Buenas,
Hoy traigo pocas pacoanecdotas. Hoy, muy a mi pesar, siento la necesidad de opinar.
He leido el artículo de Ernest Folch. No se me ocurre nada no delictivo que pueda decir al respecto, así que callaré.
Pero me paso al lado proselitista: después de mucho leer, experimentar y preguntar a gente que sabe más que yo y que está en la trinchera con vistas privilegiadas, estas son mis conclusiones. Vaya por delante que soy pacunado, y hasta ahora a quien me ha pedido consejo le he recomendado pacunarse por encima de los 30-35 en función del estado de salud, y no pacunarse a los menores de esa edad sanos.
- Me parece bastante probado que estas banderillas causan más efectos secundarios que ninguna otra que haya conocido.
- Me parece bastante probado que la mayoría de esos efectos (a veces más suaves, a veces más duros) desaparecen como mucho en una semana.
- Me parece bastante probado que también hay casos en los que se cargan gente. Pocos, sin duda, pero los suficientes como para suponer un riesgo mayor que el propio el bichito en según que franjas de edad.
- Me parece bastante probado que estas banderillas proporcionan una potente protección TEMPORAL frente a enfermedad grave y Uci: aquí me baso en lo que me dicen DIRECTAMENTE amigas personales que llevan enterrando muertos por el bichito desde sus ucis desde marzo del año pasado.
- Me parece bastante probado que a los cinco o seis meses la inmunidad que ofrecen cae en picado: no me parece bastante probado todavía si eso se debe a la edad de los pinchados o al mero paso del tiempo. Lo sabremos en pocos meses.
- Me parece bastante probado que las decisiones de los diferentes gobiernos, sobretodo los que más conozco y me afectan, esto es, el hezpañol y el cagalán, no han sido tomadas en ningún caso pensando en el bien común, sino, dependiendo del momento: a) pensando en sus pilinguis hezs de intereses particulares b) sin tener ni idea de lo que hacían c) actuando como puñeteros orates. Eso en el mejor de los casos. En el peor no me meto, pero conspiraciones tenéis las que queráis.
- Me parece bastante probado que estas banderillas no evitan el contagio de la enfermedad.
Tuve una conversación con mi pediatra, le pedí consejo sobre la vacunación a mis pequeñas. Me dio un sí acrítico. Previamente le había preguntado por otra banderilla, la del papiloma (dudo sobre si ponérsela o no a mi mayor, una doctora de reconocido prestigio amiga de la familia es contraria a esta banderilla). Primero me dijo que por supuesto, cuando luego le dije que X la desaconsejaba reculó un poco y reconoció que es cierto, que al principio hubo cierta polémica. Después de eso no quise discutir con ella con respecto a la pacuna el bichito infantil, me quedé con su respuesta acrítica y mi desengaño con respecto a ella.
Son tiempos dolidos, shurs, el fanatismo campa a sus anchas y tiene mil pilinguis caras. A veces se disfraza de magufo y a veces viste bata blanca.
El fanatismo es el enemigo, no os equivoquéis: venga de la derecha, de la izquierda o del extremo centro.
Ah, lo olvidaba: todos los que insinuen la posibilidad de hacer obligatoria la banderilla son unos hijos de la gran fruta.
Los que, además, insinuan la posibilidad de hacerla obligatoria para niños....
Cuidado pues ahí afuera.
Saludos
L