Carrus Magníficus
Madmaxista
Resulta que cierta vez me tocaba ir al médico a que me hicieran una revisión. De entre la retahíla de cosas que pidieron tocó el análisis de sangre que siempre solicitan.
Fui con el volante, hice fila, aguardé, me llamaron y me senté en un cubículo donde apareció una enfermera jovencilla bastante guapa que preparó los apechusques para meterme la aguja en la vena y sacarme sangre. Me dijo eso de cierra el puño y estira el brazo, cosa que hice apoyado encima de la mesa y poca confianza en la pericia de la chavala para encontrarme dónde pinchar.
Manipuló, entró a dar de baja de la suscripción de la vida con tino y en esto que me dijo eso de ahora abre la mano.
Obedecí y casi salté de la silla cuando sentí chocar con todos los dedos en la berza izquierda de ella, que soltó un ¡Ncht! de entre sorpresa, enfado y qué sé yo. Me quedé quieto sintiendo la turgencia con mis cinco dedos y la palma de la mano, ¡¡creo que fue la vez que más he conseguido aguantar la respiración!!. Tubo dos... tubo tres... Y yo sujetando aquel pomo de carne.
-- ¡Hemos terminado!
... dijo, con algo de brusquedad y notándosele el incómodo. Agradecí y me despedí tras aquella mi experiencia de lo que en teoría de juegos se llama de suma cero. Aunque salí ganando.
Tendría dieciséis o así cuando sucedió.
Foreros, ¿alguna historia digna de contar?
Fui con el volante, hice fila, aguardé, me llamaron y me senté en un cubículo donde apareció una enfermera jovencilla bastante guapa que preparó los apechusques para meterme la aguja en la vena y sacarme sangre. Me dijo eso de cierra el puño y estira el brazo, cosa que hice apoyado encima de la mesa y poca confianza en la pericia de la chavala para encontrarme dónde pinchar.
Manipuló, entró a dar de baja de la suscripción de la vida con tino y en esto que me dijo eso de ahora abre la mano.
Obedecí y casi salté de la silla cuando sentí chocar con todos los dedos en la berza izquierda de ella, que soltó un ¡Ncht! de entre sorpresa, enfado y qué sé yo. Me quedé quieto sintiendo la turgencia con mis cinco dedos y la palma de la mano, ¡¡creo que fue la vez que más he conseguido aguantar la respiración!!. Tubo dos... tubo tres... Y yo sujetando aquel pomo de carne.
-- ¡Hemos terminado!
... dijo, con algo de brusquedad y notándosele el incómodo. Agradecí y me despedí tras aquella mi experiencia de lo que en teoría de juegos se llama de suma cero. Aunque salí ganando.
Tendría dieciséis o así cuando sucedió.
Foreros, ¿alguna historia digna de contar?