¿Existe algo más poco agradable y amoral que traer niños al mundo en la coyuntura actual?

-Aноñимо-

Rapero Guarderista
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No sabes nada de la mal llamada "edad media". Ni tú ni yo, no te lo vayas a tomar como un ataque o fantasmada por mi parte. No lo pretendo.

No sabemos casi nada sobre cómo funciona realmente el mundo ahora, como para aventurarnos a afirmar cómo era hace siglos...
 

InigoMontoya

CENSURADO POR querido líder
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Se te olvida que los seres humanos somos racionalizadores, no racionales. Esto significa que en el 99,9 de la gente se antepondrá el instinto a la razón y lo que hagamos será racionalizado para aceptarlo como lo adecuado sea lo que sea.
 

-Aноñимо-

Rapero Guarderista
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Con la familia tradicional católica, han sido 40 años de socavamiento, vejación y ridiculización continuo. Estos son los frutos: trans, bolleras, islam, divorcios más que la media de casamientos, niños desestructurados, niños estafadores y manipuladores, adulterio ya visto hasta bueno, etc

Los de antes son viejos y sólo quieren estar tranquilos, los jóvenes, ahora son ateos, reclaman el cientifismo, en el fondo o son comunistas o socialistas en cuanto rasques, son intolerantes a la frustración y al esfuerzo, etc

Pero esto no estará aquí mucho tiempo, los libros de historia de España lo tratan bien, en ciclos, y siempre es la misma gráfica incluso rítmica.
Los mismos satanistas (aliados de la mentira) de la iglesia católica que antes apoyaban la familia tradicional son quienes ahora promueven a los trans y demás.
Es fácil llegar a esa conclusión a poco que tires del hilo.

Todos los niños son estafados. Desde el momento en el que llegas a un sitio sin consciencia de voluntad de estar en él, ya has sido estafado.
 

El tuerto Bowman

Cónsul de querido líder en Turquía buscando transplantes
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De donde diga la subida de peso Proaria justa y legal
El hilo no es a favor del aborto, sino a favor del anti-natalismo. Son cosas muy diferentes.
Tampoco es a favor del suicidio, pero ya ha aparecido el típico estulto que confunde conceptos.

Me parece amoral querer que una pobre criatura pague por nuestros errores y pecados. Si este mundo fuera un lugar fácil y agradable para vivir, vería bien reproducirse.

Yo sospecho que son el mismo, pero no quiero desviar el hilo en cuestiones religiosas...
Hay que procrear insecto, las pensiones no se pagan solas, mis 2 hijos pagarán tu pensión en un futuro.
 

Alex Cosma

Madmaxista
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Al igual que confundimos comodidad con libertad, también estamos muy errados en el asunto de los “derechos”...

Los humanos tenemos tres cerebros, el reptiliano (instinto), el sistema límbico (emociones) y el neocortex (intelecto); esto es muy resumido, pero para que nos entendamos, ¿de acuerdo?

Pues bien, los tres son esenciales, los tres nos identifican como humanos, no podemos descartar ninguno, ni dar a uno más importancia que a los otros dos. La vida humana es una mezcla de los tres. Sin más. No es elegible, es así.

Tener hijos es una decisión personal (neocortex), aun así condicionada por los otros dos cerebros, pero no es un "derecho" (ni tenerlos ni no tenerlos), y cuando no hay adoctrinamiento por medio, lo normal es que una sociedad tenga hijos y se reproduzca (con personas que no tengan y otras que sí tengan).

Una de las supuestas "conquistas" de la modernidad es la de la “libre elección”, pero identificada ésta (de forma falsaria) como “derecho”; tenemos “derecho” a elegir todo en nuestra vida, todo es elegible, ¿todo?

Un “derecho”, como tal, debe poder ser ejercido por todo el mundo de forma simultánea, ¿correcto?, correcto.

Veamos si toda libre elección es equiparable a “derecho”:

Todo el mundo puede elegir ser cocinero, todos están supuestamente en su “derecho” a serlo, pero la vida real hace ver al 99% de la gente que ellos no pueden ser cocineros, cosa que asumen con naturalidad. Es decir, ser cocinero es sólo una opción, no un derecho inalienable; y como tal opción, de ser elegida, tiene sus consecuencias, acarrea responsabilidad.

Mucha gente dice que es su “derecho” elegir si tener hijos o no. Pues bien, como tal “derecho” debería poder ejercerse por todas las mujeres y hombres de una misma sociedad al mismo tiempo (y para siempre), con el resultado de que esa sociedad se extinguiría en el caso de elegir no tener hijos.

A esto se suele responder que lo normal es que ese “derecho” a no tener hijos se compense con las personas que sí quieren tener y tienen muchos hijos; pero entonces ya no hablamos de un “derecho” que pueda ejercerse de forma simultánea por todo el mundo, sino que dejamos todo al azar de que la mitad de las personas (sobre todo mujeres, que son las que conciben) decidan no ejercer ese “derecho”... y no sólo eso, sino que éstas tengan el doble de hijos de media para compensar a las que ejercen su “derecho” a no tener hijos...

A esta aberración, ya de por sí irrefutable como tal, se intenta replicar con argumento más grave aún, en forma de huida hacia adelante: la inmi gración. Pero:

Todo el mundo se llena la boca con que emigrar es un drama, porque la gente en general no quiere abandonar su tierra, su familia, su cultura, y cuando lo hacen sólo es por imperiosa necesidad, ¿correcto? Pues resulta que para que las personas puedan ejercer su “derecho” a no tener hijos, sin que su sociedad colapse, se necesita que haya gente pasando calamidades en sus países y que emigre a otros (en este caso a los países cuyos habitantes han decidido no tener hijos).

Estamos, por tanto, ante una doble aberración que debe ser escondida, para lo cual el sistema de dominación en el que vivimos, una vez más, habla de “derechos”, en este caso del “derecho” a emigrar. Pero volvemos a lo mismo: ¿y si todo el mundo ejerciera su derecho a emigrar al mismo tiempo?

Para resolver esta ecuación (que no es tal, sino una engañifa gigantesca diseñada para dominar al pueblo) lo correcto es no desenvolverse por la vida en base a los “derechos”, sino en base a los deberes (mejor con mayúsculas: DEBERES).

Los derechos en realidad no existen, existen los deberes. De hecho, desde que nace, un bebé tiene deberes, y el primero de ellos es buscar a ciegas la berza de la madre, porque de lo contrario muere (dejemos por un momento a un lado la tecnología).

Además, mi supuesto “derecho” siempre depende de que el otro cumpla con su deber; de nada vale mi “derecho a la vida” si otro me la quita; es decir, si otro no cumple anteriormente con su deber de no atentar contra ella.

Por tanto, aun admitiendo la existencia de los “derechos”, éstos no serían simultáneos a los deberes. El deber siempre es anterior y superior al derecho.

Por tanto, vemos claramente que los “derechos” sólo aparecen en escena cuando los deberes son cumplidos o no, y sólo aparecen para confirmar ese cumplimiento o no cumplimiento, no para asumir una vida propia o prioridad o cualidad prístina que no tienen.

El deber, asimismo, de forma implícita invita a la acción, mientras que el derecho invita a la pasividad. Alguien que se desenvuelve en su vida en base a sus deberes no necesita que nadie le regale ni conceda nada, sino que todo se lo gana con su esfuerzo. Por el contrario, alguien que se desenvuelve en su vida en base a sus “derechos” se convierte a la larga en un parásito.

Si dos personas cumplen con sus deberes, de facto ya se están respetando mutuamente, por tanto no hay lugar para los derechos de uno o del otro, no son necesarios… mejor dicho, no existen.

Además, un “derecho”, tal y como es entendido, es otorgado por quien tiene la potestad para ello (el ESTADO y su “Estado de Derecho”). Claro, estamos hablando del llamado “derecho positivo”, el cual, nos dicen, emana (y no puede ir contra) el “derecho natural. En otras palabras: inventaron un “derecho natural” que luego hicieron coincidir con el “derecho positivo”; Infinita impostura por esa razón y porque el Estado puede suspender o eliminar esos “derechos” según “Razón de Estado”.

No confundir "derecho natural" con "ley natural", porque ésta tiene más que ver precisamente con el deber que con el “derecho”; tiene que ver con la causa y la consecuencia, con el bien y el mal. No existen los “derechos” en ese escenario.

Volviendo al bebé, si no busca la berza y no hubiera tecnología, moriría. Y si ni siquiera dejamos que el bebé busque la berza, y directamente le damos leche artificial, estamos creando desde el minuto uno a un humano (en el mejor de los casos) un humano laxo, derechohabientista, flojo.

Ya en adultos, el derechohabientismo genera seres pérfidos, envilecidos, arrogantes, soberbios… y cuando son hiperprotegidos y empoderados por el Estado, se convierten en tiranos (feminismo, inmigracionismo, gaysismo... todos ellos nuevas formas de totalitarismo).

Si el pueblo se diera cuenta de la farsa de los “derechos”:

Serían las mujeres las primeras que deberían salir a la calle a luchar contra el (dirigido e impulsado desde el Estado y el Gran Capital) feminismo de Estado y feminazismo.

Serían los propios gayses, lesbianas y transexuales los primeros que deberían salir a la calle a luchar contra el (dirigido e impulsado desde el Estado y el Gran Capital) movimiento LGTBI.

Serían los propios pagapensiones los que deberían salir a la calle a luchar contra el (dirigido e impulsado desde el Estado y el Gran Capital) inmigracionismo.

Serían los propios fieles a la religión del amor los que deberían salir a la calle a luchar contra el islam político y la teocracia (impulsados desde el Estado y el Gran Capital).

¿Por qué no lo hacen? Porque todos se han creído el papel que les ha sido asignado, el papel de víctimas que, como tales, han de ser protegidas.

Y no lo hacen porque, tanto ellos como el resto de la población, se han creído el embeleco infrahumanizante de los “derechos”, cuando lo que realmente construye un humano de calidad son los deberes (con mayúsculas: DEBERES).

Por tanto, todos ellos, tanto unos como otros, y también los de fuera de esos colectivos, todos, no miran por la sociedad en su conjunto, sino por sus intereses corporativos.

Todos divididos y enfrentados, todos derechohabientes, ninguno responsable de nada, todos víctimas. Todos cumpliendo a la perfección el papel que les ha sido asignado desde el poder constituido, desde el dúo Estado-Capital.

Y entre todos ellos, dada la demografía, los autóctonos europeos son exterminados (incluidos los gayses, demás LGTBI y mujeres), mientras que los pagapensiones, con los fieles a la religión del amor a la cabeza, son traídos a Europa para ser esclavizados, porque el bienestarismo tiene fecha de caducidad. Un bienestarismo derechohabientista que ha sido, precisamente, el que ha debilitado a los pueblos europeos y ha facilitado su exterminio (en marcha).

Mientras el PUEBLO siga dividido y enfrentado, y mirando cada uno por su trastero (en forma individual o en forma de colectivo victimista), no hay nada que hacer, más que esperar el FIN.

Y es que el victimismo es una herramienta muy útil para el sistema de dominación. Todo el mundo se siente víctima de algo, nadie se siente responsable de nada. Incluso el propio Estado (las minorías poderhabientes que lo componen) expande el bulo de que él está en manos del malvado capitalismo, con éste, por supuesto, desempeñando gustosamente el papel de malo de la película, a sabiendas de que el Estado realmente vela, ha velado y velará por él.

El Poder (en todas sus formas ilegítimas, como son el Estado y el Gran Capital) no sabe de razas ni de culturas ni de nada, sino de “poder”; las razas, las religiones, los feminismos, los machismos... y el dinero son cebos para el pueblo, para que éste crea que lo importante son dichas cuestiones, y no la libertad con responsabilidad, no los deberes. Son cebos para que todo el mundo se sienta víctima de algo, y en tanto que víctima, por tanto, necesitado de tutela desde arriba; tutela de los ricos, los poderosos y los expertos, que piensan y deciden por todos.

Por contra, un pueblo que asume su responsabilidad y no quiere ser tutelado, es un rival difícil para el poder constituido...

Sí, el victimismo-derechohabientismo es ya la mejor herramienta de dominación.

Ahora podemos seguir llorando y pataleando, eligiendo en qué colectivo derechohabiente victimizado queremos situarnos, o bien podemos asumir nuestra responsabilidad y nuestro deber, y tomar las riendas de nuestro destino, junto a nuestros iguales, echando abajo el sistema de dominación creado por el dúo ESTADO-CAPITAL.

No, el capitalismo no es el enemigo del Estado, sino su mejor herramienta. Y son ambos (las minorías poderhabientes que los conforman) los que están diseñando la nueva Europa que se ajuste a sus intereses, de cara a poder competir con otras potencias (emergidas y/o emergentes) en las nuevas condiciones económicas y geopolíticas que se están dando. Y en esa nueva Europa no habrá ni europeos ni Estado de Bienestar.

Por supuesto, ningún partido político va a evitar que dicho plan se ejecute, más bien al contrario (los partidos forman parte del Estado).

¿Vamos a impedir nuestro exterminio o nos vamos a limitar a ver cómo llega nuestro triste final?

¿Vamos a seguir divididos y enfrentados en las mil y una ideologías diseñadas a tal efecto, o vamos a unirnos, el pueblo llano, para combatir al poder constituido?

¿Vamos a seguir permitiendo que el tipo de vida impuesto por el dúo Estado-Capital nos impida tener hijos?

Los que han decidido de forma voluntaria no tener hijos, aun pudiendo permitírselo ¿son conscientes de las consecuencias de tal decisión? ¿Saben que dicha decisión implica la necesidad de que haya gente en el mundo pasándolo mal que decida emigrar?

Debemos reflexionar sobre todas estas cuestiones, y obrar en consecuencia.

Reflexionar y obrar no son “derechos” (porque los “derechos”, como hemos comprobado, no existen), sino deberes. Si todos reflexionáramos no necesitaríamos a ninguna casta de expertos que lo hiciera por nosotros, empezando por la casta de expertos en “derecho”, y terminando por la casta de los expertos en demografía.
 

Janus

Será en Octubre
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Si que es inmoral, y mucho, el cargarles pagar el festejo de hoy de la sociedad. Produce hastío que esta sociedad sea tan "amigo" como para decidir que nuestros descendientes tiene que pagar la fiesta. Es de todo punto lejano a la ética.
 

-Aноñимо-

Rapero Guarderista
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Hay que procrear insecto, las pensiones no se pagan solas, mis 2 hijos pagarán tu pensión en un futuro.
Pobrecillos tus dos hijos, amigo Tuertonto. Me compadezco de ellos porque seguro que son de mi misma generación y comparten el mismo dolor.

¿Qué pensión? meparto:meparto:
Vivís en el Show de Truman, no habrá pensión ni para los neo-langostos, va a haberla para los millennial de hez...
 

Alex Cosma

Madmaxista
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Texto que no comparto en su defensa (siquiera implícita) del Estado de Bienestar (que yo afirmo como nocivo) y de la economía de mercado. Pero es un texto que los que sí defienden a ambos deberían aplaudir, siempre y cuando, claro está, prefieran ser honestos con sus propias ideas bienestaristas, y no sinvergüenzas a los que todo les da igual y sólo miran por su trastero de forma egotista.

Por lo demás, el texto hace referencia a una pareja que tiene sólo UN HIJO... por tanto, viendo que en la actualidad un hijo ya casi es familia numerosa y que la gente se siente incluso orgullosa de no tenerlos, la cruda realidad nos indica que el texto ya está obsoleto en su análisis, porque ya estamos en la fase de extinción (que realmente es EXTERMINIO programado por el dúo ESTADO-CAPITAL).

"Pareja Dinky" (Double Income No Kids Yet) o mejor aún, pareja mezquina.

La mujer de nuestro caso no tiene, por supuesto, ningún problema para quedarse embarazada de nuevo. Su pareja es perfectamente estable y feliz y el sueldo de su marido (ella no trabaja), sin ser nada del otro mundo, es más que suficiente para sostener una familia. Tampoco sufren el terrible lastre de una hipoteca. Son, en muchos sentidos, unos privilegiados. Al menos por comparación con otros muchos matrimonios.

Pues bien: no les da la real gana de tener más hijos. ¿Por qué? Según su versión oficial, para así poder darle a Íñigo -con sus diez años, muy criado ya- 'todos los caprichos'. Como lo leen. Si fuese verdad resultaría vergonzoso, pero es que además es falso de toda falsedad: la única razón es que sin más niños se tiene más dinero en el bolsillo y más tiempo para uno mismo. Puro y sencillo egoísmo. No hay más.

Esta cuestión de las parejas mezquinas (quienes pudiendo tener hijos -en plural- deciden no tenerlos) puede analizarse, como mínimo, desde tres puntos de vista: los efectos sobre la sociedad en su conjunto (la estafa intergeneracional); lo que eso supone para el futuro del hijo único en caso de existir éste (Íñigo); y las implicaciones a largo plazo para la propia pareja que toma la decisión. Vayamos por partes.

LAS TRES ESTAFAS GENERACIONALES Y EL MINADO ECONÓMICO DE LA SOCIEDAD

La egoísta práctica dinky supone una estafa para tres generaciones distintas. A saber: para la generación de los propios dinkies, para la de los padres de éstos y (acaso la más grave) para aquella de la que deberían haber formado parte los hijos que nunca tendrán (o en nuestro caso, el solitario Íñigo). Es decir, para la exigua generación de los niños de hoy.

La estafa a los padres

En primer lugar nos encontramos con la estafa moral que supone para los abuelos de Íñigo el que, mientras ellos lucharon para sacar una familia adelante dando así a los dinkies la oportunidad de venir al mundo y desarrollarse como personas, éstos por el contrario y de forma egoísta deciden no asumir el mismo esfuerzo que sus padres y privar así a otros (sus potenciales hijos) de la existencia que ellos han disfrutado. Y eso tan solo para poder regalarse una vida mejor y menos esforzada (también mas triste y solitaria, pero ésa es otra cuestión).

A esa estafa moral se suma una segunda estafa de tipo más bien sentimental: se priva a los propios padres, tras una vida de trabajo y sacrificio en pos de sus dinkies hijos, de la posibilidad de ser abuelos, con toda la carga de frustración que eso supone.

Desde un punto de vista económico y social, lo que la dinky couple hace es profundamente insolidario, casi criminal. Sus padres invirtieron en ellos durante años, tanto en su manutención y necesidades básicas como en su formación académica. Estamos hablando de una gran cantidad de dinero que podrían haber empleado en proporcionarse una mejor vida. También les dedicaron incontables horas de trabajo y atención, tiempo que podrían haber gastado en sí mismos de haber decidido no tener hijos. Tomaron además críticas decisiones sobre su destino vital y profesional que muy probablemente no hubieran tomado de no tener que preocuparse de una familia. Es decir: sacrificaron tiempo, dinero y redujeron su horizonte vital para que ellos pudieran venir al mundo y llegar a ser adultos. Para darles la oportunidad de existir.

Con ello no sólo tuvieron el gozo único de ver crecer a su descendencia (¡ser padres!), sino que también brindaron a la sociedad nuevos trabajadores que sostuvieran las estructuras públicas, y jóvenes consumidores, imprescindibles para el crecimiento económico. Nuevos individuos, susceptibles de pensar en nuevos conceptos y de inventar nuevas tecnologías. O como mínimo individuos que demandasen dichos conceptos y tecnologías para que otros se vieran obligados a proporcionárselos. Trayendo al mundo niños e invirtiendo tiempo, esfuerzo y dinero en ellos, no sólo se realizaban como individuos sino que estaban invirtiendo en el sostenimiento futuro de TODA la sociedad y asegurando la transmisión cultural entre generaciones. Estaban, en definitiva, cumpliendo con la comunidad en un sentido material y respondiendo para con el propio legado cultural que ellos habían heredado de las generaciones que los habían precedido.

Sin embargo, ¿qué hace el dinkie? Éste, de forma perversos (y bastante cegata, puesto que no hay mayor felicidad que la de ser padre), decide no tener descendencia para poder ir más de vacaciones (y más lejos), comprar más artilugios de última tecnología y no perderse éste o aquél musical de moda. Para poder salir cuando quiera sin el ancla de unos niños y vivir con menos agobios y responsabilidades. Para permitirse más caprichos, mejor ropa, y dormir hasta más tarde. Para no cambiar pañales ni escuchar lloros. Para no tener problemas con un adolescente rebelde.

Con ello destruye la transmisión de su propia cultura y costumbres, condenándola a la extinción, hipoteca el futuro de pensiones y sanidad, y destroza las posibilidades de crecimiento futuro de la economía, dejando además (y esto es lo más importante) sin la posibilidad de existir y disfrutar de la vida a esos hijos que nunca tendrá, es decir, negándoles a otros seres humanos lo mismo que él ha disfrutado. Y hace todo eso en contraste con el lógico, natural y positivo comportamiento de sus propios padres. He ahí la gran estafa a los que le precedieron. Niega a otros lo que él disfrutó.

La estafa a la propia generación

Los dinkie también estafan a su propia generación. El mecanismo de esta estafa es muy simple, y ya está implícitamente explicado en el epígrafe anterior: mientras otras parejas invierten su trabajo, tiempo y fondos, y restringen el abanico de sus opciones vitales, teniendo una descendencia que transmita su cultura y haga funcionar la sociedad, ellos insolidariamente ponen en peligro todo lo anterior a cambio de su propio beneficio y comodidad. En este punto es necesario añadir algo muy importante: la terrible injusticia de que quienes cumplen con la sociedad, y con la herencia recibida, reciben prácticamente el mismo tratamiento fiscal, y obtienen finalmente la misma pensión, que aquellos que no contribuyen a la marcha de la comunidad sino que la ponen al borde del precipicio con su egoísmo. Y no sólo esto: además quienes son padres, y precisamente por haber decidido serlo, tendrán más difícil costearse un plan privado de pensiones cuando son ellos con su prole quienes están ayudando a que el sistema pueda seguir existiendo. Los que por el contrario, con su decisión de no traer niños al mundo, están abocando al sistema público de pensiones al hundimiento, son escandalosamente los que disponen de más dinero para proporcionarse una jubilación privada. Esta situación es una vergüenza total y una sangrante injusticia.

La estafa a las generaciones nacientes

Muy probablemente la peor de todas. ¿Recuerdan lo que mencionaba la madre del comienzo de la entrada? Ella había decidido no tener más hijos para, supuestamente, darle un mejor futuro a Íñigo. Pues bien, precisamente por la hipócrita decisión de tantas y tantas parejas como ellos (más de tres millones, según los últimos datos; tantas como parejas cumplidoras) la generación de Íñigo va a tener las cosas muchísimo más duras y difíciles a lo largo de su vida. No sólo Íñigo no va a disfrutar de ninguna ventaja, sino que todo va a ser peor para él de lo que lo fue para sus padres.


Y es muy fácil de entender. La gigantesca proporción de parejas mezquinas en nuestra sociedad está destruyendo la fuerza de trabajo española: se estima que en una sola generación el número de españoles autóctonos en edad laboral se va a reducir en un 35-40%: es decir, casi a la mitad. Un auténtico suicidio cultural; la muerte de una nación. ¿Los efectos? Además de tener que abrir las puertas a una inmi gración astronómica (mayor proporcionalmente que la que sociedad alguna haya recibido nunca) tendremos un estancamiento del crecimiento económico (sin aumento poblacional no puede haber apenas desarrollo por no haber, ni aumento de la fuerza de trabajo, ni de la demanda y el consumo).

Éste estancamiento implica a su vez muy poca creación de empleo (menos oportunidades por tanto para Íñigo) y una mayor carga impositiva para todos los trabajadores. ¿Por qué? Porque al haber muchos menos currantes disponibles (por no haber nacido) las cargas públicas (crecientes además por el envejecimiento) se han de repartir entre menos individuos. Además de eso, al estar muy limitado el crecimiento, tampoco por ese lado se incrementan los ingresos del Estado (como consecuencia de los estancados beneficios empresariales) lo que supone, de nuevo, más peso en los hombros de los Íñigos de turno. Y todo eso mientras nuestro niño, ya adulto, ve agonizar su cultura y tiene que desarrollar su vida en una sociedad descoyuntada e irreconocible para él. Completamente distinta a la que conoció en su niñez. Muchas gracias, mamá, por no haberle dado hermanos a Íñigo. Te lo agradecerá eternamente.

He aquí la da repelúsnte estafa a los niños actuales y a los que aún no han nacido.

UNA VIDA MUCHO MÁS POBRE E INESTABLE PARA ÍÑIGO

En el punto anterior hemos comenzado a ver cómo, en muchísimos sentidos, la vida de Íñigo va a ser muy difícil precisamente por el egoísmo mostrado por sus padres al no querer darle hermanos. Pero, además de la mayor carga impositiva sobre sus hombros; la sociedad desunida en la que habrá de vivir; la posibilidad de que él no disfrute de unos servicios públicos que sus padres sí conocieron; o las menores oportunidades laborales -además de tener que traer al mundo sus propios hijos y los que sus padres no trajeron-; también en un sentido familiar y sentimental su vida va a resultar significativamente peor.


Analicémoslo. Todos los autores, de izquierdas, derechas, o cualquier otra denominación posible, coinciden en que no existe red asistencial como la que ofrece la familia. Nunca ninguna para-estructura estatal va a poder ofrecer los 'servicios' y el sostén económico que ofrece la familia a cada uno de los individuos que la forman. ¿En cuántas ocasiones la familia resulta fundamental para poder hacer frente a una mala racha económica? ¿Para incluso poder tener un techo sobre nuestras cabezas si las cosas van realmente mal dadas? Coincidirán conmigo en que en muchas ocasiones sin el empujón financiero de un familiar es imposible poner en marcha un negocio. ¿Y cuántas veces un primo u otro tipo de familiar es la vía por la que encontramos un empleo? También son los familiares quienes dan consejo y nos brindan su experiencia, e incluso quienes nos cuidan en caso de enfermedad o accidente. Pues bien. Díganle adiós a todo eso: la famosa familia extensa española está herida de muerte y va a desaparecer en un par décadas. Olvídense de dar o recibir apoyo o ayuda de hermanos, primos, sobrinos o similares, porque todo eso va a dejar de existir. ¿Y saben quién no va a disponer de ello en absoluto? Exacto. Íñigo.

Íñigo puede irse olvidando de encontrar trabajo gracias a un hermano, o de recibir un préstamo de él si lo necesita. De quedarse en su casa. De montar un negocio juntos. De recibir el consejo o el apoyo moral del mismo ante un problema o una desgracia. Porque Íñigo estará solo. (Eso sí, antes habrá tenido 'muchos caprichos').

Estará solo también para soportar la carga (tanto en tiempo y dedicación, como en dinero) de sus padres cuando éstos sean ancianos. No podrá repartírsela con ningún otro. Y que no espere mucha ayuda del Estado porque, para entonces, los servicios públicos estarán quebrados precisamente por esa especie de política del hijo único espontánea que se da en España.

Pero las cosas no terminan ahí, porque Íñigo nunca sabrá lo que es formar parte de una gran cena navideña. Nunca irá al fútbol con ellos ni saldrán juntas su familia y la de su hermano. No sabrá lo que es tener cuñados o cuñadas. Todo eso, para Íñigo, será imposible. Pero, ¡eh!, de niño habrá disfrutado de una Playstation... Muchas gracias mamá.

Y no sólo lo sufrirá Íñigo. Supongamos que consigue una estabilidad sentimental y, él sí, forma una familia que merezca tal nombre. En tal caso, sus hijos nunca sabrán lo que es tener tíos que les enseñen y ayuden en la vida. Ni tendrán nunca primos. Y todo lo que antes hemos aplicado a Íñigo, se dará en ellos con todavía más fuerza. Que se lo agradezcan a su abuela.

¡Y qué decir si Íñigo nunca llega a tener dicha pareja estable y definitiva! (Algo, por otra parte, tan común) En ese caso sí que estará absolutamente solo. Imagínense su madurez y su vejez. Imaginen su soledad y desamparo no sólo sentimental, sino también material: ni un hermano, ni un sobrino, ni siquiera un cuñado o cuñada viudos. Nada de nada. ¡Y que no le toque la desgracia de alguna enfermedad o accidente! De nuevo tendrá que agradecérselo todo a su madre, la cual, por su parte, jamás sabrá lo que es tener nietos. Y todo el cúmulo de experiencias, costumbres, cultura y sabiduría de esa familia morirá con ellos sin aprovecharle a nadie.

Estoy seguro de que, en su lecho de muerte, Íñigo le agradecerá a su madre todos los 'caprichos' que le dio de adolescente. La 'mejor vida' que le proporcionó al no darle hermanos.

LAS IMPLICACIONES A LARGO PLAZO PARA LOS PROPIOS DINKIES

Como bien señalaba Mark Steyn, en ninguna época como en la actual se vive bajo una ilusión de permanencia tan poderosa. La gente parece haber olvidado verdades tan evidentes como que todos hemos de envejecer y morir y que nada asegura que nuestra sociedad no se hunda y desaparezca como tantas otras a lo largo de la historia.

En particular, nuestros queridos dinkies parecen pensar que ellos van a ser jóvenes para siempre. En muchos casos ni siquiera se dan cuenta de que entran de lleno en esa categoría, la de parejas dinkies. Piensan que tienen tiempo, que aún son jóvenes. ¿Tiene mucho tiempo para tener hijos -noten el plural- una mujer que, con treinta y cinco años, se esté planteando tener el primero? Ya puede ponerse las pilas, y esperemos que la naturaleza no le gaste una broma cruel: el descenso de la fertilidad femenina comienza a partir de los 32 años aproximadamente...

¿Se les ha ocurrido pensar a nuestros mezquinos dinkies lo que se están perdiendo? Nunca sabrán lo que es ver crecer a sus hijos, a la sangre de su sangre. Nunca sabrán lo que es verles jugar, hacerse mayores, echarse novia o novio, darles nietos. Nunca sabrán lo que es todo ello. Nunca les verán imitar sus gestos o su vocabulario, ni tendrán la oportunidad de legarles toda su experiencia y de enseñarles a vivir. ¿A cambio de qué están renunciando a eso? ¿Unas vacaciones en Cancún? ¿Fines de semana en paradores? ¿Televisores de plasma? ¿Cambiar de coche más a menudo?

¿Y se han parado a pensar que nunca tendrán nietos?

Bueno, olvidémonos de todo eso. En lugar de apelar a sus instintos naturales, a sus sentimientos y a su sentido común, apelemos a su egoísmo, que parece que es la única emoción humana que les guía. ¿Han pensado en la vejez de soledad y desamparo que les espera?

Quizás sean de los que todavía se engañan pensando que siempre tendrán la Seguridad Social y los demás organismos públicos asistenciales. Si ese es el caso, será mejor que se vayan desengañando ya que, gracias a su decisión de no tener hijos (o de no tener más que uno), además de vernos obligados a retrasar la edad de jubilación de forma significativa, todos esos dispositivos públicos en los que confían van a estar bajo mínimos o directamente acabados. Y llegados a ese punto, y dado que no quisieron tener hijos, ¿qué apoyo económico y asistencial creen que van a tener?

Por otro lado, esperemos que enfermedades y desgracias les respeten en su vejez, porque si no, no quiero ni pensar por lo que van a pasar...

¿Y cuando finalmente les falte su marido o su mujer? ¿Son conscientes de la situación en la que quedarán entonces?

Bueno, supongo que siempre les quedará el chalé que pudieron comprarse con lo que ahorraron en incómodos bebés.
 

daniguzmán

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¿Y a mí qué cachopo me importa?

Que se maten entre ellos sin blanquitos a los que exprimir o culpar de su propia desgracia...
Cómo se nota que no crees en nada.

Bueno sí, en tus cajitas, en tu tierra planita y en ti mismito. Sobre todo en ti sí que crees, a que sí.

A los valores universales y eternos que les den por trastero, que se los amen los areniscos como si se tratase de cabras salvajes.
 

-Aноñимо-

Rapero Guarderista
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Cómo se nota que no crees en nada.

Bueno sí, en tus cajitas, en tu tierra planita y en ti mismito. Sobre todo en ti sí que crees, a que sí.

A los valores universales y eternos que les den por trastero, que se los amen los areniscos como si se tratase de cabras salvajes.
Andas más perdido que @daniguzmán el día del padre...
 

El tuerto Bowman

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Lugar
De donde diga la subida de peso Proaria justa y legal
Pobrecillos tus dos hijos, amigo Tuertonto. Me compadezco de ellos porque seguro que son de mi misma generación y comparten el mismo dolor.

¿Qué pensión? meparto:meparto:
Vivís en el Show de Truman, no habrá pensión ni para los neo-langostos, va a haberla para los millennial de hez...
Quitas las ganas de vivir insecto, te voy a expatriar a Vilnius con el acondroplásico Pokemon.