Carlos ha caido aquí en el error "no cambies lo que funciona".
Durante su juventud Fayna iba aceptando una relación de dominio por parte de Carlos. Ha ido perdonando. La pasión que enciende esos años de juventud, sangre caliente y sesso salvaje.
Fayna en la última etapa (se dice que se empieza a cansar de él en 2013) le advertía que ya no quería esa actitud, y Carlos pensaba "eso mismo llevas diciendo doce años, luego, seguro que quieres lo contrario a lo que dices".
Pero no, no bromeaba. Hablaba en serio. En esos años ella tendría unos 35 años, edad en la cual ya se enfila otra etapa, se madura, se toman otros objetivos y ella anhela otra clase de relación.
El tío no se daba cuenta de que cuando ella se lleva a los críos a Canarias, no buscaba que él la siguiera y le metiera caña para volver rendida a sus pies, que es lo que él pensaba. No no. Es que era de verdad. Que había cortado con él de verdad. Que no esperaba otra cosa que no volver a verlo nunca más.
Algunos creéis que su nueva pareja es lo mismo que Carlos y estoy seguro de que no. Creo que él es un carácter distinto al completo al de Carlos. Ella se ha cortado el pelo y se ha puesto en modo señora, señora que ya es adulta, que es un indicativo propiamente femenino de que ya no está receptiva al malote sino al esposo caballero. Ya no quiere largos polvos improvisados pasionalmente en la mesa de la cocina, ya no necesita eso, necesita al buen padre que otorga tranquilidad.
El hombre busca lo mismo con 18 que con 45. La mujer no. Añádele la propia inestabilidad instintiva que suelen poseer. Lo que antes les molaba ahora pueden detestarlo. El detalle poco convincente que antes toleraban hoy pueden usarlo para deshecharte.
Yo he sobrevivido a las mujeres dando por muerta la relación al iniciarla. Sabiendo que en cualquier momento ese inestable hilo puede caer, sea en dos semanas o en tres años. Sabiendo que hoy soy el más listo, el más fiera en la cama, el más atractivo y el que más mola, pero quizá mañana soy lo contrario. La cosa más profunda que me dijo nunca una mujer ("a tu lado me siento como una niña pequeña protegida") me lo dijo como cinco días antes de abandonarme.
El truco consiste en ponerse una tirita antes de que incluso te enrolles con ella, y ser consciente de que a día de hoy nada es para siempre con estas cosas.
Una vez olais que el barco se hunde (ellas dan señales inequívocas con ello) saltad de él y cortadlo todo de raíz, quedando en plan guay con ellas, y a otra cosa mariposa.