S. GOKU
Madmaxista
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Al principio parece maravilloso.
Tienes amigos que se preocupan por ti y se interesan, sin ser agobiantes (está todo estudiado al milímetro). Vas quedando, y haciendo cosas, completamente normales y sanas: que si escapadita al monte un domingo. Que si a comer todos a un restaurante. Que si a tomar una cervecita en una terraza mientras hablamos de nuestras cosas. Al cine. Música para los oídos de cualquier solitario / aislado.
Vas abriendo tu círculo de amistades. Cada día tienes varios Whatsapps o alguna llamada interesándote por como te va, bromeando, o proponiendo planes.
Cuatro meses después de haber empezado a ir con esa gente, dejé mi apartamento para vivir con ellos, les di los escuetos ahorros (menos de 4.000 euros) que tenía en el banco. Cada noche, el líder me señalaba a alguien, y esa era mi pareja para esa noche. A veces era una persona, a veces dos. A veces eran mujeres y a veces hombres. Cuando te ibas adaptando, eras "recompensado", dejándote elegir a ti, en vez de ser tú el elegido. Y si tu comportamiento no era el esperado, al revés: nunca podías elegir compañía de cama.
No hay intimidad. Cualquiera puede entrar en cualquier sitio sin llamar, y cualquiera puede oír lo que dices. Los baños y las habitaciones no tienen cierre. Las habitaciones "comunes" (el comedor, la cocina) ni siquiera tenían puerta. Mi ropa la guardaba en un baúl de plástico de los chinos, con una etiqueta con mi nombre. No tenía más propiedades que la ropa y los objetos de aseo, y una cartera con mi documentación.
Ciertos aparatos eran "objetos impuros" y no debíamos usarlo. Prohibido tener móvil, ordenador, o tablet. Más tarde me enteré de que el líder y sus adeptos, en sus habitaciones (por supuesto, separadas del resto de la casa por una puerta cerrada con llave) sí tenían ordenador, teléfono y de todo.
Si salías, siempre en parejas mínimo y justificando a donde ibas y a qué, tenías que volver antes de las 12 de la noche, porque a las 12, se cerraba la verja. Si una noche se cerraba la verja y no estabas dentro, cuando volvieras, tendrías un cajón con tus cosas en la puerta. Y he visto a gente llorar y suplicar en esa situación para que les dejaran entrar por haberse quedado fuera haciendo algo y haber vuelto tarde.
Yo no disponía de mi horario. Me levantaba, desayunaba, comía y cenaba siempre acompañado, cuando me lo decían, y había toda clase de actividades que hacer: desde limpiar a lavar la ropa, quitar las malas hierbas del campo, repartir propaganda, organizar nuevos cursos o "hacer amistad" con los nuevos para que sintieran a gusto.
La comida, por cierto. No debo olvidarme de mencionarlo. Éramos "vegetarianos" y hacíamos ayunos en ciertas fechas de rezos. Cuando no había ayunos, se comía lo que te ponían. Tú no podías elegir, ni comprarte lo que tú quisieras. Las drojas, el alcohol, el café, el chocolate, la carne, las bebidas energéticas, ciertos productos de origen animal como los lácteos, y las comidas "perjudiciales" estaban prohibidas.
En fin... creedme que no merece la pena, aunque pueda sonar prometedor (de hecho tiene que sonar prometedor, porque para que compres, tienen que vendértelo) pero detrás, hay un hecho, que es la realidad: que si "compras", dejas de tener vida propia, identidad y dignidad.
Osea que amabas con tios tambien. Esque le dabas a los dos palos? Porque si no es asi eso es una violacion en toda regla. Habia tias buenas? Que es lo mas lechón que has echo alli amando?. Hay muchas sectas en españa? Eras feliz estando ahi dentro? Van a por la gente que esta mal mentalmente?
