La niña Montero, pobrecita, sigue un guión como en el club de la comedia.
Es como una obra de teatro. Esa generación de seres artificiales, practican la dialéctica, el debate y la retórica en clase como ejercicios habituales.
Desde fruncir el ceño hasta el manejo de las manos, hasta el timbre de voz.
Son actores de poca monta para engañar a los simples. Arengas emocionales que ya se usaron hace siglos, crear grupos sociales inexistentes para formar una identidad imaginaria a falta de otra mejor, promesas y propuestas irrealizables ...
y muchos porros.
Lo más descabellado es que defienda el aborto y tenga hijos no deseados como coneja
que promueva la destrucción de las familias y se hipoteque en un casoplón para pagar toda una vida.
que insista en feminizar al hombre y que se encargue del bebé, y haya ido a por el macho más alfa de su entorno , haciéndose la mamá - berza.
En fins. engañabobos y bobas.