El hombre salió de Euskadi, porque al igual que la inmensa mayoría de los de su generación, en España se sentía con menos futuro que un mejillón en el desierto.
Ahora está bien situado, es profesor de universidad igual que su esposa y allí esa gente están bien pagados y reconocidos socialmente, en relación al resto de la población.
Le deseo lo mejor, pero es que el argumentario que utiliza ante la bajada del precio de la vivienda que se está viviendo en muchas zonas del país, ante la duda de si el estado va a proteger a los inbersorej o no, como bien se ha hecho aquí, la argumentación en defensa del precio que él ha pagado por su vivienda es muy graciosa, y ahora Javier pone el grito en el cielo.