Por diversas circustancias es amiga mía desde hace medio año. El alfa es uno de esos de verdad, empresario de éxito, decidido, con caracter, atrevido con las mujeres y directo con los hombres. Yo me llevo bien con él, voy mucho a su bar de copas con mis amigos y siempre se nos ha tratado bien.
Ella trabaja para él de camarera y es dulce y tierna como el pan a poco de hacer. Menuda, bisoña y sonriente. Algo tímida. Licenciada en pinta y colorea, es de esas chicas que trasmiten sosiego y se sonrojan cuando no entienden un chiste.
Le saca él bastante, como 10 años. A pesar de que procuran no mostrarse mucho en público, todo el mundo sabe que es "su" chica, la chica del jefe.
A veces cuando él, zalamero, ronronea a otras chicas jóvenes, no por cortejo sino por deporte, por la propia naturaleza del semental; ella se queda apartada mirándole con dolor y suspirando para sí. Luego corre a sus brazos olvidando su enfado en cuanto se lo pide. Pareciera como si se culpara porque el otro galanteara a otras hembras.
Cada vez que la veo me duele. Duele ser un maldito beta y que una chica tan buena, de las que guisan y te empañan la frente en la enfermedad, esté tan lejos de mi alcance. Sin capacidad de morderle al alfa ni una esquina de territorio.
Mi única esperanza es que se deshaga de ella por alguna otra con la que sospechamos que está en tratos. Ella seguro que también lo intuye, pero ni con esas se libera de la atracción del semental.
Más no sé que hacer.
Ella trabaja para él de camarera y es dulce y tierna como el pan a poco de hacer. Menuda, bisoña y sonriente. Algo tímida. Licenciada en pinta y colorea, es de esas chicas que trasmiten sosiego y se sonrojan cuando no entienden un chiste.
Le saca él bastante, como 10 años. A pesar de que procuran no mostrarse mucho en público, todo el mundo sabe que es "su" chica, la chica del jefe.
A veces cuando él, zalamero, ronronea a otras chicas jóvenes, no por cortejo sino por deporte, por la propia naturaleza del semental; ella se queda apartada mirándole con dolor y suspirando para sí. Luego corre a sus brazos olvidando su enfado en cuanto se lo pide. Pareciera como si se culpara porque el otro galanteara a otras hembras.
Cada vez que la veo me duele. Duele ser un maldito beta y que una chica tan buena, de las que guisan y te empañan la frente en la enfermedad, esté tan lejos de mi alcance. Sin capacidad de morderle al alfa ni una esquina de territorio.
Mi única esperanza es que se deshaga de ella por alguna otra con la que sospechamos que está en tratos. Ella seguro que también lo intuye, pero ni con esas se libera de la atracción del semental.
Más no sé que hacer.
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