Expositores de la Feria achacan a la subida de hipotecas la fuerte caída de ventas

luenma06

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Expositores de la Feria achacan a la subida de las hipotecas la fuerte caída de las ventas Los comerciales cuantifican en un 15% el descenso del volumen de negocio de un ferial que cerró con 695.923 visitas, mil más que el año pasado

La LI Feria Internacional de Muestras de Asturias concluye con un descenso del volumen de negocio, a juicio de algunos de los expositores consultados por LA NUEVA ESPAÑA. Comerciales y gerentes de concesionarios y mueblerías, e incluso un hostelero de gran tradición en el recinto justifican la caída de las ventas en el escaso poder adquisitivo de los consumidores y la subida de las hipotecas. Al mismo tiempo, alguno de ellos entiende que es innecesario que los visitantes paguen una entrada de 3,80 euros, que aleja a muchas familias de conocer los productos y servicios que siempre ofrece Fidma. Víctor GUILLOT
Cada uno habla de la feria según le va en ella, dice Álvaro Muñiz, director de la Fidma, cuando se le pregunta qué tal ha ido este año. La Feria Internacional de Muestras de Asturias concluyó ayer su 51.ª edición con 695.923 visitantes y críticas de los expositores por el descenso del volumen de negocio. El año pasado visitaron el ferial 694.802 personas.

Una feria es siempre un buen espacio para saber cuál es la capacidad de gasto de sus asistentes. La Fidma es un barómetro que sirve para determinar el dispendio que pueden soportar los asturianos a la hora de comprar un coche, un mueble o simplemente a la hora de consumir un plato en un restaurante. A la Feria se la valora como un mercado y como un escaparate. La mayoría de los expositores contemplan el certamen como una posibilidad de dar a conocer sus productos pero sobre todo, como una buena oportunidad para cerrar un buen volumen de negocios en quince días. Por el contrario, los organizadores de la Fidma y, particularmente, su director, Álvaro Muñiz, entiende que la Feria es un lugar donde se impulsan las relaciones económicas entre empresas y entre instituciones y, sobre todo, donde se da a conocer un producto, un servicio, independientemente de que éste se venda o no durante los quince días que permanece abierto el recinto ferial.

Lo cierto es que si se analiza el devenir de esta 51ª edición de la Fidma desde el punto de vista de un expositor, la visión que se obtiene puede llegar a ser decepcionante. Sin que los balances se hayan cerrado, los gerentes y comerciales de concesionarios, mueblerías y restaurantes intuyen que la venta de sus productos ha descendido un 15 o 20 por ciento respecto al año anterior.

José Luis Herrero, gerente de la marca de automóviles Jaguar en Asturias, no duda un momento en analizar la experiencia con tristeza. «Este año ha sido muy malo. Estamos bastante peor que otros anteriores. Hemos cerrado muy pocos negocios: un 15 o 20 por ciento menos que en la Feria del año pasado. La primera semana fue muy mala debido a que hubo muchos día de sol, pero eso es algo coyuntural. Personalmente creo que la economía está resentida. Se nota que no hay dinero y yo creo que ha sido, en mayor medida, por la subida de las hipotecas».

La opinión de un gerente de Jaguar no deja de ser un indicador de aquellos asturianos que gozan de un poder adquisitivo alto y no están dispuestos a gastar su dinero en una feria. Un comercial de la marca Toyota asegura que el mercado del automóvil se encuentra parado desde que se inició el ejercicio económico y que eso también se ha visto en la Feria.

Fernando Vega, comercial de Land Rover, también ha notado «un descenso en el volumen de venta de un 15 por ciento, respecto al año pasado. «Hay menos visitas y menos negocio», aseguraba ayer, a un día del cierre de la feria. Otras marcas de automóviles no tan exclusivas han percibido asimismo una fuerte caída en sus ventas. Laura Junquera, comercial de Opel en la Fidma, aseguraba que había bajado un 50 por ciento respecto al año pasado «y eso significa que no hay dinero, o mejor dicho, que el dinero se lo están llevando las hipotecas».

En muchas ocasiones, la compra se cierra en el mes de septiembre, en el concesionario, después de haber conocido el producto durante estos días y eso es lo que alienta a continuar en Fidma; por eso Junquera afirma que «sigue siendo muy interesante acudir a la Feria. Es un buen escaparate y una magnífica promoción».

El sector de la mueblería no ha sido ajeno a esta caída de los negocios. Dulce Blanco, accionista de Colchonerías Principado, aseguraba que el índice de ventas de este año iba a ser bastante bajo: «Hemos notado menos afluencia de público, hemos percibido un descenso de compra y que el consumidor pide más presupuesto antes de adquirir».

Joaquín Eduardo Pajarón López, director comercial nacional de muebles Divatto también se muestra pesimista. «Se ha notado que los compradores eran de un poder adquisitivo medio o bajo por el tipo de sofá que querían y que la afluencia de gente, independientemente de que comprase o no, ha sido menor que otros años. Se puede decir, sin exagerar, que a partir de las siete de la tarde, los pasillos de este pabellón ya estaban vacíos». En esta mueblería el volumen de venta ha descendido. «El 60 por ciento de las operaciones no superaban los mil euros y hemos tenido que introducir sistemas de financiación a diferentes plazos para ganar la venta. Está claro que no hay dinero. La subida de los intereses y por tanto, la subida de las hipotecas, está perjudicando al comercio. Como es lógico, la gente gasta menos».

No se puede saber si la subida de la hipoteca también afecta al apetito, pero en el restaurante Lara, 33 años en la feria, creen que sí. Francisco Pérez, hijo del dueño, tiene claro que hay menos dinero. «Hemos servido 200 raciones de paella diarias, el plato más barato de nuestra carta. Para intentar llenar el comedor hemos ofrecido platos combinados. Ya se sabe, la gente llama a la gente»

Todos ellos lo han dicho. Parece que no hay dinero y la Fidma lo ha demostrado.
 
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