revelar la nacionalidad de tres adolescentes afganos que violaron a una mujer en una estación de tren de Viena en abril de 2016.
Según el órgano censor, la nacionalidad de los violadores «no era relevante para el caso», y que al hacer pública dicha información, «el periódico estaba presentando a los sospechosos como ciudadanos de segunda».
El semanario se negó a retirar dicho artículo de su web y Lutz Tillmanns, director general del Consejo de la Prensa, señaló que «la autocensura es necesaria para evitar la discriminación».
Por si fuera poco, este código del Consejo de Prensa también se aplica a la policía alemana, que a menudo censura la información que transmite a los medios.
Según Hendrik Cremer, del Instituto Alemán para los Derechos Humanos, la policía «no deberá proporcionar información sobre el color de piel, la religión, nacionalidad u origen nacional o étnico de un sospechoso a los medios o a la opinión pública. Sólo podrá hacerlo si es absolutamente necesario, como ocurre cuando, por ejemplo, está buscando a un sospechoso».
Sin embargo, una vez más el mundo de censura feliz que impulsan desde los despachos de Gobierno se da de bruces con la realidad.
El director del sindicato de policía GdP en Renania del Norte-Westfalia, Arnold Plickert, cree que la autocensura de la policía es contraproducente: «La impresión de que estemos aplicando la censura es devastadora para la confianza de la poblacion en las fuerzas de seguridad. Compartir información sobre los sospechosos también es importante para desarrollar estrategias de prevención. Debemos poder hablar abiertamente sobre los problemas de este país. Eso incluye hablar sobre la clara abundancia de emigrantes jovenes en nuestros ficheros criminales».
Una de estos últimos episodios coercitivos del Consejo de Prensa se produjo el pasado 2 de octubre a propósito de la violación de una mujer de 90 años frente a una iglesia del centro de Düsseldorf.
El Hamburger Morgenpost informó de que el violador era un «sintecho de 19 años» mientras que la policía de Düsseldorf describió al sospechoso como «europeo del sur con raíces norteafricanas».
Por su parte, el diario Bild reveló después que, en realidad, se trataba de un jovenlandés con pasaporte español
el 30 de septiembre un emigrante de 28 años agredió sexualmente a una mujer de 27 años en un tren entre París y Mannheim.
Aunque los medios locales informaron al principio de la nacionalidad del agresor, más tarde omitirían el dato: «Este artículo incluía inicialmente la nacionalidad del agresor. La referencia se eliminó después porque no se ajustaba a nuestras directrices editoriales; es decir, que no hay una relación entre la nacionalidad y los actos», se excusó el medio.
vaya tocho que se ha marcado hazteOir para resucitar la nochevieja en Colonia 2015, el año en que Merkel abrió la puerta a los refugiados.
Como Hazte.Oir solo cuenta lo que le interesa, te cuento yo el resto: Cuando a mediodía del día 1 empezaron a llover las denuncias en comisaría, el lander en cuestion pidió a la policia que bajara el tono en sus informes y utilizara la expresión "agresiones sensuales" en lugar de "violaciones" , temiendo que la extrema derecha se viniera arriba en un pais en el que el pasado nancy aún pesa -- lo que no impidió que en los dias siguientes la policia rindiera cuentas al público de todas las denuncias recibidas, incluidas las denuncias por "violación". A partir de ahi, las webs neo-nazis se montaron una conspiracion judeomasónica respecto a un supuesto plan de Merkel para destruir la raza aria en connivencia con jovenlandeses y alubios.
La realidad es que partir de ese rudo despertar Alemania reformó la ley , para incluir los "tocamientos" como delito sensual y tipificar "violacion" como sesso no consentido -- medie violencia / resistencia de la victima o no medie, reformas legales que las organizaciones feministas llevaban años reclamando. Y es que muchos años antes de que llegaran los refugiados, los jovenes blancos ya abusaban y agredian (tocaban y/o penetraban) a las jovenes en medio del jolgorio y el alcohol.
El otro caso sonado al que se refiere HazteOIr es la violacion grupal de Hamburgo , donde no hubo tentiva de ocultamiento "semántico" por parte de lander en cuestión sino la suspension de castigo por un tribunal judicial a unos MENORES BLANCOS (que no jovenlandeses) que se habian "arrepentido" de sus actos (el +18 fue a prision como todo hijo de vecino). El caso causó tal revuelo en el público que la justicia alemana tuvo que retractarse y revisar el caso (como en el caso de La Manada).
Por lo demás, los medios de comunicación alemanes , como los españoles, son muy libres de publicar los datos que consideren oportunos. Algunos inciden en el tono de piel de victimas y agresores , otros se limitan a publicar nombres y apellidos y las imágenes correspondientes, asi como la nacionalidad en el caso de que sean extranjeros.
¿De donde sacas entonces que en Europa los gobiernos censuran a los medios de comunicación y que esa censura incluye a jueces y policias?
Dirás mas bien que son muchos los medios que practican la auto-censura en el ejercicio de su responsabilidad social. Para promover el discurso del repruebo ya estan los medios de la extrema derecha y las webs neo-nazis.