Amigos, aún hay gente que trata de justificar lo injustificable. En el suplemento de Cataluña del diario Expansión del viernes 29 de septiembre, encontramos la siguiente joya a cargo de Jordi Cruz, socio director de Grup Puigverd. Vamos a contar las falacias que encontramos en este artículo de manipulación.
LA DEMANDA INMOBILIARIA COMO SEGURO DE INVERSIÓN.
"Como saben, hay un desfase entre el crecimiento del importe hipotecario y el precio de la vivienda, ya que el primero es levemente mayor. Deberían ir en paralelo, pero los expertos advierten del uso del capital hipotecario de las familias para otros destinos como un coche, un negocio, etc. Es más, los mismo bancoslo promocionan, invitando a una acomodada clase media a hipotecar su casa para hacer realidad tal o cual ilusión. Esta primera razón explica una parte del desfase, es decir, por qué el volumen de hipotecas está por encima del volumen de transacciones. Hay una segunda razón derivada de la competencia de las entidades financieras. La caza del mercado de préstamos ha llevado a posturas de salida en las que se ofrece financiación no sólo del 100 de la vivienda, sino incluso del 120%. Se pueden financiar todos los gastos e, incluso, alguna reforma extra. Y, finalmente, hay una tercera razón de tipo coyuntural que explica el desfase: la inflación favorece a los hipotecados (no hace falta ser un genio para darse cuenta de esto). Toda esta gente que ha firmado hipotecas ha comprobado, hasta hoy, que ha tomado una decisión correcta: tienen una vivienda en propiedad y el capital hipotecado ha dejado de ser significativo (debido, precisamente, al elevado aumento del precio de la vivienda). En una palabra: quien se ha hipotecado se ha enriquecido.
Sin embargo, existe una cuarta razón, relacionada con las anteriores, que nos sirve de brújula para pronosticar la buena marcha de la inversión en promociones inmobiliarias. Y tiene que ver con la generación que está tomando el relevo social y laboral del país, es decir, la nueva población activa. ¿Ven ustedes a la generación de entre 20 y 30 años con la cohesión necesaria para plantarse en bloque y decidir que no compran ningún tipo de vivienda a partir de ahora? ¿O los ven en cambio tentados por cualquier iniciativa gubernamental que les permita adquirir una vivienda con un ligero descuento? Si usted mira cómo son sus hábitos de consumo (moda, automóviles, telefonía móvil, cultura, etc.) se dará cuenta de que todas las campañas de oportunidades (es decir, de pequeños descuentos sobre el precio estándar) son exitosas. Por otra parte, también se dará cuenta de que están muy metidos en la dinámica dentro/fuera y que, ante todo, el disponer de vivienda en propiedad les sitúa dentro de un contexto social en el que quieren estar.
Cada cierto tiempo se publican estadísticas del índice de jóvenes no emancipados de nuestro país. Como sabrá, rondan la mitad o más para ciertas edades del colectivo joven (hasta 34 años). Tenemos, por tanto, una demanda latente, un amplio público dispuesto a comprar nada más que se produzca la posibilidad de que pueda acceder, cada uno individualmente, a una vivienda. Esta demanda latente echa por tierra la idea de burbuja inmobiliaria. Esto es, puede invertir tranquilamente en una promoción que empiece el mes que viene. Dentro de dos años, le seguirán quitando los pisos de las manos. Sobre todo si se cuelga el cartel de "Facilidades".
LA DEMANDA INMOBILIARIA COMO SEGURO DE INVERSIÓN.
"Como saben, hay un desfase entre el crecimiento del importe hipotecario y el precio de la vivienda, ya que el primero es levemente mayor. Deberían ir en paralelo, pero los expertos advierten del uso del capital hipotecario de las familias para otros destinos como un coche, un negocio, etc. Es más, los mismo bancoslo promocionan, invitando a una acomodada clase media a hipotecar su casa para hacer realidad tal o cual ilusión. Esta primera razón explica una parte del desfase, es decir, por qué el volumen de hipotecas está por encima del volumen de transacciones. Hay una segunda razón derivada de la competencia de las entidades financieras. La caza del mercado de préstamos ha llevado a posturas de salida en las que se ofrece financiación no sólo del 100 de la vivienda, sino incluso del 120%. Se pueden financiar todos los gastos e, incluso, alguna reforma extra. Y, finalmente, hay una tercera razón de tipo coyuntural que explica el desfase: la inflación favorece a los hipotecados (no hace falta ser un genio para darse cuenta de esto). Toda esta gente que ha firmado hipotecas ha comprobado, hasta hoy, que ha tomado una decisión correcta: tienen una vivienda en propiedad y el capital hipotecado ha dejado de ser significativo (debido, precisamente, al elevado aumento del precio de la vivienda). En una palabra: quien se ha hipotecado se ha enriquecido.
Sin embargo, existe una cuarta razón, relacionada con las anteriores, que nos sirve de brújula para pronosticar la buena marcha de la inversión en promociones inmobiliarias. Y tiene que ver con la generación que está tomando el relevo social y laboral del país, es decir, la nueva población activa. ¿Ven ustedes a la generación de entre 20 y 30 años con la cohesión necesaria para plantarse en bloque y decidir que no compran ningún tipo de vivienda a partir de ahora? ¿O los ven en cambio tentados por cualquier iniciativa gubernamental que les permita adquirir una vivienda con un ligero descuento? Si usted mira cómo son sus hábitos de consumo (moda, automóviles, telefonía móvil, cultura, etc.) se dará cuenta de que todas las campañas de oportunidades (es decir, de pequeños descuentos sobre el precio estándar) son exitosas. Por otra parte, también se dará cuenta de que están muy metidos en la dinámica dentro/fuera y que, ante todo, el disponer de vivienda en propiedad les sitúa dentro de un contexto social en el que quieren estar.
Cada cierto tiempo se publican estadísticas del índice de jóvenes no emancipados de nuestro país. Como sabrá, rondan la mitad o más para ciertas edades del colectivo joven (hasta 34 años). Tenemos, por tanto, una demanda latente, un amplio público dispuesto a comprar nada más que se produzca la posibilidad de que pueda acceder, cada uno individualmente, a una vivienda. Esta demanda latente echa por tierra la idea de burbuja inmobiliaria. Esto es, puede invertir tranquilamente en una promoción que empiece el mes que viene. Dentro de dos años, le seguirán quitando los pisos de las manos. Sobre todo si se cuelga el cartel de "Facilidades".