" A grandes rasgos, los tíos primero pensamos en cómo justificar algo que queremos hacer y luego lo hacemos; ellas primero hacen algo que quieren hacer, y luego piensan para poder justificarlo y encajarlo de alguna forma en su sistema de creencias.
Así que, tu mujer se ama al jardinero porque está cachas y la pone cachonda, y luego le da vueltas hasta conseguir resolverlo sin que desentone con las ideas que tenía previamente ("yo no soy ninguna fruta"). Al final, deduce que si se ha comido la platano del jardinero, es porque tú eres un cosa que no la hacía sentir mujer.
Así que, si no lo eras desde el minuto uno, enhorabuena: ahora ya lo eres. Y encima es culpa tuya: debería darte vergüenza, pobrecita.
Una mujer no desprecia a nadie tanto como al tío al que ya le ha puesto los cuernos: pasa a ser "este" antes de que termine de subirse las ropa interior. "Este ha venido a comer: no puedo hablar contigo, amor"; "¿Y para qué me llama ahora este?".
Da igual que el tío esté cachas, sea guapo, tenga pasta, un buen trabajo, platanón, labia, cochazo y moto: en cuanto ella le ponga los cuernos, él pasa a estar por debajo del friki solterón en la pirámide trófica. "