el milagro australiano hace aguas.
¿todo culpa de un torneo de tenis?
Melbourne se confina y el Open sigue, pero sin público
Melbourne amaneció este viernes con un sobresalto, después de que se detectasen varios positivos por el bichito-19 de varias personas alojadas en un hotel del aeropuerto de la ciudad. En consecuencia, el gobierno de Australia decretó un confinamiento severo de cinco días para tratar de contener el brote epidémico, que hasta registra 13 contagios. La actividad se detiene prácticamente por completo, pero no el tenis. Pese al anuncio, la organización del
Open de Australia emitió un comunicado en el que señalaba que el torneo no corre peligro y seguirá disputándose; eso sí, sin público al menos hasta el próximo jueves.
En virtud de las restricciones, unos cinco millones de personas de la segunda ciudad más grande de Australia deberán permanecer en casa a partir de la medianoche del viernes. No así los tenistas, que de momento contarán con un permiso para desplazarse desde sus hoteles a las instalaciones de Melbourne Park, y viceversa. El complejo se considera un “lugar de trabajo”. Ejemplar en la contención de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo desde su inicio, el país oceánico registra hasta ahora 28.879 casos y 909 fallecidos; en contraposición, España ha superado ya los tres millones de casos y la cifra de muertes asciende hasta 64.218 personas.
Según anunció el primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, solo continuarán una serie de actividades esenciales y los ciudadanos de Melbourne tan solo podrán salir de sus domicilios para comprar artículos básicos, cuidar a otras personas, realizar trabajos básicos y practicar la actividad física.
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“Las restricciones están destinadas a asegurarnos de que respondemos de manera apropiada a la cepa de cobi19 más infecciosa y la más rápida que jamás hayamos visto”, señaló Andrews, convencido de que con “esta reacción corta y punzante” se podrá cortar la propagación y evitar que se le escape de las manos. En 2020, Melbourne pasó una cuarentena de más de 100 días que finalizó en las últimas fechas de octubre para acabar con un brote que costó la vida a más de 800 personas.
Antes de que arrancase el Open, demorado tres semanas con el objetivo de que los jugadores y los profesionales del tenis pudieran completar la cuarentena exigida a la llegada al país, se detectaron varios positivos en tres de los vuelos que fletó la organización del torneo. Aquellos jugadores que viajaban en dichos chárter tuvieron que cumplir un encierro absolutamente rígido, con la prohibición de abandonar sus habitaciones durante 15 días. Después,
otro positivo de un empleado de uno de los tres hoteles oficiales en los que se concentraban los tenistas disparó la alarma y obligó a hacer pruebas a todos ellos. Todas ellas fueron negativas.
El único positivo registrado relacionado con el torneo fue el de la española
Paula Badosa, pero en su caso tuvo origen en el vuelo. La catalana, de 23 años y afectada por la cepa británica,
fue trasladada de forma inmediata a un hotel medicalizado y permaneció un total de 21 días confinada.
Mientras tanto, el Open ha acogido estos días un 50% del aforo habitual, pero se han podido ver escenas de aficionados reunidos en las gradas y sin mascarilla, salvo cuando se ha cerrado la cubierta de la pista por la lluvia. Según apuntan los datos recogidos por la federación australiana, Tennis Australia, el evento acogió el primer día 17.922 espectadores; el segundo, 17.381; el tercero, 19.900; y el jueves la asistencia llegó a los 21.010. El tope diario fijado por la organización es de 30.000 diarios, aunque la cifra iba a reducirse a 25.000 por día.
“Que haya público o no, marca una gran diferencia, pero ahora estamos hablando de que se pueda seguir jugando o no, que no congelen el torneo. En ese sentido, estoy muy contenta de que vayamos a seguir jugando; es una lástima por el público, porque tendrá que esperar unos días para venir otra vez”, manifestó
Garbiñe Muguruza después de batir a Zarina Diyas por un doble 6-1 y alcanzar así los octavos de final