Ex diputada Podemita Cantabra: montón de indignados porque chapa el puñetero Corte Inglés y me la pela el negocio de fascistas esos fascistas

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INFORMACIÓN Y OPINIÓN

Los verdaderos fascistas son los que llaman fascistas a todos los que piensan diferente

La palabra “fascista” se ha convertido en el látigo con el que una izquierda histérica porque su poder se derrumba golpea sin piedad a todo el que piensa distinto.

España está llena de fascistas, pero los peores fascistas no son los que votan al PP, a Ciudadanos o a VOX, sino los que utilizan la palabra "fascista" para fustigar a todo el que piensa diferente. Son fascistas protegidos por el poder político de la izquierda, que cada día se hace más radical, arbitrario y guerracivilista. Ellos se sienten con autoridad moral para acusar a los demás de fascistas, pero en realidad son ellos los verdaderos fascistas, conocidos porque sus almas rezuman envidia, rencor, repruebo y deseos de violencia contra los que son distintos.
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El duce Mussolini

El importante auge de VOX en Andalucia ha puesto de los nervios a la izquierda, que está sacando a la luz su alma más violenta e intolerante, durante décadas cuidadosamente ocultada. Perciben que los de VOX tienen el viento de la Historia a su favor y eso les saca de quicio porque pueden acabarse su poder y sus privilegios, lo que convierte a los más radicales en canallas llenos de violencia y repruebo.

Ante el espectáculo, es hora de que hablemos claro. Los peores fascistas son los que llaman fascistas a los que piensan distinto. Suelen ser gente de izquierdas fracasados, envidiosos, revanchistas y con ganas de violencia, aunque son tan cobardes que necesitan actuar en manada. Su sueño es integrarse en una “Cheka” para acabar, sobre todo a los que han triunfado y ganado dinero en la vida. Esos instintos bajos y a veces asesinos nunca los reconocerán, por miedo a que su alma diabólica sea descubierta.

Muchos pensadores afirman que, por su naturaleza, el socialismo solo engendra monstruos y que el Comunismo, el Fascismo y el Nazismo son sus hijos. El fascismo, en concreto, nació de la mano de un socialista, Benito Mussolini, con los modos y actitudes de ese partido.

Fascismo es adorar el Estado y hacerlo crecer hasta que asfixie a los ciudadanos y apague la libertad. Fascismo es ignorar la Constitución y las leyes para proteger y amparar a los que odian a España; fascismo es aliarse con nazis, totalitarios y amigos del terrorismo para conquistar el poder y mantenerse en él; fascismo es vender a España a cambio de más permanencia en la Moncloa; fascismo es mentir, abusar del poder y sentirse legitimado cuando ni siquiera se tiene la aprobación del pueblo en las urnas; fascismo es subir impuestos hasta saquear a los que trabajan y ahorran, ahogando la economía; el verdadero fascismo es aferrarse al poder no por servicio, sino para vivir el lujo y los privilegios que emanan del poder abusivo.

Los fascistas con poder tienden a rodearse de fascistas y a propiciar la existencia de trolles y simples fanáticos y hooligans, de esos que bañan de pintura la vivienda de un juez decente y cumplidor de las leyes, como ocurre en Cataluña con las juventudes de la CUP y con las masas fanatizadas de los CDR y las asociaciones que apoyan el golpismo y la sedición.

El fascismo no consiste, como creen los simples españoles, en votar y apoyar a la derecha, sino en poner al Estado por encima del individuo, que no tendría nada que buscar fuera del Estado, dado que todo le sería dado por este. Es lo que promueven el PSOE y Podemos, desde ópticas totalitarias. A cambio de protección, como las mafias, sólo exige de los ciudadanos (más bien súbditos) obediencia ciega y la renuncia a pensar por cuenta propia. Es también lo que ha construido en España el PP cuando ha gobernado, demostrando que desprecia los viejos principios liberales que sustentan a la derecha y que se ha dejado contaminar y dominar por la socialdemocracia.

La mal llamada "democracia española" es un auténtico "fascismo camuflado" porque el Estado lo controla todo y porque el sistema está pervertido, de manera que los partidos políticos controlan los tres poderes básicos del Estado, la economía, la sociedad civil y hasta el pensamiento, sin dejar apenas espacios para la libertad individual y la iniciativa privada.

El fascismo regresa como lo hace siempre, de la mano del miedo, reprimiendo, cargado de intolerancia, utilizando el poder para reprimir la libertad, acosando a los librepensadores, con un Estado cada vez más fuerte, alimentado con falsas promesas y engaños por la tribu de los totalitarios, lobos con piel de oveja. Cada vez que un país retrocede y se hunde, surge el fascismo.

El fascismo retorna y avanza por todas las esquinas y caminos. Lo hace ocultando su ADN porque carece de prestigio, pero está vivo y con ganas de aplastar. Los nacionalismos catalán, vasco y español, así como el estatismo de Podemos y el PSOE bajo la mano de Pedro Sánchez, son fascismos. El "Duce" subscribiría muchos de los comentarios de todos ellos, pero ellos, dentro de su pobreza ideológica, no ven o no quieren ver sus rasgos fascistas.

El fascismo puede definirse como la acumulación de todo el poder por parte del líder, del partido y de sus secuaces, transformándose todos en una banda indeseable que se apodera del Estado y que no tolera la existencia de un sólo gramo de libertad, independencia y pensamiento. Es lo que refleja el "sanchismo", con miedo al voto popular y apoyado por la guano más radical: totalitarios de Podemos, golpistas catalanes, nacionalistas extremos y amigos del terrorismo.

¿Que más da que sea rojo, azul o oscuro, cuando lo único importante es que el fascismo acapara todo el poder y sus seguidores son capaces de cualquier cosa con tal de impedir que exista libertad y vida fuera del mundo férreo que ellos controlan?

El antidoto frente al fascismo es un cóctel de libertades y derechos que han sido conquistados por la Humanidad con esfuerzo y sangre, algo que cada día se muere más en España: el libre pensamiento, la libertad individual, el respeto a las leyes, la tolerancia, la participación en las decisiones, la democracia, el predominio del ciudadano, el respeto a la voluntad popular, la decencia y el castigo más duro para los corruptos y criminales que se atrincheran en el Estado....

Francisco Rubiales


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Sábado, 8 de Diciembre 2018
 

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¿Qué es el fascismo?
¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo.

Pablo Gea - 9 de diciembre de 2018


La irrupción con fuerza de VOX en el panorama político andaluz y nacional ha roto los esquemas a quienes creían tener la sartén por el mango en eso del radicalismo anti-sistema. Como algo propio, es menester impedir que otro grupo pueda monopolizar unas aguas en la que sólo pesco yo. No han tardado, pues, los socialistas y los comunistas españoles en declararle la guerra abierta a los reaccionarios. Cosa lógica por otra parte. Como tampoco han tardado un solo segundo en tacharlos de ‘fascistas’, término empleado por ellos y afines a para definir -y afear- a quienes no piensan igual. Da lo mismo que entre estos se cuenten reaccionarios, conservadores, social-cristianos, liberal-conservadores, liberales progresistas, social-reformistas o librepensadores. Todos son lo mismo: Fascistas.

Con esto como telón de fondo, es necesario recapitular y dejar claro qué significa realmente este término. En otras palabras, qué es un Fascista. Varios puntos esenciales para despejar dudas:

Primero: el Fascismo es Socialismo Revolucionario. El ‘Fascismo’ como ideología, como movimiento político y como partido nació en Octubre de 1921 en Italia, con la fundación del Partido Nacional Fascista Italiano, aunque se incubó mucho antes. Se trató de una ‘nacionalización’ de la izquierda revolucionaria, deseosa de superar las limitaciones de la teoría política marxista, abandonando el Materialismo para abrazar el Idealismo, el Voluntarismo y el Vitalismo. Este Socialismo hereje encontró en el Nacionalismo radical la correa de transmisión predilecta para sus ideales. El Sindicalismo Revolucionario había comenzado a abandonar el Marxismo en 1907 y hacia 1910 el proceso estaba prácticamente completado. A este conglomerado ideológico vinieron a sumarse los Futuristas de Marinetti. Benito Mussolini procedía del ala radical del Partido Socialista Italiano, e incorporó al nuevo movimiento la ‘militarización de la política’ que con tanto éxito habían explotado anteriormente anarquistas y socialistas, y que hallaría su expresión más acabada en la Guardia Roja de Lenin, que, por cierto, llegó a declarar que el único hombre que podía hacer la Revolución en Italia era el propio Mussolini.

Segundo: Fascismo y Nacional-socialismo son dos ideologías diferentes y contrapuestas. Aunque ambas son socialistas revolucionarias y nacionalistas, ahí acaban todas las semejanzas. El Fascismo se pretendió como una síntesis integradora de elementos socialistas, liberales y conservadores, que superara las contradicciones ideológicas de manera definitiva. El Nacional-socialismo, por el contrario, desarrolló una vocación revolucionaria mucho más dura, rechazando sin integración posible todas las ideologías opuestas. El Fascismo fue fundamentalmente Estatalista, todo dentro del Estado y nada fuera de él, según la famosa máxima mussoliniana. El Nacional-socialismo y su líder, Adolf Hitler, contemplaron el Estado tan sólo como un recipiente por medio del cual materializar la Volksgemeinschafto ‘comunidad del pueblo’, caracterizada por el rechazo a la moral e ideologías tradicionales, el nacionalismo germano nórdico místico y el colectivismo socialista. El Nacional-socialismo es engullido dentro del término ‘Fascista’ por los soviéticos después de la Segunda Guerra Mundial para sacar la palabra ‘socialista’ de otra palabra, ‘fascista’, que iban a emplear para demonizar al adversario.

Tercero: Fascismo y Nacional-socialismo no deben confundirse con el Franquismo. El Franquismo no existió como una ideología teóricamente desarrollada y expuesta. Fue más bien el consenso de adhesión a la figura dictatorial de un militar, Francisco Franco, y a su régimen. Este se definió por la imposición de una visión moral y social de naturaleza conservadora, reaccionaria y católica, que sólo empleó algunos elementos ‘fascistizantes’ como envoltorio para presentar como nuevo lo que en el fondo era algo viejo, influenciado por las ideologías en alza durante el período de construcción inicial del régimen. El Cristianismo moralista conservador nada tuvo que ver ni con el Nacional-sindicalismo romántico de José Antonio Primo de Rivera y la Falange, ni con el Estatalismo revolucionario de Mussolini y el Fascismo, ni con el Paganismo místico nórdico de Hitler y el Nacional-socialismo.

Cuarto: ni el Fascismo, ni el Nacional-socialismo ni el Franquismo fueron acabadamente Totalitarios. En el sentido jurídico-político, que no ético y moral, que se le puede dar al término. El régimen de Mussolini tuvo que llegar a una suerte de ‘transacción’ con las élites políticas tradicionales, de manera que se mantuvieron otros grupos de interés en el seno del pretendido Estado Totalitario, tales como el Ejército, la Patronal o la Sociedad Civil. Al gobernar el dictador desde el Estado y no desde el Partido, la ideología de este se diluyó y, pese a que a partir de la Invasión de Etiopía se reforzaron los controles ideológicos, nunca se llegó a eliminar el componente semi-pluralista de la dictadura. El caso de Hitler y los Nacional-socialistas fue diferente, por cuanto se rechazó la confusión entre el Estado y el Partido, fomentándose una burocracia paralela generada por las autoridades plenipotenciarias dependientes del dictador, que generaron una anarquía administrativa que volvió inviable a medio plazo el Estado Nacional-socialista. En tanto que la racionalización administrativa fue descartada, otros grupos de presión tales como el Ejército y, en mucho menor medida, la Sociedad Civil y la Iglesia, pudieron ‘competir’ dentro del sistema, si bien este trabajó para socavar y, en última instancia, eliminar su influencia. El Régimen de Franco, más allá de los flirteos iniciales, no hizo nada para eliminar a las élites tradicionales, sino que más bien se colocó como un árbitro de sus intereses, basculando entre ellas a conveniencia de la voluntad del dictador y de la coyuntura internacional. Muestra de ello es la escasa influencia del partido único, bautizado como Movimiento Nacional, que tuvo que competir, a menudo en desventaja, con el resto de ‘familias’ del Franquismo, tales como la Iglesia, el Ejército, los Católicos y los Monárquicos.

Quinto: el Fascismo y el Nacional-socialismo persiguen a grandes rasgos los mismos objetivos que el Comunismo. Todas estas ideologías son socialistas y revolucionarias. Sus bestias negras son el Capitalismo, las Libertades Individuales y el Estado de Derecho. Por ello, su modelo económico es la Economía Planificada, su modelo de Estado es la Dictadura de Partido Único, y su método de Gobierno es el control omnímodo de la población por medio de Policías Políticas Secretas y el exterminio o asesinato en masa de las categorías de seres humanos incompatibles con su visión utópica del mundo. No en vano, el modelo político de Lenin fue copiado por Hitler y por Mussolini, el ‘Genocidio de Raza’ se basó en el ‘Genocidio de Clase’, el NKVD soviético entrenó a la GESTAPO alemana y Hitler y Stalin se aliaron para dar comienzo a la Segunda Guerra Mundial.

¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo; y su modelo económico es liberal-capitalista, muy diferente de la Economía Intervenida o Planificada de los Fascistas o de los Nacional-socialistas.

Hitler declaró: “Yo no soy tan sólo quien ha vencido al marxismo, sino también su realizador: o sea de aquella parte del mismo que es esencial y está justificada, despojada de su dogma hebreo-talmúdico (…) He aprendido mucho de marxismo y no dudo en admitirlo (…) El nacional-socialismo es lo que el marxismo habría podido ser si hubiera conseguido romper sus vínculos absurdos y artificiales con un orden democrático”. Joseph Goebbels no se recató a la hora de hacer declaraciones explícitas en la misma dirección.

La famosa ‘carta’ que circula por internet sobre cuándo ‘nace un Fascista’ se equivoca de pleno. Porque asumiría que cada vez que la ‘izquierda’ comete un despropósito nace una socialista revolucionario. Y no es el caso. ¿Es VOX Fascista? Hay que responder que no. Puesto que es una formación conservadora, a diferencia del Fascismo; y su modelo económico es liberal-capitalista, muy diferente de la Economía Intervenida o Planificada de los Fascistas o de los Nacional-socialistas. Lo cual no quita, desde luego, y bajo mi punto de vista, que sea un grupo político reaccionario bastante alejado de los idearios Progresistas que deben presidir la conducción de la Democracia y del Estado de Derecho. Esto no impide poner de manifiesto algo evidente: que quienes están más cerca de los Fascistas y de los Nacional-socialistas a día de hoy son PODEMOS e Izquierda Unida, que sí son Socialistas Revolucionarios, persiguen una Economía Planificada y la Consecución de un Estado Totalitario en su máxima envergadura, por cuanto lo Estados Totalitarios Socialistas y Comunistas, al ejercer un control ‘total’ sobre la sociedad por medio de la eliminación del individualismo y del mérito personal, neutralizan al resto de grupos de presión en favor de la tiranía del Partido Único. No es casualidad que la STASI, la policía política de la Dictadura Comunista de Alemania del Este tuviese un control mayor y más eficaz sobre su población que las SS. Al servicio de la ideología que más murtos ha ocasionado a lo largo de la Historia.

Algo muy importante a tener en cuenta cuando estas ideologías reaccionan con la violencia y la hostilidad al pluralismo democrático con las que lo han hecho ante los 12 escaños de VOX, que, aun no siendo santo de mi devoción, tiene, como los comunistas, derecho a su representación parlamentaria. Y teniendo claro que para ellos ‘Fascista’ es todo aquél que no piense igual, sea quien sea, no es un engaño para nadie a estas alturas que cuando los radicales se manifiestan aquí en Sevilla al grito de “Sin piernas, sin brazos, los Muy de derechas a pedazos”se están refiriendo todos los que no comulgamos con las ideas. PODEMOS y sus confluencias, que son quienes han abierto la veda contra el discrepante, tienen 67 escaños en el Congreso de los Diputados. Que cada cual saque sus conclusiones.
 

libertarioa

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Parece que la inteligencia está reñida con ser de Podemos. Creo que es evidente que el Corte Ingles al ser más grande, tiene más clientes y más trabajadores que una tienda de barrio. De la misma forma, si la palma esta señora pocos o nadie irán a su velatorio, y cuando la palme Alejandro Sanz habrán colas.
Seguro que eres pobre además de comepollas del capital.
Menudo enfermo poco equilibrado que eres
Defendiendo a los oligarcas terroristas de España saudí.
Vómito ante tu indigencia mental.
Lávate sucio.
 

ciberecovero

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Jorge Verstrynge: "Yo he sido fascista y por eso sé que VOX no lo es"


Jorge Verstrynge se define a sí mismo como "Nacionalcomunista" y en su libro 'Populismo: el veto de los pueblos', Pablo Iglesias dice de él que ha hecho el camino ideológico inverso, es decir, pasar de la extrema derecha a la extrema izquierda. Fiel admirador de la Revolución Francesa, casi su principal patria, analiza la situación política actual desde el prisma de quien ha visto pasar delante de sus ojos a personalidades políticas de todo rango, religión e ideología.

¿Hay extrema derecha en parlamentos democráticos actualmente?

El único que podría ser de extrema derecha es Jair Bolsonaro, el que será nuevo presidente de Brasil. Pero la extrema derecha prohíbe partidos políticos, cosa que el populismo no hace. El populismo es el heredero directo de Jean-Jacques Rousseau, sea populismo de izquierdas o de derechas. Desde 1945 se ha instaurado un sistema, que es el parlamentario liberal.

¿Y en España hay extrema derecha?

En España sí que hay extrema derecha, serían desde Fuerza Nueva o todos aquellos que tienen como postulado ir hacia un régimen autoritario o suspender las libertades.

Entre las 100 medidas de Vox se habla de "Ilegalización de los partidos, asociaciones u ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía".

Yo a Vox no le considero extrema derecha, sino populismo. Los partidos populistas son partidos cuya esencia es que el pueblo "es Dios en su país" (cita del índice de su libro). No es fascismo, no es extrema derecha y no es autoritarismo. No es racismo, ni tampoco comunismo. Desde luego, no es izquierda ni derecha "de gobierno". Lo que pasa es que los países son diferentes. Marine Le Pen es populismo, si se quiere de derechas, pero estatalista y es contraria a la mundialización. También es partidaria de un grado elevado de reparto social. Vox es populismo "a la española". España tiene una maldición, se llama Iglesia Católica. Por eso en Vox son contrarios al aborto o al divorcio y en el Frente Nacional no. Francia es un país laico de verdad. En Vox no se parecen ni a Alternativa para Alemania, ni a Matteo Salvini tampoco.

Sin ser Vox, a su juicio, extrema derecha, sí que tiene postulados racistas. Entre sus 100 medidas: "Copago sanitario para los pagapensiones legales que lleven menos de 10 años en España", "deportar a todos los pagapensiones ilegales", etc.

Deportar a los ilegales no es racismo.

Hay propuestas de Vox que se contraponen con tratados europeos, como el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), que prohíbe la discriminación por nacionalidad. El partido de Santiago Abascal propone primar el trabajo para los españoles ante personas de otras procedencias.

Eso responde a un planteamiento que todos los partidos populistas defienden, que es: "mi gente primero". En el caso de Podemos, que también es populista, defiende que primero "los de abajo", independientemente de qué color de piel tengan.

En Vox no hablan mucho de la corrupción, que según usted dice, se podría arreglar haciendo una especie de Revolución Francesa, cortando algunas cabezas…

Yo no me he leído sus medidas. Pero creo que lo intrínseco a un partido político no es la corrupción, sino la financiación ilegal, no hay forma de evitarla. Lo sé porque yo he sido Secretario General de un partido (el Partido Popular). Si un tío viene y te pone encima de la mesa un maletín con 40 millones de las antiguas pesetas para tu campaña, ¿qué le vas a decir? ¿que no? Si no pide nada a cambio, no veo por qué hay que decirle que no. Él tiene derecho a gastarse su dinero como le dé la gana. Eso sí, los comunistas no han visto llegar un maletín con 40 millones en la vida. Sí que les mandaban, en su época, barcos enteros desde Albania con tripas de cerdo, que vendían en España para financiarse.

¿Es posible que en España los partidos de izquierdas empiecen a decir que hay que poner cotas a la migración? Hay líderes como Sahra Wagenknecht, del partido izquierdista alemán Die Linke, que ya coquetean con la idea…

Aquí el PSOE no lo dice, pero sí lo hace. La frontera abierta es la muerte de la democracia. Una frontera es lo que nos permite decidir nuestro destino. Si no hay frontera, nuestro destino lo puede decidir cualquiera.

Otra propuesta de Vox es una especie de muro (metafórico) en Ceuta o Melilla.

Lo de Melilla y Ceuta es una barbaridad, estamos pagando el precio del imperio, de mantenerlas como españolas. Hay que poner una valla cada vez más alta.

¿Una valla cada vez más alta hará que venga menos gente?

Las llegadas se han disparado porque Italia ha cerrado, Malta ha cerrado y Francia ha cerrado en parte. El que les ha cobrado por venir llama a la comandancia de la marina para informar de que llegan. En Algeciras les dan 70 Euros y un billete de tren hacia Irún, porque quieren ir a Francia. En Irún está la Gendarmería esperando y no les dejan entrar. Hay un conflicto entre ambos países porque ninguno se quiere quedar a todos. Mientras tanto, Italia se parte de risa. Pero jovenlandia colabora en que no lleguen, porque si no esto sería una avalancha. Aun así, la frontera es un coladero.

¿Qué decisiones políticas cree que tomarán los países en el futuro respecto a este tema? Recuerdo a Merkel, hace un par de años, yendo a Túnez y prometiéndoles una fábrica de Volkswagen a cambio de acoger a deportados.

Pues jovenlandia dirá que les den dinero para que no dejen pasar a gente o a cambio de acoger a otros. Lo de Merkel es porque el obrero tunecino es mucho más barato que el obrero alemán. Para finales de este año, China será miembro de pleno derecho de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así que en Europa necesitan mano de obra más barata.

¿Significa eso que algunos países acogieron a refugiados con la idea de provocar un "dumping" salarial entre trabajadores, es decir, que los refugiados cobren menos por el mismo trabajo y así rebajar las condiciones laborales de todos, debido a esta presión de "competitividad"?

Sin duda alguna. Al poco tiempo del pico de llegadas de 2015, la patronal ya dijo que estos que viniesen cobrarían, durante un año, un salario inferior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

¿Cree que los votantes de Vox se irían a recoger tomates a El Ejido por el sueldo por el que lo hacen los migrantes?

Cuando se habla de que los pagapensiones vienen a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer, falta otra parte de la frase. Y es: "Los pagapensiones vienen a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer, por el salario de hez que pagan por hacer esos trabajos". Cuando se oye que no se están tirando los salarios a la baja, nos toman por fulastres. El otro día me paró un señor por la calle y me dijo que tenía contratada a una española para que cuidase de su madre, pero que ahora la había sustituído por una colombiana a la que le pagaba 200 euros menos y que ese dinero se lo gastaba en cerveza. Mucha gente quiere que lleguen pagapensiones para explotarles.

Si no se puede acoger a todos, ¿cómo se puede lidiar con el tema migratorio?

Tú puedes tener la mano medio abierta, pero sin decir que la abres. Entonces, me fastidia mucho decir esto, pero tiene razón Marine Le Pen. No darles las ventajas de venir. En Francia se están pagando hasta tratamientos de blanqueo de la piel.

También se han ido muchos españoles a trabajar a Alemania y a otros países. En una entrevista antigua en 'Salvados', la sobrina de Marine Le Pen, Marion, dijo que en su partido no tendrían problema en que viniesen migrantes jovenlandeses, por ejemplo, si éstos fuesen ricos. ¿Lo de los problemas con la migración es un tema de clasismo?

Marion es mucho más radical que Marine y representaría lo que hoy representa Vox. Su postura en temas como aborto o divorcio es la misma que los de Santiago Abascal. Aunque lo que dice no es clasismo, tiene su lógica. Si viene un inmigrante que es rico significa que viene un inmigrante que no va a ser un cargo para el estado francés, en ese caso.

Hay muchos ilegales que no reciben ayudas del estado, precisamente por no estar reconocidos por éste.

Eso es imposible. Francia no tiene mucho que ver en ese aspecto con España. Pero sí que es injusto que se diga en España que la mayoría de las ayudas las reciben los pagapensiones. No es así exactamente.

¿Es la izquierda el problema? Se oye mucho esto y la situación política está muy globalizada. ¿Sería entonces la izquierda mundial el problema?

No, el problema es otro. En mayo del 68 los estudiantes se sublevan. Eran hijos de papá en su mayoría. Parecía una revolución de izquierdas, pero fue ultraliberal. Todos los dirigentes de mayo del 68 están ahora en partidos ultraliberales. Como los estudiantes se dieron cuenta de que solos no podían hacer la revolución, llamaron al pueblo. Acudieron a los obreros, por ejemplo en fábricas inmensas de Renault. Pero los obreros les rechazan y les dicen: "Fuera de aquí, niñatos". Así fracasa mayo del 68. Hubo un proletariado de sustitución. Creyeron que los argelinos iban a votar por los socialistas en Francia. Esto se produjo durante un tiempo, pero luego, según se iban islamizando, se iban absteniendo de votar.

¿Es la Unión Europea, con sus medidas económicas recesivas, una fábrica de populismos?

Sí, es un desastre. Se podría haber hecho un proyecto muy bonito, porque la gente de verdad quería una Europa unida, pero lo han estropeado. De pequeño, cuando íbamos grupos de chavales de excursión a la frontera, rompíamos los carteles porque estábamos hartos de tanta frontera que había dejado la II Guerra Mundial. En Bruselas sólo hay casta, señores que cobran por no hacer nada.

¿Qué ocurrirá si en mayo el Parlamento Europeo se llena de populistas?

El Parlamento Europeo no sirve para nada. Sirve para mandar a la gente que te molesta en el partido y que no quieres ver aquí en Madrid.

Por un lado el auge de Vox y por otro lado Pablo Casado abrazando a migrantes en Algeciras.

Es un gesto de corrección política. Vox ha obligado a partidos como el Partido Popular que digan alto y claro lo que ya pensaban antes en bajo.

¿Serviría para algo el frente antifascista que propone Podemos?

No creo. Esto no es Francia o Alemania en 1930. Vox no es fascista, ya quisieran. Yo he sido fascista y por eso lo sé. Franco tampoco era fascista, sino un perfecto iletrado, no llegaba ni a fascista. Hay una carta del embajador alemán en Madrid de aquella época, que llega a manos de Hitler, en la que decía: "Estamos apoyando a un loco. En lugar de ganarse al proletariado, como hemos hecho sistemáticamente nosotros, se está dedicando a masacrarlo". No estamos en la crisis del 29. El fascismo ya está gobernando desde hace tiempo. No el fascismo histórico, sino el rigorismo. Bastante rigor en cuanto a normas sociales y ultraliberalismo en lo económico. Un país que admite la doctrina Botín es un país en el que el que manda es el señor Botín. Es triste que tenga que decir esto, pero sigue mandando Franco, aunque han cambiado cosas. En la época de Franco no podías echar a una persona de una vivienda si ésta tenía una cama. Ahora no hacen viviendas sociales porque entonces no se podría especular.

Franco decía: “Usted haga como yo y no se meta en política”.

Muchos españoles se han quedado con esa canción: "No somos ni de izquierdas, ni de derechas", se oye. Si dices eso, es que eres de derechas. No se ha cerrado ninguna herida del Franquismo. La política que se intentó es la de perdonar mediante el olvido. La extrema derecha se metió al Partido Popular. Pero no creo que en España pudiese surgir un partido realmente fascista, porque el Fascismo es laico. A los partidos fascistas no les gusta el ejército. Cuando llegan al gobierno crean sus propios ejércitos y milicias y los arman.

¿Usted prohibiría un partido fascista? El fascismo parece estar triunfando a través de la democracia.

El fascismo lleva instalado en toda Europa muchos años, sólo que se blanquea. Un día Ernest Mandel dijo una frase genial: "¿Qué es el Mercado Común? El sistema fascista alemán menos el autoritarismo". Y tenía razón. El Capitalismo no existe, existen los capitalismos, en plural.

¿Votaría alguna vez a Vox?

No puedo, porque yo soy laico y republicano.
 

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LA LEY DE LA CALLE. Una de las convenciones políticas es que la calle -«las
plazas», en la jerga podemita- es el ecosistema legítimo de la izquierda, es el
ámbito adonde acude sólo ella a «empoderarse». Pero nuestra democracia ha
conocido fechas marcadas por la aparición transversal de la sociedad civil, del
ciudadano consciente al que no es fácil reducir al estigma del 'muy de derechas'.
JAVIER BARBANCHO

Usted puede ser un asesino. Sí, sí, usted de quien nada sospecha el camarero de la cafetería que acaba de proporcionarle aceite para agregar a la barrita. Por cierto, no me deje un cerco con la taza en la página, no cuando aún queda día de lectura. De todos modos, mañana envolveré el pescado, ya conoce el cliché. En realidad, no es exactamente un asesino lo que usted puede ser. Lo he interpelado así, como en la obra de Alfonso Paso, como en la adaptación del gigante Alberto Closas, para obtener su atención y advertirle: lo que usted puede ser es un fascista. Sin saberlo, sin haberlo sabido nunca.

Además, puede usted estar rodeado en este preciso instante de fascistas que tampoco saben que lo son. No se asuste. Mantenga la calma. Levante discretamente la mirada del periódico o de la pantalla y observe a su alrededor. Esto es como en La invasión de los ultracuerpos, no puede discernir cuál de las personas aparentemente normales que desayunan cerca de usted ya ha sido poseída y está gobernada por un malo fascista de los que obligan a los editorialistas orgánicos y a los profetas curativos de Podemos a salir a la calle con un maletín de exorcista, como el del padre Karras.

Tal vez esté usted desayunando en una cafetería madrileña cercana a la plaza de Colón. En ese caso, es mi obligación decirle que las posibilidades de que se haya metido en una infestación muy de derechas se multiplican alarmantemente. Hay un modo de averiguar quién ha sido ya sometido a contagio. Los editorialistas orgánicos han trazado alrededor de la plaza de Colón un perímetro, como el que demarca Madrid Central, dentro del cual, a partir de mediodía, sólo habrá fascistas. Súcubos de condiciones anatómicas distintas porque existe una maquinita que demuestra que ocupan más espacio dentro de un metro cuadrado que los edénicos seres de la infalibilidad moral.

Sométase usted a prueba, camine hacia esa línea. Ignore los avisos apocalípticos de los predicadores que le exigirán arrepentimiento bajo pena de condenación eterna. No se extrañe si algún fotógrafo le apunta con la cámara cuando se lleve una mano al bolsillo: le han encargado que encuentre una bandera culpable con la que armar una portada y usted podría haber estado a punto de desenfundarla. Una vez llegado a la línea, examínese. Si un impulso interior le conmina a cruzarla, usted es un fascista, usted es un error, y lo único que pueden hacer ya los doctores progresistas es clavarle una estaca e impedirle votar para que no se haga daño a usted mismo.

Poco importa que haya usted cruzado esa línea para constituirse en sociedad civil. Para participar en un tiempo escandalosamente abrasivo. Para erigirse en dique de contención contra los desmanes de los logreros, contra la rendición de las leyes y los principios, contra el secretismo y la mentira de los conspiradores y de un presidente precario y mendicante. Para evitar que el destino de España sea discutido y decidido en un ámbito extraparlamentario precisamente por aquéllos cuyo único anhelo es destruir España, tanto la nación en sí como su régimen. Poco importa que sea usted un votante habitual de la socialdemocracia que cree en el relato fundacional del 78 y que se ha sentido reclamado por la vieja guardia del PSOE, que ve cautivo al partido y amenazada la labor de construcción de una democracia europea en la que con tanto estímulo participó. Poco importa que a Colón lo haya arrastrado a usted una epifanía de vocación ciudadana que exige defender la conquista de tal condición.

Poco importa todo eso. Si cruza esa línea, usted es fascista, así será motejado, por ello será apalizado por las patotas retóricas de Sánchez y del independentismo. Pague usted el precio de ser fascista durante toda la semana próxima. Y hágalo con orgullo.
 

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ALBERTO OLMOS

¿Y si el fascista eres tú?

Descubrir en pleno siglo XXI que el fascismo es muy malo merece alguna consideración


Uniforme de los campos con el triángulo rojo

ALBERTO OLMOS

04/03/2020 05:00

Hace mes y medio, coincidiendo con la formación del nuevo Gobierno, un buen número de personas decidió proclamar a los cuatro vientos que era antifascista. Para hacer perdurable esta declaración, ubicaron tanto en la solapa de sus chaquetas como en la parte alta de sus perfiles de Twitter un triángulo rojo de punta. Explicar de dónde venía ese triangulito rojo en punta (campos de concentración nancy) nos entretuvo algunos días. Aún hoy, junto a corazoncitos gente de izquierdas o verdes o morados, o enseñas piratas, hay quien pega a su nombre en Twitter el consabido triangulito rojo. Así, diríamos que pasa por normal y pertinente que haya personas adultas y formadas que solo en 2020 se han dado cuenta de que el fascismo es muy malo, lo que les ha obligado además y de inmediato a comunicarnos al resto de seres vivos su extraordinario descubrimiento.

Asistí a esta iluminación antifascista con todo ese interés que me despierta la izquierda hegemónica de nuestros días, ya saben, esa izquierda que consiste básicamente en ponerse un pin en la solapa y mandarte a la Wikipedia para que veas la profundidad de sus ocurrencias. El marchamo antifascista, en 2020, comparte en buena medida el absurdo y la frivolidad de ese otro marbete igualmente glamuroso: anticapitalista. En principio, estar en contra de todo (el capitalismo) es igual que estar en contra de un espectro (el fascismo), pues ambas oposiciones salen gratis, ennoblecen y son compatibles con vidas perfectamente capitalistas y vidas —incluso— perfectamente fascistas. Yo, si tuviera que buscar ahora mismo un fascista, miraría primero entre la gente que declara muy explosivamente que es antifascista. Del mismo modo que si buscara un cargador para un iPhone le preguntaría primero a alguien que se declara anticapitalista.

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Si tuviera que buscar ahora mismo un fascista, miraría primero entre la gente que declara muy explosivamente que es antifascista

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Esta paradoja posmoderna, según la cual tu postura (postureo) ejerce la función de máscara de contrarios, me llevó a pensar —con total inocencia respecto a mis propias dotes— en una expresión también afiliada al oxímoron: fascismo de izquierdas. Es simpático —aunque un poco enloquecedor— pensar así la vida: como oxímoron, contradicción, paradoja y máscara.

Cuando acudí a Google para ver si a alguien se le había ocurrido esto del 'fascismo de izquierdas', me llevé un chasco. Se le había ocurrido a tanta gente que hasta había una entrada en la Wikipedia. En ella, aparecía una cita de Peter Sloterdijk, el poético y enmarañado filósofo alemán autor del excelente 'En el mundo interior del capital'. Al parecer, en su libro 'Ira y tiempo' se hablaba mucho de izquierda desangelada y vuelta a endemoniar, de modo que me puse a leerlo con la idea de dar enjundia a mi escritura venidera sobre el triangulito rojo de marras. Leer a Peter Sloterdijk lleva su tiempo. Un poco más, queridos amigos, que descubrir que eres antifascista por la mañana y, a media tarde, haber derrotado ya tú solo a triangulitos a no se sabe muy bien qué Hitler recortable.

'Thymós', las bajas pasiones

'Ira y tiempo' se publicó en Alemania en el año 2006, pero muchos de sus planteamientos se ajustan perfectamente a la queja que cuatro locos andamos propagando estos días sobre la inexistencia o vaciado de sentido de la izquierda. Sloterdijk parte de premisas discutibles por su habitual exceso de lirismo, pero finalmente se nos antojan válidas. Tomando como pilar de sus tesis la noción griega 'thymós' (esto es: las bajas pasiones, desde el rencor al deseo de reconocimiento, pasando por la venganza), adjudica a los alzamientos de clase y a las revoluciones populares un gran capital de ira, identificando así esta pasión por el cambio, bien que agria, como la esencia de la izquierda.
Básicamente, estoy de acuerdo. Cuando yo he votado a algún partido de izquierdas, no lo he votado porque estuviera encantado de la vida, sino porque estaba hasta ahí mismo de la vida. Podemos decir, bajando al barro la prosa empírea de Sloterdijk, que para ser de izquierdas hay que estar enfadado, mientras que para ser de derechas basta con sentir incómodas preocupaciones. O al menos era así hasta ahora.


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Para ser de izquierdas hay que estar enfadado, mientras que para ser de derechas basta con sentir incómodas preocupaciones. O al menos era así

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Sloterdijk ya detectó hace 15 años cómo la ira ('thymós'), que había sido un catalizador político progresista durante toda la historia, había dejado de serlo, lo que afectaba inevitablemente a las formaciones de izquierda. No hay suficiente 'ira acumulada' para generar movimientos políticos de importancia. Esto guarda relación con “el fin de la historia” enunciado por Fukuyama, con las ideas de Pinker acerca del innegable progreso de nuestra civilización y hasta con mi afirmación en este artículo —modestamente— de que el capitalismo ha triunfado por completo. No hay futuro para un partido que pretenda satisfacer únicamente a aquellos que están cabreados con el sistema, porque son muy pocos en comparación con los que están soñando con disfrutar plenamente de todo lo que este puede ofrecerles. Así, la izquierda clásica “se ha dado de baja como partido de orgullo y de ira y ha realizado el giro hacia el primado de los apetitos”.

Para Sloterdijk, la moral dominante de nuestros días se presenta como un tríptico bastante mezquino: 1) “debes desear y disfrutar todo aquello que otros gozadores te manifiesten como bien deseable”, 2) debes hacer ostentación de tu consumo y 3) si fracasas, es culpa tuya. A lo que Baudrillard aporta: “Los jóvenes franceses se encuentran en su casa dentro de una burbuja de ilusión donde se defienden privilegios como si se tratara de derechos fundamentales”.

¿Y dónde cabe aquí el antifascismo?, se preguntarán. Como es natural, en ninguna parte. Sloterdijk recuerda la afirmación de Marx acerca de cómo las piezas históricas se estrenan en forma de tragedia para repetirse después regularmente como farsa. "La farsa aparece en este caso como el intento de proyectar las circunstancias de los años 30 sobre las de la época de 1968 y posterior a esta para deducir de ellas reglas para la resistencia” frente al sistema imperante". O sea, la revolución como 'escape room' de niños pijos.

Ya a mediados de siglo el concepto 'antifascismo' no fue otra cosa que la forma de “inmunizar a la Unión Soviética contra los críticos de dentro y de fuera. Estos tenían que temer ser denunciados como profascistas tan pronto como elevaran el más mínimo reproche contra la política de Stalin”. No sé a ustedes, pero a mí esto me suena mucho.

Y la traca final: 1) “la ingeniosa auto-representación del fascismo de izquierdas como antifascismo fue (…) el juego lingüístico predominante de la época de posguerra...”; y 2)“se inventó una elevada matemática moral según la cual tiene que pasar como inocente quien puede demostrar que otro ha sido más criminal que él mismo.

Consecuentemente, Pablo Iglesias no se cree su propia alerta antifascista de 2020, ni nadie de Podemos el triangulito rojo en punta que luce, como demuestra esa imagen extraordinaria del líder del partido morado carcajeándose con el portavoz de Vox entre bambalinas. Démosle el relieve que merece: no hablando, no: carcajeándose.

El problema (la tristeza) es toda esa gente que se cree que lo que toca ahora desde la izquierda es gritar a los cuatro vientos que eres 'antifascista'. A veces me imagino a Iglesias una tarde de domingo pensando sin más en decirle a su parroquia que el próximo sábado será miércoles, y que si acaso llueve, en realidad hará sol, y que cuando sea de día será de noche, y sabiendo que a buen seguro como poco un millón de personas en España creerá que efectivamente es así, pues en caso contrario serían considerados Muy de derechas.

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Es increíble el miedo que tiene tanta gente a ser tildada de 'muy de derechas' y la permisividad con la que ha asistido a coacciones y acosos fascistas/SIZE]

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Esteban Hernández lamentaba desde esta misma cabecera que la izquierda no tenga ahora mismo algo más que ofrecer que esta figuración hollywoodiense como guerrilla 'antifascista'. ¿Eso es todo lo que se os ocurre, la farsa de luchar contra el fascismo?, debemos preguntarnos. ¿Algo como: 'Oye, vótame porque soy antifascista, y como no me votes te llamo muy de derechas'?

Félix Ovejero nos dice en 'Sobrevivir al naufragio' que “encontrar culpables es el primer paso para ejercer la superioridad moral”. Y esos culpables son encontrados, no lo duden, aunque sean mujeres embarazadas a las que se hostiga impunemente o políticos en el cine junto a sus hijos a los que se increpa sin miramiento alguno. Es increíble el miedo que tiene tanta gente a ser tildada de 'muy de derechas' y la permisividad con la que ha asistido a coacciones y acosos abiertamente fascistas —¿hay algo más totalitario que no dejar hablar a una persona en la universidad?— como si fueran perfectamente normales.

No sé, amigos; no sé. Yo aquí os dejo la pregunta: ¿y si el fascista eres tú?
 

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PODEMOS
Militantes de Podemos critican a Pablo Iglesias y a la dirección: «Rayan el fascismo»


FERNÁN GONZÁLEZ 01/07/2020 06:45

Militantes de Podemos agrupados en torno al espacio ‘Podemos desde abajo’ muestran su malestar con la dirección liderada por Pablo Iglesias. En una charla telemática explican sus diferentes experiencias negativas trabajando para la formación desde las bases. «Es un hooliganismo que raya al fascismo», explica el militante andaluz Miguel Aguilera en relación con el ‘ordeno y mando’ del aparato a la hora de nombrar candidatos a dedo.

Bajo la premisa de construir desde la base, un grupo de una decena de militantes se está organizando para tratar de revertir la situación y volver al espíritu del 15-M. En todo caso, en sus intervenciones se muestran pesimistas. «Recuperar la ilusión de los inicios va a costar mucho, porque el desencanto es tal que volver a encantar va a costar mucho más que al principio», explica José Honorio, de Podemos País Vasco. En la misma línea desde Cataluña, Pilar Biarge, representante de los círculos en la dirección municipal de Podemos Barcelona, que considera que la situación «va a ser muy difícil de arreglar».

Así, la falta de democracia interna es el gran caballo de batalla de estos inscritos. Miguel Aguilera mantiene la apuesta por la horizontalidad y la transparencia del 15-M y considera positivo tratar los trapos sucios con luz y taquígrafos. Apunta que la izquierda ha hecho lo contrario desde el comienzo de la democracia y los resultados electorales son cada vez peores.

Este militante de base de Jaén, junto a la mayor parte de los participantes en la charla «no oficial» emitida en YouTube, critica que en las últimas primarias Pablo Iglesias no se haya mantenido neutral y haya prestado su nombre para señalar las candidaturas que quería colocar al frente de las direcciones regionales. «Cuando usan un nombre de un dirigente, me da igual si es legal, entre compañeros es absolutamente inmoral. Crean una división en un espacio en el que no debiera haber campos de división. Es marcar con el dedo a supuestos ganadores con afinidades que nos conduce a un proceso de monolitismo y uniformidad, que acaba con el pluralismo y la diversidad», afea.

Preguntado sobre el porqué de esta deriva, Miguel Aguilar lo explica con claridad: «Esto lo ha permitido un aparato que no tiene capacidad de trabajar por abajo, pero que tampoco quiere ser sustituido. Esta es la cuestión. Hemos llenado nuestras listas (para las direcciones del partido) de cargos. Hoy en Andalucía hay 10 compañeros con cargos, ¿cómo van a hacer su trabajo de reconstrucción en barrios?, ¿habéis visto a algún intelectual trabajando en barrios en cuatro años de partido?».

«En el partido de la transparencia, el oficialismo es un invento para hacernos monolíticos. Para decir: tú eres malo y tú eres bueno. El pluralismo y la diversidad son malos. Todo lo pegado a Pablo Iglesias nos sirve, el resto es malo. Eso es un hooliganismo que raya al fascismo», censura este militante.


«Mesianismo»

Por su parte, José Honorio comenta que es «muy triste arroparse en el nombre del secretario general del partido para impulsar una candidatura de primarias. Eso se llama mesianismo y un partido que sigue a un único líder está destinado a acabar consigo mismo».

Este militante vasco cita la foto de Vistalegre 1 de la que sólo queda Pablo Iglesias. «El problema estriba en que los impulsores de este movimiento, que ha acabado siendo un partido político, se han ido automarginando o les han excluido. De la foto de los promotores de Podemos sólo queda Pablo Iglesias. Ese es el problema. La diversidad de pensamientos e ideologías se ha sustituido por el pensamiento único y eso provoca que Podemos vaya en caída libre. Eso se traslada a la sociedad y son votos que van a otros partidos políticos».


Ascienden los «pelota»

Otro problema detectado por este miembro de Podemos es quiénes ascienden en el escalafón. «Gente que trabaja, que deja horas de su vida en hacer crecer este partido, les han mandado al ostracismo. A los trepas y los pelota han subido a puestos de dirección. Gente que tenía que estar expedientada y expulsada por tener agresiones constatadas por la Policía, como es próxima a algunos líderes de Madrid, ni se abre la investigación», lamenta.


Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en Vistalegre I (Foto: Podemos)

Sobre las acusaciones de pucherazo en las últimas primarias, este militante recuerda que «un analista informático en el programa que hacía el recuento encontró una aplicación que generaba DNI falsos. Eso quedó en el limbo judicial. Eso está verificado».

También lamenta que «Podemos nació como un partido confederal, pasó a ser federal y ahora ni eso. Se imposibilita federarse porque la marca se la queda Podemos. Madrid domina todos los territorios. Primero colocó gestoras y ahora controla todas las autonomías».


«Están a pillar un sillón, pegarse como una lapa a él y a hacer nada más. A los que trabajamos no nos dejan nada»

En la misma charla, otra inscrita de Podemos llamada Marisa reconoce su decepción con la lucha cainita entre las diferentes familias moradas. «Antes estaba en una de esas corrientes pero veo que no se saca nada. Es como una secta, ‘estos son malos, los otros también…’ Yo he venido a este partido a mejorar la sociedad, pero no nos están dejando«, afirma. «Están a pillar un sillón, pegarse como una lapa a él y a hacer nada más. A los que trabajamos no nos dejan nada», lamenta esta militante.

Por su parte, Pilar Biarge comenta que desde Madrid se impuso una lista de candidatos para liderar Podemos Cataluña completamente desconocidos en las bases. «Los compañeros de Barcelona nos conocemos todos. Raro es cuando hay alguno que no conocía. Cuando vimos la lista de Cataluña estábamos anonadados. Vimos una endogamia que preocupa. Mi preocupación es cómo nos podemos desconocer entre nosotros y el nivel de agresividad tan grande entre las candidaturas más grandes. No lo he podido entender y por eso he dejado de votar a alguno de los que se presentaban», zanja esta activa militante morada.