Ex diputada Podemita Cantabra: montón de indignados porque chapa el puñetero Corte Inglés y me la pela el negocio de fascistas esos fascistas

Joaquim

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Porque los Mass hez reciben Publicidad Insitutucional, Subvenciones y Licencias..... no lo hacen de gratis; le doran la pildora a la izquierda para que les de dinero, y los proteja de la Competéncia; los Periolistos y los Mass hez tradicionales no son mas que Redes Clientelares.
 

Lord Palmerston

Himbersor
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La verdad es que yo tampoco termino de entender por qué causa tanto alboroto que cierren centros del Corte Inglés. Me parece una cosa de otra época, como si tener un Corte Inglés en el barrio/ciudad diera prestigio. Hoy día con el comercio online hay muchas opciones.
 

ciberecovero

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FASCISMO según César Vidal y Federico Jiménez Losantos


9 mar 2019

Crónica Nacional



EL HECHO DE QUE SIEMPRE HAYA HABIDO ESCLAVOS NO ES OBSTÁCULO PARA RECONOCER LA MEZQUINDAD DE LA ESCLAVITUD Y EL ANSIA INHERENTE EN CADA SER HUMANO EN POS DE LA DESTRUCCIÓN FINAL DE SUS CADENAS. - FRANCISCO JOSÉ CALLEJAS-.


sábado, 13 de junio de 2015
EL FASCISMO Y MUSSOLINI FINANCIADOS POR EL ESPIONAJE BRITÁNICO

Benito Mussolini (1883-1945 ), nombre completo Benito Amilcare Andrea Mussolini ( 29 letras, 2+ 9= número 11, otra vez presente ) fue un ferviente activista socialista en su juventud, arrestado en varias ocasiones por su beligerancia contra los dirigentes patronales y las políticas imperialistas, tanto en Suiza en 1903 como en Italia en 1908 y 1909. Mussolini militante del Partido Socialista Italiano, era un agitador de masas nato, en 1912 se hizo cargo del periódico socialista “Avanti!” y el 9 de Junio de 1914 fue elegido Consejero Comunal de Milán. El inicio de la Primera Guerra Mundial provoca un cambio abrupto en Mussolini. renuncia a seguir dirigiendo el diario “Avanti !” y crea un nuevo diario “Il Popolo d´Italia” de tendencia ultranacionalista lo cual provoca su expulsión fulminante del Partido Socialista Italiano. En 1915 se presenta voluntario para combatir en la Gran Guerra y es ascendido a cabo por méritos en combate. El 23 de Febrero de 1917 es herido en unas maniobras de entrenamiento al estallarle un mortero, es en esa época donde Mussolini entabla contacto con Sir Samuel Hoare (1880-1959) agente del MI5 británico. Esta información se hace pública recientemente en el diario británico The Guardian después de que el investigador Tom Kington tuviera acceso a documentos desclasificados de la agencia de inteligencia británica. Según estos documentos, Mussolini recibía 100 libras semanales, 6.400 euros actuales a la semana como mínimo durante el año 1917, para financiar su periódico ultranacionalista y su nuevo movimiento político, los fasci di combattimento, el futuro Partido Nacional Fascista fundado también un mes 11 (como no ), en noviembre de 1921. Era una auténtica fortuna “donar” 6.400 euros semanales para cualquiera de los mortales, pero no para la élite financiera. Para la banca internacional era una propina si lo comparamos con sus pingües beneficios. Había nacido el enemigo político del comunismo y el socialismo, su genuino rival antagónico. Y recordad todos ellos sin excepción financiados por la oligarquía “selecta” de banqueros internacionales.



Foto de Mussolini fichado por la policía en 1903

La violencia entre fascistas y socialistas era constante en las calles italianas, cabe recordar que Italia en aquella época era una monarquía parlamentaria de corte liberal dirigida por el rey Víctor Manuel III ( 1869-1947 ). El año 1922 fue un año crucial en la toma del poder político por parte del Partido Fascista. Los grupos fascistas paramilitares de los camisas negras tomaron por la fuerza las ciudades de Ancona, Génova, Livorno, Parma, Bolzano y Trento. Es lo que Mussolini llama la revolución fascista. El 28 de octubre de 1922 “il Duce “ Benito Mussolini y sus camisas negras marchan sobre Roma. El rey Víctor Manuel III paraliza cualquier represalia contra los fascistas y encarga formar gobierno a Mussolini pese a que no contaba con mayoría en el parlamento sí que contaba con el apoyo de la élite financiera como demuestran los documentos desclasificados del servicio secreto británico, ante eso el Rey otro vasallo de la élite, no osa mover un dedo como es natural.

Italia se convierte en la primera conquista del fascismo en Europa, con la bendición de la élite financiera sin su apoyo e influencia económica y política hubiera sido imposible la asunción de la dictadura fascista italiana, los peones iban encajando en el gran tablero del poder. Y la mano del MI5 británico estaba muy presente. El espía Sir Samuel Hoare (1880-1959), encargado de la financiación de Mussolini, fue miembro de los servicios secretos británicos MI5 y MI6 desde su creación en 1909. Los servicios secretos británicos son considerados “la madre” de los servicios secretos occidentales. Gran parte de sus miembros pertenecían a una estructura secreta anterior que estaba al servicio de la élite financiera, la cual ya había establecido su centro de poder en Gran Bretaña desde la finalización de las guerras napoleónicas. Los grandes banqueros internacionales Rothschild, Morgan, Rockefeller, Warburg, etc.. son los impulsores a principios del siglo XX de los denominados servicios de inteligencia occidentales. Estos servicios secretos forman parte de las ramificaciones de poder con la que cuenta la élite financiera para la implementación de sus intereses, el gran error es creer que estos servicios de inteligencia sirven al pueblo o incluso a un gobierno. Sus verdaderos amos y no otros son ese grupo reducido de familias propietarias del sistema usurocrático. La Primera Guerra Mundial fue un éxito para la élite en todos los sentidos, tanto en el ámbito geopolítico como en el económico con la destrucción de los imperios europeos y su sustitución por repúblicas o monarquías liberales fuertemente endeudadas con el sistema financiero. Endeudados tanto los perdedores como los ganadores debido a los elevados costes de financiar una guerra de dimensiones globales. Negocio redondo para la élite financiera pero había algo más, este negocio de la guerra ya lo tenían desde hace doscientos años creando bandos antagónicos y enfrentándolos, ganando más y más dinero a cada guerra a cada enfrentamiento. Esta era una vieja artimaña de la cual ya eran expertos consumados.





Mussolini en la Primera Guerra Mundial, foto del año 1917

Pero insisto ahora había algo más que el conocido negocio de la guerra, habían dado el primer paso en la constitución de un futuro gobierno mundial con la instauración de la Sociedad de Naciones ( la futura ONU ) totalmente controlada por ellos. Habían avanzado más en sus aspiraciones de control global en el periodo que va desde la instauración de la Reserva Federal de los Estados Unidos en 1913 hasta la creación de la Sociedad de Naciones en 1919 que en todo el siglo anterior. Habían experimentado sus tácticas sobre el terreno, el test había resultado positivo, ahora había llegado el momento de reforzar y crear nuevas estructuras supranacionales, la llamada síntesis resultante de enfrentar ideologías beligerantes entre sí, (la tesis + la antítesis). En ello estaban, posiblemente el liberalismo parlamentario no tendría los arrestos suficientes para enfrentarse a la amenaza comunista tal como se demostró en la Guerra Civil Rusa con la derrota del Ejército Blanco (compuesto por monárquicos y liberales) a manos de los Bolcheviques. Había que crear y financiar una nueva ideología más compacta, más beligerante y en Mussolini la élite financiera vio la pieza necesaria para frenar la expansión del movimiento marxista que ellos mismos se habían encargado de crear y financiar para descabezar al régimen Zarista reacio a ceder el control de su política monetaria a la oligarquía financiera dueña de la banca occidental y de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

Siento romper los conceptos idealistas de algunos pero la verdad ni es agradable ni es fácil de digerir. Y en este blog vamos donde la verdad nos lleva. Todos los movimientos políticos o sociales a nivel global han sido financiados en algún momento por la élite financiera, TODOS, sin exclusión. Socialismo, independentismo, comunismo, fascismo, liberalismo y un largo etcétera. Algunos dirigentes de estos movimientos auspiciados por la élite trataron de liberarse de las cadenas de sus amos pero fueron siempre una pequeña minoría que fue “apartada del camino” por los medios que consideraron necesarios que son muchos y variados. De hecho la élite financiera como dueña absoluta del poder económico, del poder político y del poder mediático puede "liberarse" de dirigentes molestos con la misma facilidad que un elefante aplasta a una hormiga.

Fuentes:

Recruited by MI5: the name's Mussolini. Benito Mussolini

Samuel Hoare - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
Última edición:

MurdockMaxx

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Podemos y Falange - Dos partidos, un mismo discurso


Econolibertad

Publicado el 24 ago. 2017
¿En qué se parecen Falange y Podemos?

En prácticamente todo, la única diferencia digna de mención es el carácter nacionalista de unos frente al carácter antinacional de los otros. Ambos proponen el mismo socialismo, donde el Estado es omnipresente y todopoderoso, donde el individuo está completamente supeditado al capricho del Estado, donde la propiedad está en manos de los ciudadanos solo nominalmente, pero no puede hacer nada con ella sin la aprobación del Estado, donde el capitalismo está perseguido y encorsetado y donde el Estado está legitimado a manejar la economía, donde el Estado crea monopolios y empresas estatales por doquier, donde se persigue al liberalismo y a los ciudadanos que se atraven a protestar
La diferencia es que son unos progres traidores de hez vendidos a los intereses del Capital. Y no es poco. Y yo creo que a diferencia del fascismo no usan la violencia física porque la mayoría son feministas radicales y manginazos que no tienen ni media leche, que si no lo harían bien a gusto creo yo.
 

시켈 !

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Y a mí me la pelan los NEGOCIOS PROGRES que pagamos con dinero de todos, sus chiringuitos y ONGs. A ver si cierran todos.
 

tucco

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Solo 35 años y ya va por tres gatos. Cuando la charificación avance parece inevitable un síndrome de Noé...
 

ciberecovero

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Por cierto debería leer el ideario económico del fascismo, lo mismo se sorprendía de a cuál partido actual es casi calcado.



Podemos y Falange - Dos partidos, un mismo discurso


Econolibertad

Publicado el 24 ago. 2017
¿En qué se parecen Falange y Podemos?

En prácticamente todo, la única diferencia digna de mención es el carácter nacionalista de unos frente al carácter antinacional de los otros. Ambos proponen el mismo socialismo, donde el Estado es omnipresente y todopoderoso, donde el individuo está completamente supeditado al capricho del Estado, donde la propiedad está en manos de los ciudadanos solo nominalmente, pero no puede hacer nada con ella sin la aprobación del Estado, donde el capitalismo está perseguido y encorsetado y donde el Estado está legitimado a manejar la economía, donde el Estado crea monopolios y empresas estatales por doquier, donde se persigue al liberalismo y a los ciudadanos que se atraven a protestar



Podemos llamar a esto fascismo
Juan R. Gil | 28.02.2015 | 23:48

Los jerarcas podemitas responden a las primeras críticas acosando a quienes se atreven a expresarlas, demostrando que no pretenden regenerar la democracia sino manipularla en su beneficio

Los lectores habituales de este periódico no podrán encontrar hoy en sus páginas de Opinión el artículo que desde hace años publica cada domingo el exconseller socialista, exalcalde de Alicante, exdiputado nacional, exportavoz en las Corts y actual adjunto primero al Síndic de Greuges, Ángel Luna. No es una ausencia voluntaria, sino impuesta. Uno de los políticos más preparados, menos sectarios y que mejor escriben de entre los pocos con los que contamos en esta Comunidad ha tenido que renunciar a expresar libremente sus opiniones –siempre reflexivas y desde hace mucho tiempo ya alejadas de partidismo alguno– porque tuvo la ocurrencia de examinar, en alguno de sus textos, el devenir de Podemos. Los jerarcas de este movimiento, que se han autoerigido en voz del pueblo, no respondieron a los argumentos de Luna con otros; no contrapusieron la visión de Luna, crítica pero respetuosa, con la suya propia, a pesar de que siempre han tenido las puertas de este medio abiertas y, de hecho, las han utilizado cuando ha querido sin cortapisa alguna. Simplemente optaron por promover una denuncia contra él con el fin, volviendo del revés aquel grito que contra la Dictadura lanzó Blas de Otero, de robarle la paz y la palabra.

Este periódico pierde unos análisis que siempre valía la pena tener en cuenta, se coincidiera o no con ellos; los ciudadanos se quedan sin una voz que en todo momento antepuso el pensamiento al enfrentamiento. ¿Para qué? Para que triunfe esa nueva casta, mucho peor que la que ellos denuncian, de la que cada vez forman parte mayor una barahúnda de iluminados, desechos de tienta de todos los partidos y maquiavelos de manual universitario, a los que hay que reconocer que hubo un día en que supieron conquistar el territorio de la ilusión, pero que llegado el momento clave de unas elecciones están demostrando que no son capaces de organizar su propia casa, así que mucho menos pueden gobernar la de los demás; que no les interesa el bien común, sino el beneficio propio de una cúpula conformada al más canónico estilo marcial; que no entienden de democracia, sino de poder puro y duro ejercido manu militari y que creen que los derechos sólo lo son si rinden réditos en ese camino al poder.

Falacia. Los jerarcas podemitas –a los que distingo claramente de todos aquellos que se han acercado a ese movimiento con la esperanza de cambiar las cosas en este país y que no merecen la manipulación a la que unos cuantos quieren someterles–, alegarán ahora que quienes ocupan la Sindicatura de Agravios tienen limitados sus derechos. Es una media verdad, luego es la peor de las mentiras. Tienen un deber de imparcialidad, sí. Pero nada hay en el estatuto de la sindicatura que prohíba a sus miembros expresar sus opiniones, un derecho constitucional que sólo en muy pocos casos, que no es el que nos ocupa, resulta restringido. Es obvio que el Síndic de Greuges –y por extensión sus adjuntos– no puede militar en un partido, ni participar en actos políticos partidistas ni prejuzgar asuntos sobre los que entiendan en razón de su cargo. ¿Pero hablar? ¿Escribir? ¿Hemos decretado el fin del pensamiento? ¿Debemos censurar la capacidad crítica?

Pero la falacia en la actuación de los líderes de Podemos se demuestra sobre todo porque durante meses no les ha importado una higa lo que Luna escribiera o dejara de escribir: sólo cuando ha empezado a referirse a ellos, siquiera tangencialmente, han actuado. Porque los centuriones de este nuevo régimen que quisieran imponernos son, y lo he dicho antes, de una nueva casta: la de los intocables. Tan intocables como han pretendido ser todos los dictadores que en la historia fueron; todos han tenido miedo a la palabra, todos han tratado de poner una mordaza al que habla, al que escribe, al que expone ideas. Ellos, los que han secuestrado Podemos, se licenciaron por lo que se ve en esas enseñanzas.

Porque, además, Luna no es el único objetivo de esta falange en movimiento. Otro colaborador de este periódico, el profesor Francisco Sánchez, director de la Universidad Cardenal Herrera, un hombre situado en el ámbito de la derecha moderada, como Luna lo está en el de la izquierda no radical, pero igual de libre en sus opiniones que él, ha sido objeto esta semana de ataques sin cuento en redes sociales, mensajes a su correo electrónico, a su teléfono... hasta pasar a mayores: algunas personas, que se identificaron como miembros de Podemos, fueron a buscarle hace unos días, en actitud claramente agresiva, a su puesto de trabajo. No dieron con él, pero dejaron explícita la amenaza. ¿Por qué? Porque también se atrevió a hablar de los dirigentes de Podemos.

Engaño. Si pensara que estos escuadrones saben quién es Quevedo copiaría aquí el texto completo que le envió en ocasión similar al Conde Duque de Olivares, aquel que comenzaba con el famoso «No he de callar /por más que con el dedo,/ ya tocando la boca o ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo». Pero me temo que estos camaradas a lo más que se remontan es al primer tercio del pasado siglo, un momento histórico que sí demuestran, al menos con los hechos, conocer bien. Y porque lo cierto, justo es reconocérselo, es que lamentablemente sí han conseguido que al menos uno, Ángel Luna, calle.

Comprendo que sus caudillos se jacten de no ser de derechas ni de izquierdas, se autoproclamen demiurgos y se comporten como si la historia hubiera empezado con ellos: ese es el altar desde el que quieren engañar a los que dicen defender. Asumo también, vistos sus referentes, que ante las críticas respondan con violencia, porque violencia es imponer que alguien no escriba o acosarlo para que no lo haga. Lo asumo pero no dejaré de denunciarlo. Y entiendo perfectamente la jugada de hacer pasar algo heterogéneo, los ciudadanos, por un corpus homogéneo, el pueblo, para luego separarlo de los representantes que el mismo pueblo ha elegido, glorificando a éste y criminalizándolos a ellos, erigirse a continuación en los únicos capaces de saber lo que el pueblo quiere o lo que el pueblo pide y, consolidada la falsa premisa, presentarse como los verdaderamente puros y, en virtud de esa pureza, los únicos capaces de gobernar al pueblo como el pueblo se merece. Lo entiendo porque, aunque sencilla, esa estrategia también está en todos los manuales de los movimientos populistas y totalitarios, manuales que se pueden comprar al peso en cualquier librería de viejo. Y comprendo, cómo no, su nerviosismo cuando les estallan en las narices casos como el del tal Monedero, acusado de escamotear a ese pueblo que tanto dicen defender dinero de los impuestos con los que todos contribuimos a que la convivencia se sostenga; casos que les ponen en evidencia, que demuestran que los miembros de ese generalato no son mejores que nadie, aunque quizá sean más aprovechados que muchos; pero, sobre todo, que son más taimados y prepotentes que ninguno, porque juegan con la ilusión o el hastío justificado de mucha gente de buena fe, no porque realmente quieran cambiar las cosas, sino porque persiguen mejorar su propio estatus.

Entiendo todo eso y, aunque no me da miedo, me preocupa. Porque les tachan de comunistas, pero yo creo que la definición no es correcta. Su planificación, su forma de maniobrar, de torcer voluntades y trampear elecciones internas, sus marchas sobre Madrid, recuerdan mejor las maneras de Mussolini que las de Stalin, por más que ambos resulten igualmente detestables. ¿Que la comparación es dura? Duro sería no poder expresarla. Por suerte, estos no son los años treinta. Pero cuando a las primeras de cambio amenazan a intelectuales o periodistas por lo que piensan o lo que escriben, ¿podemos llamar a esto fascismo? Podemos.
 

Crississ

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Lo de ser antiestética no lo voy a criticar porque no ha elegido nacer así.

Ahora bien, lo de ser "Politóloga y dinamizadora de procesos de democracia participativa." no tiene perdón.
 

MurdockMaxx

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Podemos llamar a esto fascismo
Juan R. Gil | 28.02.2015 | 23:48

Los jerarcas podemitas responden a las primeras críticas acosando a quienes se atreven a expresarlas, demostrando que no pretenden regenerar la democracia sino manipularla en su beneficio

Los lectores habituales de este periódico no podrán encontrar hoy en sus páginas de Opinión el artículo que desde hace años publica cada domingo el exconseller socialista, exalcalde de Alicante, exdiputado nacional, exportavoz en las Corts y actual adjunto primero al Síndic de Greuges, Ángel Luna. No es una ausencia voluntaria, sino impuesta. Uno de los políticos más preparados, menos sectarios y que mejor escriben de entre los pocos con los que contamos en esta Comunidad ha tenido que renunciar a expresar libremente sus opiniones –siempre reflexivas y desde hace mucho tiempo ya alejadas de partidismo alguno– porque tuvo la ocurrencia de examinar, en alguno de sus textos, el devenir de Podemos. Los jerarcas de este movimiento, que se han autoerigido en voz del pueblo, no respondieron a los argumentos de Luna con otros; no contrapusieron la visión de Luna, crítica pero respetuosa, con la suya propia, a pesar de que siempre han tenido las puertas de este medio abiertas y, de hecho, las han utilizado cuando ha querido sin cortapisa alguna. Simplemente optaron por promover una denuncia contra él con el fin, volviendo del revés aquel grito que contra la Dictadura lanzó Blas de Otero, de robarle la paz y la palabra.

Este periódico pierde unos análisis que siempre valía la pena tener en cuenta, se coincidiera o no con ellos; los ciudadanos se quedan sin una voz que en todo momento antepuso el pensamiento al enfrentamiento. ¿Para qué? Para que triunfe esa nueva casta, mucho peor que la que ellos denuncian, de la que cada vez forman parte mayor una barahúnda de iluminados, desechos de tienta de todos los partidos y maquiavelos de manual universitario, a los que hay que reconocer que hubo un día en que supieron conquistar el territorio de la ilusión, pero que llegado el momento clave de unas elecciones están demostrando que no son capaces de organizar su propia casa, así que mucho menos pueden gobernar la de los demás; que no les interesa el bien común, sino el beneficio propio de una cúpula conformada al más canónico estilo marcial; que no entienden de democracia, sino de poder puro y duro ejercido manu militari y que creen que los derechos sólo lo son si rinden réditos en ese camino al poder.

Falacia. Los jerarcas podemitas –a los que distingo claramente de todos aquellos que se han acercado a ese movimiento con la esperanza de cambiar las cosas en este país y que no merecen la manipulación a la que unos cuantos quieren someterles–, alegarán ahora que quienes ocupan la Sindicatura de Agravios tienen limitados sus derechos. Es una media verdad, luego es la peor de las mentiras. Tienen un deber de imparcialidad, sí. Pero nada hay en el estatuto de la sindicatura que prohíba a sus miembros expresar sus opiniones, un derecho constitucional que sólo en muy pocos casos, que no es el que nos ocupa, resulta restringido. Es obvio que el Síndic de Greuges –y por extensión sus adjuntos– no puede militar en un partido, ni participar en actos políticos partidistas ni prejuzgar asuntos sobre los que entiendan en razón de su cargo. ¿Pero hablar? ¿Escribir? ¿Hemos decretado el fin del pensamiento? ¿Debemos censurar la capacidad crítica?

Pero la falacia en la actuación de los líderes de Podemos se demuestra sobre todo porque durante meses no les ha importado una higa lo que Luna escribiera o dejara de escribir: sólo cuando ha empezado a referirse a ellos, siquiera tangencialmente, han actuado. Porque los centuriones de este nuevo régimen que quisieran imponernos son, y lo he dicho antes, de una nueva casta: la de los intocables. Tan intocables como han pretendido ser todos los dictadores que en la historia fueron; todos han tenido miedo a la palabra, todos han tratado de poner una mordaza al que habla, al que escribe, al que expone ideas. Ellos, los que han secuestrado Podemos, se licenciaron por lo que se ve en esas enseñanzas.

Porque, además, Luna no es el único objetivo de esta falange en movimiento. Otro colaborador de este periódico, el profesor Francisco Sánchez, director de la Universidad Cardenal Herrera, un hombre situado en el ámbito de la derecha moderada, como Luna lo está en el de la izquierda no radical, pero igual de libre en sus opiniones que él, ha sido objeto esta semana de ataques sin cuento en redes sociales, mensajes a su correo electrónico, a su teléfono... hasta pasar a mayores: algunas personas, que se identificaron como miembros de Podemos, fueron a buscarle hace unos días, en actitud claramente agresiva, a su puesto de trabajo. No dieron con él, pero dejaron explícita la amenaza. ¿Por qué? Porque también se atrevió a hablar de los dirigentes de Podemos.

Engaño. Si pensara que estos escuadrones saben quién es Quevedo copiaría aquí el texto completo que le envió en ocasión similar al Conde Duque de Olivares, aquel que comenzaba con el famoso «No he de callar /por más que con el dedo,/ ya tocando la boca o ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo». Pero me temo que estos camaradas a lo más que se remontan es al primer tercio del pasado siglo, un momento histórico que sí demuestran, al menos con los hechos, conocer bien. Y porque lo cierto, justo es reconocérselo, es que lamentablemente sí han conseguido que al menos uno, Ángel Luna, calle.

Comprendo que sus caudillos se jacten de no ser de derechas ni de izquierdas, se autoproclamen demiurgos y se comporten como si la historia hubiera empezado con ellos: ese es el altar desde el que quieren engañar a los que dicen defender. Asumo también, vistos sus referentes, que ante las críticas respondan con violencia, porque violencia es imponer que alguien no escriba o acosarlo para que no lo haga. Lo asumo pero no dejaré de denunciarlo. Y entiendo perfectamente la jugada de hacer pasar algo heterogéneo, los ciudadanos, por un corpus homogéneo, el pueblo, para luego separarlo de los representantes que el mismo pueblo ha elegido, glorificando a éste y criminalizándolos a ellos, erigirse a continuación en los únicos capaces de saber lo que el pueblo quiere o lo que el pueblo pide y, consolidada la falsa premisa, presentarse como los verdaderamente puros y, en virtud de esa pureza, los únicos capaces de gobernar al pueblo como el pueblo se merece. Lo entiendo porque, aunque sencilla, esa estrategia también está en todos los manuales de los movimientos populistas y totalitarios, manuales que se pueden comprar al peso en cualquier librería de viejo. Y comprendo, cómo no, su nerviosismo cuando les estallan en las narices casos como el del tal Monedero, acusado de escamotear a ese pueblo que tanto dicen defender dinero de los impuestos con los que todos contribuimos a que la convivencia se sostenga; casos que les ponen en evidencia, que demuestran que los miembros de ese generalato no son mejores que nadie, aunque quizá sean más aprovechados que muchos; pero, sobre todo, que son más taimados y prepotentes que ninguno, porque juegan con la ilusión o el hastío justificado de mucha gente de buena fe, no porque realmente quieran cambiar las cosas, sino porque persiguen mejorar su propio estatus.

Entiendo todo eso y, aunque no me da miedo, me preocupa. Porque les tachan de comunistas, pero yo creo que la definición no es correcta. Su planificación, su forma de maniobrar, de torcer voluntades y trampear elecciones internas, sus marchas sobre Madrid, recuerdan mejor las maneras de Mussolini que las de Stalin, por más que ambos resulten igualmente detestables. ¿Que la comparación es dura? Duro sería no poder expresarla. Por suerte, estos no son los años treinta. Pero cuando a las primeras de cambio amenazan a intelectuales o periodistas por lo que piensan o lo que escriben, ¿podemos llamar a esto fascismo? Podemos.
Y si no imponen sus ideas por la fuerza como hicieron los fascistas es porque la mayoría son mujeres y manginas sin testosterona, que si no...

Vamos, Iglesias como no quiera tumbar a la gente a chepazos, no sé yo.
 

Pasteleo

Madmaxista
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Parece que la inteligencia está reñida con ser de Podemos. Creo que es evidente que el Corte Ingles al ser más grande, tiene más clientes y más trabajadores que una tienda de barrio. De la misma forma, si la palma esta señora pocos o nadie irán a su velatorio, y cuando la palme Alejandro Sanz habrán colas.
Lo siento pero está comprobado que las grandes superficies crean menos empleo que su equivalente en comercio de proximidad.