¿Cuántos hijos y abuelos viven contigo? ¿Cuánto mide tu casa?
¿Tienes el sueldo asegurado o peligra tu trabajo?
Ay cuantos estereotipos...
Vivo con mi madre de 67 años en un piso de 70 metros cuadrados.
Trabajo como cuidadora en una residencia de ancianos, mi contrato expira el 31 de marzo y ese día seguramente vaya al paro.
Así que vivo el confinamiento teniendo que ir a trabajar a un trabajo de alto riesgo, sabiendo que tengo altas probabilidades de contagio, y que a la empresa le importa un carajo.
Pero sabes qué? A mi me importan las personas a las que cuido y que, si decido no ir, van a estar más solas, o con alguien nuevo que no conocen.
Y mis compañeras, las cuales, me traguen o no, si decido no ir a trabajar, van a tener que hacer el mismo trabajo, con una persona menos.
Y, sí, también me importa mi propia persona, porque si decidiese no ir a trabajar, que miedo y angustia tenemos todos, no me lo perdonaría.
Ésta es mi preocupación estos días: vencer el miedo, y cumplir con mi responsabilidad para, una vez acabado mi turno, poder llegar a casa a descansar.
Así que, por favor, menos deducir la situación personal de cada uno.