Que un partido como VOX que se autoproclama dique contra el sanchismo haya sido estéril rescatando ese voto del extinto Cs y que el PP le haya comido el café, la tostada y el zumo obedece al estrepitoso fracaso electoral de una banda cuyo resultado se traduce en un techo electoral que casi imposible van a ser capaces de remontar en el futuro. Para colmo, los catalanes han revalorizado a la alza la marca del PSOE más corrupto, ilegítimo y zascandil que se ha visto en la historia de la memocracia.
Ignacio Garriga debería sentirse avergonzado de haber liderado una candidatura que, más allá de repetir las viejas proclamas contra la inmi gración, se ha visto abrumado por los populismos de los nacionalistas. Sin vuelta de hoja, las cortesanas mediáticas y bebecharcos influencers de VOX no saben dar explicación al resultado. En sus mundos de yupi se apuñalaban la entrepierna (alguno se apuñalaba el ojo ciego más bien) imaginando a VOX con 35 escaños y autoproclamándose justos líderes de la revolución española y anticatalufa en el noreste de España. Nada más lejos de la realidad
VOX ha quedado retratado como el partido que pudo ser y no fue, gracias a las ridiculeces de sus líderes, a las extravagancias de sus cargos y a su inutilidad funcional, palpable y tangible en toda la geografía española. Ni un concejal, ni un diputado han movido un dedo. El discurso patriota se ha quedado en una emotiva carta al elector prometiéndole el idilio nacional que en la realidad no ha sido nada diferente a un fraude, con cargo electos puestos a dedo como intercambio de favor y que van a calentar un asiento en los consistorios a cambio de una nómina. Más inútiles e improductivos que una charo funcivaga subida de peso y con pelos de colores, cuya única aportación ha sido al hostelero de debajo del ayuntamiento con los cafés y los bollos que se mete entre pecho y espalda de 10 a 12 mientras frente a su puesto de trabajo cientos de españolerdos esperan a que les atiendan.
Esto es VOX. Una banda de vendedores ambulantes, de etnianos feriantes, de estafadores dignos de trabajar en Wall Street rodeados de sus amigos piojosos sionistas que han mercantilizado la bandera nacional y sus delirios les han llevado a conducir a cientos de fanáticos a hacer el estulto frente a Ferraz pasando frío y hambre, ataviados con banderas agujereadas, rezando el rosario junto a muñecas hinchables para acabar siendo alternativa a nada y una mala digestión como lo fue Podemos que acabará en forma de truño como lo han sido UPyD o Cs y reabsorbidos por la mano derecha del bipartidismo español, habiendo perdido 12 años por el camino y reeditando el binomio que se ha repartido el pastel desde el 78 dejando por el camino un reguero de corrupción, ruina, un país invadido por la gente de jovenlandia y superprogre donde defenderte de un asaltante es un delito, proteger tu casa y tu familia es un crimen y hasta ser hombre, blanco, hetero y cisgénero es una ofensa.
Garriga, dimite. VOX vete a tomar por el ojo ciego.
