Zen/Paz me cae bien, por eso participo a veces en sus hilos attentionwhoreantes. Me decepcionó que se alineara en principio con la fruta jovenlandesa defendiéndola y cumplió la típica hoja de ruta de la mujer española postmoderna que tanto criticamos aquí, pero llegada la edad de la madurez, en lugar de seguir infantilmente enrocada en los planteamientos que la han llevado a una vida insatisfactoria y culpar de todo a los hombres, ha sido capaz de reflexionar y al menos replantearse ciertas cosas.
Al final, las mujeres son mujeres y se comportan como mujeres; pero se agradece que alguna admita que la milonga del empoderamiento y la soledad autoinducida son una mala estrategia vital.
De todas formas, el panorama masculino tampoco es para tirar cohetes. El postmodernismo ideológico ha castrado a hombres y mujeres (más a las últimas que a los primeros).
Castrar no, enfrentar. No es lo mismo.
Y no es postmodernismo, no te equivoques, es el nuevo nicho de negocio sin ideología ni proyecto alguno.
Pillan de aquí y de allá y te presentan un nuevo producto, que suena a caracola de mar pero que está totalmente hueco.
Puro márqueting acompañado de caras bonitas (parece ser que los políticos feos ya no están de moda) para vender la moto al más clásico estilo del Corte Inglés.
Y todo por los interereses de unos terceros que son minoría y quienes se llevan el fruto que realmente les interesa, el poder y la pasta.
Si un día, ya hace un siglo, fue la lucha de clases, entonces con motivos reales, ahora lo es la de sexos, una construcion totalmtente artificial que genera suculentos beneficios y cuotas de poder.
Y por ello mismo, ningún partido, diga lo que diga y se disfrace de rojo o verde, se priva de ir a pillar un trozo del pastel.