*Tema mítico* : Esto va a explotar en cualquier momento. Estáis avisados.

sociedadponzi

never settle
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Si la gente entendiese la absoluta barbaridad que se esta cometiendo creo que por lo menos en USA si habria una revolucion, es que no encuentro palabras de verdad.
no lo creo, en mi entorno aunque se lo digas se la trae al pairo. Entender requiere una proactividad e independencia que no tienen
 

OBDC

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no lo creo, en mi entorno aunque se lo digas se la trae al pairo. Entender requiere una proactividad e independencia que no tienen
Quien la tiene? Estamos todos atrapados en la misma telaraña.

Siempre quise saber si puedo molestar aún mas a los gilipolla&#x0073 de lo que ya los molesto. Hay alguien que hace de brujo porque quiere dormir bien, pero no lo consigue. Y jódet&#x0065 (esto último a petición de un honorable florero). Y bendisiones para los vendedores prorusos (con una "r" ) de humo horoh en estas épocas duras
 

Kareo

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Si la gente entendiese la absoluta barbaridad que se esta cometiendo creo que por lo menos en USA si habria una revolucion, es que no encuentro palabras de verdad.
La FED ha encontrado las temporadas del programa de cuatro “ajuste de cuentas” y ha visto con buenos ojos la estrategia económica de esas familias que sostenían su nivel de vida pagando deuda con más deuda.
 

Notrabajo34

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Se esta comentando que en Israel han pedido a los bancos que se hagan de mucho efectivo para si se lía con Irán y la gente va como loca a sacar del banco pasta que no llegue a faltar para no crear pánico bancario.

En diferentes canales aseguran que Irán atacara territorio de Israel en 48 horas.
 

cuñado de bar

Hablando sin tener ni idea
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Ayer hablasteis algo de inflación en tiempos antes del dinero FIAT. Un poco de historia:

en los siglos IV y V
roman gold coins

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Tags:Gold Standard,Money and Banking,Inflation,World History
01/05/2023•Mises WireDavid Serrano Ordozgoiti
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A principios del siglo IV, el Imperio romano se había convertido en una realidad económica completamente diferente de lo que había sido a principios del siglo I. El denarius argenteus, la unidad monetaria del imperio durante los dos primeros siglos, prácticamente había desaparecido desde mediados del siglo III. El denarius argenteus, unidad monetaria del imperio durante los dos primeros siglos, había desaparecido prácticamente desde mediados del siglo III, habiendo sido sustituido por el argenteus antoninianus y el argenteus aurelianianus, numerales de mayor valor teórico, pero de cada vez menor valor real.
Los excesos públicos en los presupuestos civil y militar, los incesantes sobornos y regalos, las repetidas subidas de impuestos, el crecimiento de la burocracia estatal y las continuas requisas de bienes y metales preciosos habían agotado la economía romana hasta niveles increíbles. Para colmo de esta desastrosa realidad, la inflación había pasado del 0,7% anual en los siglos I y II al 35,0% anual a finales del siglo III y principios del IV, empobreciendo a pasos agigantados a todos los estratos sociales del imperio.
En 301, Diocleciano trató de poner fin a esta situación descontrolada promulgando el Edictum de pretiis rerum venalium (Edicto sobre los precios de los bienes en venta), que prohibía, bajo pena de muerte, subir los precios por encima de un determinado nivel para casi mil trescientos productos y servicios esenciales. En el preámbulo del edicto se culpaba a los agentes económicos de la inflación, se les tachaba de especuladores y ladrones y se les comparaba con los bárbaros que amenazaban al imperio.

La mayoría de los productores e intermediarios, por tanto, optaron por dejar de comerciar con los bienes que producían, venderlos en el mercado oscuro o incluso utilizar el trueque para las transacciones comerciales. Este debilitamiento de la oferta hizo subir aún más los precios reales, en una espiral alcista que deterioró aún más el complejo sistema económico romano. Sólo cuatro años después, en 305, el propio Diocleciano, abrumado por sus fracasos políticos y económicos, abdicó en Nicomedia y se retiró a su palacio en lo que hoy es Split, Croacia.
Un año después de la abdicación de Diocleciano, un joven Constantino, hijo del tetrarca Constancio Cloro, fue proclamado emperador por sus tropas en Eburacum, actual York, Inglaterra. Seis años más tarde, en el 312, tomó el control de Occidente y, en el 324, también de Oriente, reunificando de nuevo el imperio bajo su mandato. Considerado el nuevo Augusto, Constantino, al igual que el primer emperador, llevó a cabo una ambiciosa y profunda reforma del sistema monetario. En 310, creó un nuevo solidus, rebajando su peso a 4,5 gramos y titulándolo oro puro al 96-99 por ciento. Esta moneda se convirtió en la nueva pieza central del sistema monetario del posterior Imperio romano, sustituyendo a los devaluados numerales de plata del pasado.
El solidus constantiniano se convirtió en la unidad oficial de precios y cuentas, y los nuevos impuestos se recaudaron exclusivamente en esta moneda. Así, gracias a la confiscación de las reservas de oro clave atesoradas en los templos paganos, que habían quedado desprotegidas por el Estado romano, se pudo mantener el valor real de esta nueva moneda, emitida en grandes cantidades, hasta el punto de que sirvió de refugio en el Imperio bizantino hasta el siglo XI.
Junto al solidus, Constantino creó también otros dos numeraires de oro en 324: el semis, de 2,25 gramos y con un título del 96-99 por ciento, y otra moneda de 1,7 gramos con un 96-99 por ciento de oro puro. El sistema se completó tanto con tres nuevas monedas supuestamente «de plata» —el miliarensis pesado (5,45 gramos), el miliarensis ligero (4,50 gramos) y el siliqua o argenteus (3,40 gramos)— como con otras dos monedas de bronce plateado —el nummus (3,40 gramos) y el centenionalis (entre 2,70 y 1,70 gramos).
Sin embargo, estas denominaciones de «plata» y bronce se acuñaron en enormes cantidades y se devaluaron continuamente a lo largo de los años, en detrimento de sus usuarios más comunes, las clases sociales medias y bajas. Las monedas de oro, sin embargo, utilizadas por el Estado romano y las clases sociales más altas, conservaron en todo momento su denominación y peso originales.
De este modo, Constantino estableció el monometalismo del oro por primera vez en la historia romana.
La muerte de Constantino en 337 y la posterior división del imperio entre sus hijos Constantino II, Constancio y Constancio II no cambió radicalmente el sistema monetario, pero sí hizo que los numerales de «plata» y bronce volvieran a alterarse: en 348, apareció una nueva moneda de 5,0 gramos de bronce y 2,5 por ciento de plata, llamada pecunia maiorina por el Código Teodosiano, así como otras dos de 4,0 y 2,5 gramos de bronce y 1,0 y 0,1 por ciento de plata, respectivamente. En 355, apareció una nueva moneda de 9,0 gramos de bronce y 2,0 por ciento de plata, denominada AE 1 por los especialistas, mientras que la siliqua vio reducido su peso a 2,0 gramos de «plata».
La última gran reforma monetaria del imperio fue promulgada por Valentiniano I y Valente hacia 368. Se estableció el oro como eje estable del sistema monetario del posterior Imperio romano. Tanto el solidus como el semis alcanzaron un título del 99% de oro puro. Tras la muerte de los dos emperadores, el sistema incorporó el tremis, de 1,5 gramos de oro. Esta moneda alcanzó gran popularidad y difusión en las décadas siguientes.
Esta estabilización del peso y el gramaje de los numerales de oro, las diversas reformas contra la corrupción en la burocracia, un programa constante de subidas de impuestos y la retirada del exceso de pasivos que aún circulaban por el imperio ayudaron considerablemente a frenar la inflación anual. Sin embargo, este control de los numerarios de oro no se aplicaba al resto de los sistemas de «plata» y bronce. La siliqua, por ejemplo, se fue degradando cada vez más hasta 1,14 gramos de «plata» y se convirtió en una moneda cada vez más rara, mientras que la recién creada AE 1 perdió prácticamente todo su contenido de metal precioso y se abandonó para siempre la costumbre de bañar en plata las monedas de bronce.
Este sistema monetario permaneció prácticamente inalterado hasta la caída del Imperio romano de Occidente en 476 y hasta las reformas de Anastasio en Oriente en 498. El monometalismo del oro de Constantino, por otra parte, sobrevivió hasta las últimas décadas del siglo VIII, cuando Carlomagno lo sustituyó por un monometalismo del argento.
Durante los siglos IV y V, la economía romana acabó por deteriorarse por completo, llevándose consigo a la sociedad y, en consecuencia, las ambiciones de los políticos de la época. El Imperio romano era ya un proyecto fracasado y caduco. El persistente exceso de gasto público entre los siglos I y III obligó a los gobernantes romanos a devaluar continuamente la moneda. Esta devaluación crónica, unida al descenso de la población y de la actividad económica a lo largo del siglo III, desencadenó la inflación de los precios en todo el imperio, un fenómeno que los romanos no supieron manejar.
Los gobernantes romanos intentaron recurrir a nocivos controles de precios para mitigar el descenso del poder adquisitivo efectivo de las clases media y baja. Por ejemplo, el Edictum de pretiis rerum venalium de 301 acabó retirando la poca oferta de productos que quedaba en el mercado blanco, encareciéndolos en el mercado oscuro. Resulta verdaderamente chocante comprobar cómo muchos políticos y partidos populistas de todo signo ideológico siguen proponiendo estos mismos «remedios» incluso hoy en día.
Al mismo tiempo, los emperadores romanos crearon un rígido sistema de impuestos basados en pagos en especie para garantizar unos ingresos anuales del Estado. Estas requisas públicas restringían el libre suministro de bienes en el mercado común y empobrecían así a artesanos y comerciantes de todo el imperio. Para garantizar los ingresos fiscales, los gobernantes romanos impedían que campesinos y profesionales abandonaran sus domicilios y actividades originalmente registrados
, creando así castas hereditarias de trabajadores e impidiendo que los factores productivos y el capital fluyeran hacia los sectores más necesitados de mano de obra e inversión de capital.
Para poner fin a la galopante inflación, Constantino estableció un monometalismo áureo controlando el peso, las dimensiones y el título de los diferentes numerales de oro. El férreo control de la producción de monedas de oro frenó la escalada de los precios y alivió las tensiones en las cuentas del Estado. Del mismo modo, algunos países optan hoy en día por combatir la inflación de sus monedas dolarizando sus economías, como en el reciente caso de la República Bolivariana de Venezuela.
Sin embargo, los restantes numerales de plata y bronce —los más utilizados por las clases medias y bajas— quedaron a merced de una inflación irrefrenable, lo que provocó la pobreza y la continua descapitalización de las clases más pobres del Imperio romano. Como consecuencia, se acuñaron numerosas monedas locales, diferentes de un lugar a otro y todas ellas de mala calidad, mientras que cada vez se favorecía más el trueque o el intercambio en especie. Esto desincentivó el comercio a larga distancia y la producción industrial a gran escala, convirtiendo cada vez más las distintas zonas del imperio en economías locales de subsistencia. Los habitantes de las ciudades, agobiados por las excesivas cargas fiscales y la falta de trabajo, se trasladaron cada vez más al campo, donde la economía se organizó en lujosas villas rústicas, que poco a poco se convirtieron en castillos.
En conjunto, los efectos agregados del gasto público excesivo y la inflación en la economía romana entre los siglos I y III condujeron en última instancia a un debilitamiento estructural sin precedentes de la capacidad económica de la sociedad de los siglos IV y V, que se reflejó en la incompetencia de sus gobernantes y élites para mantener unido el imperio frente a las amenazas externas, que, citando al propio Ludwig von Mises, «no eran más formidables que los ejércitos que las legiones habían derrotado fácilmente en épocas anteriores». Pero el Imperio había cambiado. Su estructura económica y social era ya medieval».



Aquí otro tocho y es algo que vi hace años en un documental. Fundir monedas con menos cantidad de plata para crear más. Es decir, la famosa impresora en tiempos poscristo.


Mi propósito en este ensayo, sin embargo, es familiarizar a los lectores con una de las pocas excepciones: un líder que detuvo brevemente la política de devaluación y fortaleció la moneda de su país. Un antiguo emperador romano llamado Pertinax, nació en esta misma fecha -el 1 de agosto- del año 126 d.C.

Avancemos hasta el 31 de diciembre de 192. El emperador de Roma es un bruto odiado y megalómano llamado Cómodo (representado por el actor Joaquin Phoenix en *Gladiador*). Entre sus muchos pecados públicos destacan los impuestos y las torturas, que aumentó notablemente durante sus quince años de reinado. También fue un notorio mafioso del dinero.



En 180 d.C., Cómodo redujo el tamaño de la principal moneda romana, el denario, y disminuyó su contenido en plata del 79% al 76%. Seis años más tarde, lo redujo aún más, hasta el 74%. Quizá las cifras parezcan insignificantes, pero estas dos devaluaciones fueron las mayores de Roma desde Nerón, casi un siglo y medio antes. La inflación de precios resultante fue una de las razones por las que el historiador romano Casio Dio lamentó el reinado de Cómodo como un descenso "de un reino de oro a uno de hierro y herrumbre". Para alegría y alivio de la mayoría de los ciudadanos romanos, unos conspiradores, entre los que se encontraba su propia esposa, asesinaron a Cómodo en la Nochevieja de 192.

Llega Pertinax y 193, conocido como el Año de los Cinco Emperadores. Senador y antiguo militar, Pertinax asumió la púrpura imperial el primer día de unos tumultuosos doce meses. En su haber, se dedicó a arreglar el desaguisado que había creado su predecesor. En su célebre obra, Historia Romana, Casio Dio lo calificó de "hombre excelente y recto", que practicó "no sólo la humanidad y la integridad en las administraciones imperiales, sino también la gestión más económica y la más cuidadosa consideración por el bienestar público".



Pertinax intentó, con escaso éxito, restringir el gasto público. Ante la dura resistencia, incluso intentó recortar la *alimenta*, uno de los costosos programas centrales del estado de bienestar romano. Sabía que la Guardia Pretoriana, la unidad militar de élite que protegía al emperador, era corrupta y tomó medidas para controlarla. Pero lo que más le valoro es lo que hizo con la moneda. Invirtiendo a Cómodo, aumentó el contenido de plata del denario del 74 al 87 por ciento. En La Historia Oscura de los Emperadores Romanos: De Julio César a la Caída de Roma, el historiador Michael Kerrigan escribe,

"Pertinax era un estadista serio que hablaba con seriedad de la necesidad de abordar los abusos del reinado anterior, de reformas radicales de la economía y de apretarse el cinturón. No era lo que los guardias querían oír... La Guardia desconfiaba de su instinto economizador. No estaban seguros de él, así que iba a ser un Emperador a prueba... El pueblo no lo había querido, en parte porque no lo conocían y en parte porque lo poco que sabían era que planeaba recortar el "pan y circo" que tanto les gustaba."
A los ocho y siete días de su mandato, Pertinax corrió la misma suerte que Cómodo. Intentó valientemente (aunque no sencillamente) razonar con la Guardia y explicar por qué la decadencia de Roma requería sus reformas. Fue asesinado en el acto, tras lo cual la Guardia demostró su punto de vista ofreciendo descaradamente el puesto de emperador al mejor postor. Como expliqué aquí, el ganador fue Didio Juliano, cuyo mandato duró apenas 66 días, y al que siguieron, antes de que acabara el año, otros tres autócratas malogrados.

El quinto de los emperadores que tomó posesión en 193, Septimio Severo, gobernó durante 18 años. Gran derrochador, reanudó el envilecimiento de la moneda romana. A su muerte, en 211, el contenido en plata del denario era de un mísero 54%.

En 193, la antigua república romana, con sus libertades y su gobierno limitado,
había desaparecido. La dictadura imperial que conocemos como "el Imperio" se ahogaba en aventuras extranjeras, tiranía política y economía suicida. La plebe quería sus dádivas públicas a costa de los demás, y los estafadores corruptos no cesaban de confabular para dárselas a cambio de poder para sí mismos. A estas alturas, Pertinax era probablemente demasiado bueno para Roma y los romanos.

Si algo de esto le suena, es porque la historia tiene una forma de repetirse, y la gente tiene una forma de ignorar sus lecciones más destacadas. Pero quizá podamos esperar, aunque sea ingenuamente, que si seguimos cometiendo los mismos errores que Roma, podamos escapar de algún modo al mismo resultado.


El imperio romano era muy parecido a los grandes países occidentales. Muy similar a EE.UU y la UE. La gente sólo quiere paguitas y que los funcionarios/redes sociales sigan masajeando del huésped. Los pretorianos serían considerados funcis del grupo A, que mataban a un emperador, si eso les convenía. Ahora no matan, pero votan al mejor postor, a costa de que el resto coma hez.

Lo de la moneda es interesante. Le dieron a la impresora fundiendo más monedas. Pero menos pesadas al tener menos contenido de metal y la gente le acababa dando menos valor. Sólo ciertas monedas de oro, seguían teniendo cierto valor, usadas por la casta.

Inflación, corrupción, tiranía, paguitas, el estado e bienestar, control de precios... Al emperador liberal que quería mejorar la economía, se lo cargaron directamente. La historia siempre se repite.
 
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cuñado de bar

Hablando sin tener ni idea
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El problema con la inflación no solo es actual, es tan antiguo como el dinero. Es posible que en los primeros siglos no fueran conscientes de las dificultades que traían aparejadas las monedas. Y también es posible que los primeros en darse cuenta de que tenían que hacer algo con las subidas de precios fueran los romanos. De hecho, la alta inflación fue causante directa de la caída de su imperio.

La economía romana era compleja, y llevaba sufriendo desde inicios de nuestra era. Es conocida, por ejemplo, la crisis del año 33, que se resolvió con el primer rescate de la historia. El imperio supera este revés, y sigue creciendo, hasta alcanzar su apogeo en el siglo II, con Trajano al frente. Expande las fronteras al máximo, llegando a alcanzar el océano Índico, lo que ni siquiera Julio César o Marco Antonio habían logrado.

Pero tan pronto como alcanzó su auge, comenzó su decadencia. Roma necesitaba un ejército enorme, cada vez más grande, para poder proteger sus fronteras de los numerosos ataques e intentos de invasión que se sucedían, sobre todo en la frontera germánica. Y el coste era enorme.


"Vivid en armonía, enriqueced al ejército, ignorad lo demás"
Esta decadencia comienza con la llegada al poder de Caracalla. Su padre, el emperador Septimio Severo, le dio un consejo a él y a su hermano en el lecho de muerte: "Vivid en armonía, enriqueced al ejército, ignorad lo demás". Caracalla se comprometió a cumplirlos, pero a su manera. Para empezar, se saltó lo de vivir en armonía y mató a su propio hermano, para poder gobernar en solitario.

A lo que le hizo más caso fue a lo de enriquecer al ejército, subiendo un 50% el salario de los soldados. Tenemos por lo tanto un gasto disparado, a lo que tampoco ayudaban los faraónicos caprichos del emperador, como las gigantes termas que llevan su nombre.


Para poder afrontar esas inversiones, el imperio necesitaba aumentar sus ingresos. Y tenía solo dos herramientas: aumentar los impuestos y devaluar la moneda. Y Caracalla apuesta por las dos opciones: duplica las tasas a las herencias, y devalúa la moneda.

Monedas de plata del Imperio romano.
¿Cómo se llevaba a cabo este proceso? La moneda del imperio era el denario, que en tiempos se fabricaba con un 95% de plata y un 5% de otros metales de menor valor. Si reducías el nivel de plata en cada pieza, podías acuñar una mayor cantidad de monedas. Cuando Caracalla llega al poder, el porcentaje de plata era ya del 75%, por las devaluaciones de los anteriores emperadores. Pero él va aún más lejos: en tan solo un año reduce los niveles de plata hasta tan solo el 50%.

Los gobernadores no eran muy conscientes de las consecuencias de estas decisiones. La mayor circulación de monedas, pero de menor valor, se tradujo en una importante subida de los precios por parte de los comerciantes, y el correspondiente aumento de la inflación, reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos.

La inflación llegó a superar el 1.000%, siendo mucho mayor en algunos lugares concretos del imperio. Por poner un ejemplo, entre el año 255 y el 294, el precio de los cereales se multiplicó por 20. La crisis era real.



También se sumaba la gran inestabilidad política. Caracalla acabó siendo asesinado por su propia guardia. En 50 años se suceden 25 emperadores, casi todos alzados y depuestos por las armas -solo Hostiliano, que gobernó 6 meses, falleció por causas naturales-. Además, casi todos eran de origen militar, más preocupados por el estado de los ejércitos que por la gestión.

Diocleciano y sus planes fallidos para luchar contra la inflación en el Imperio romano
En estas circunstancias llega al poder Diocleciano. Él y su gobierno no ven relación entre la crisis económica y la inflación y las continuas devaluaciones. Y tampoco con el gigantismo del estado. De hecho, en sus primeros 15 años como emperador aumenta el tamaño del ejército de 685.000 a 955.000 soldados. Y el número de funcionarios del estado se duplica, pasando de 15.000 a 30.000 trabajadores.

Para ellos, la culpa es única y exclusivamente de los comerciantes y su especulación con el precio de los productos que venden, preocupados solo por sus beneficios.
Era una historia que además contaba con la aprobación de los ciudadanos, porque preferían esta teoría a que les subieran los impuestos.

Diocleciano no tenía apenas margen para más devaluaciones, porque las monedas apenas llevaban ya plata; ni para aumentar los impuestos, porque los contribuyentes ya estaban ahogados. Apuesta entonces por una reforma monetaria, que trata de estabilizar la moneda, y que tiene un efecto totalmente contrario, disparando de nuevo la inflación.

Entonces decide apuntar de nuevo a los comerciantes, a los que compara con los bárbaros que amenazaban las fronteras, y les acusa de ser una amenaza para el imperio. En el año 301 lleva a cabo su gran obra en este sentido, al promulgar el Edicto sobre Precios Máximos, una norma que fijaba el precio máximo sobre más de 1.300 productos, además de establecer el coste de la mano de obra para producirlos.

Busto del emperador Diocleciano en Split, cerca de donde nació.
Fija una condena de muerte para los mercaderes que se salten esta medida. Y además les prohíbe llevar sus productos a otros mercados a los que pudieran venderlos a mayor precio. Y el coste de transporte tampoco puede usarse como excusa para incrementar los precios finales.

¿Logró su objetivo? ¿Detuvo la escalada inflacionista? Para nada. Los precios que fijaba el edicto eran demasiado bajos, así que muchos comerciantes decidieron dejar de vender algunas mercancías, hacerlo en el mercado oscuro, o volver al trueque. Hay ciudades en las que el comercio desapareció completamente.

Y como el edicto también fijaba los salarios, muchos profesionales, incluidos los tan poderosos soldados, vieron cómo con su sueldo su poder adquisitivo era cada vez menor.


En estas circunstancias, fueron muchos los ciudadanos que decidieron abandonar las ciudades e irse a vivir al campo. Sin confianza en el comercio, apostaron por autoproducir todo lo que necesitaban, creando economías locales autárquicas. Muchos trabajadores, sin posibilidades de empleo en las grandes urbes, siguieron a estos nuevos terratenientes, provocando que muchas ciudades quedaran prácticamente abandonadas.

Poco a poco la economía del imperio logró cierta recuperación, aunque lejos del esplendor vivido. Las ciudades nunca llegaron a recuperar la vitalidad, y el aislamiento facilitó el desmembramiento posterior del Imperio romano.

La tormenta perfecta provocada por el excesivo coste del ejército, los ataques bárbaros y la crisis económica provocada por la inflación acabaron definitivamente con el Imperio romano. Su grandeza se desvaneció para siempre con su caída en el año 476. Se iniciaba una nueva era.



Resumen. Ya existía el socialismo entonces y se cargó al imperio romano. Actualmente los mismos males y las mismas soluciones. Incluido los ataques "bárbaros".

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cuñado de bar

Hablando sin tener ni idea
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Para no poner otros tochos. Algo actual y sólo un cacho de la noticia.


  • El BCE bajará tipos con miedo ante la posible resurrección de la inflación
  • El fantasma de los 70 sobrevuela las sedes del BCE y de la Fed de EEUU
  • La primera bajada de tipos del BCE llegará en el mes de junio

La inflación sigue desacelerando en la eurozona y, aunque al trantrán, se acerca al objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE). Esto hace que, recurrentemente, resurjan las presiones sobre sus responsables para que bajen unos elevados tipos de interés que tuvieron que subir a la carrera y que percuten sobre hogares y empresas. Desde el organismo, sin embargo, siguen pidiendo cautela. Sus funcionarios temen cometer el peor error que puede tener un banco central: empezar a bajar los tipos y que, a medio camino, haya que recular y volverlos a subir ante un rebrote o una inusitada persistencia de la inflación. Aunque a veces parece un miedo infundado, debajo de los positivos datos de desinflación sigue durmiendo este monstruo.


El BCE va como pollo sin cabeza. Mirando qué hace o no la FED. Si sube tipos, malo. Pero si los baja y se pasa de frenada, tendrá que volver a subirlos de nuevo.
 

34Pepe

Himbersor
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El problema con la inflación no solo es actual, es tan antiguo como el dinero. Es posible que en los primeros siglos no fueran conscientes de las dificultades que traían aparejadas las monedas. Y también es posible que los primeros en darse cuenta de que tenían que hacer algo con las subidas de precios fueran los romanos. De hecho, la alta inflación fue causante directa de la caída de su imperio.

La economía romana era compleja, y llevaba sufriendo desde inicios de nuestra era. Es conocida, por ejemplo, la crisis del año 33, que se resolvió con el primer rescate de la historia. El imperio supera este revés, y sigue creciendo, hasta alcanzar su apogeo en el siglo II, con Trajano al frente. Expande las fronteras al máximo, llegando a alcanzar el océano Índico, lo que ni siquiera Julio César o Marco Antonio habían logrado.

Pero tan pronto como alcanzó su auge, comenzó su decadencia. Roma necesitaba un ejército enorme, cada vez más grande, para poder proteger sus fronteras de los numerosos ataques e intentos de invasión que se sucedían, sobre todo en la frontera germánica. Y el coste era enorme.



Esta decadencia comienza con la llegada al poder de Caracalla. Su padre, el emperador Septimio Severo, le dio un consejo a él y a su hermano en el lecho de muerte: "Vivid en armonía, enriqueced al ejército, ignorad lo demás". Caracalla se comprometió a cumplirlos, pero a su manera. Para empezar, se saltó lo de vivir en armonía y mató a su propio hermano, para poder gobernar en solitario.

A lo que le hizo más caso fue a lo de enriquecer al ejército, subiendo un 50% el salario de los soldados. Tenemos por lo tanto un gasto disparado, a lo que tampoco ayudaban los faraónicos caprichos del emperador, como las gigantes termas que llevan su nombre.


Para poder afrontar esas inversiones, el imperio necesitaba aumentar sus ingresos. Y tenía solo dos herramientas: aumentar los impuestos y devaluar la moneda. Y Caracalla apuesta por las dos opciones: duplica las tasas a las herencias, y devalúa la moneda.

Monedas de plata del Imperio romano.
¿Cómo se llevaba a cabo este proceso? La moneda del imperio era el denario, que en tiempos se fabricaba con un 95% de plata y un 5% de otros metales de menor valor. Si reducías el nivel de plata en cada pieza, podías acuñar una mayor cantidad de monedas. Cuando Caracalla llega al poder, el porcentaje de plata era ya del 75%, por las devaluaciones de los anteriores emperadores. Pero él va aún más lejos: en tan solo un año reduce los niveles de plata hasta tan solo el 50%.

Los gobernadores no eran muy conscientes de las consecuencias de estas decisiones. La mayor circulación de monedas, pero de menor valor, se tradujo en una importante subida de los precios por parte de los comerciantes, y el correspondiente aumento de la inflación, reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos.

La inflación llegó a superar el 1.000%, siendo mucho mayor en algunos lugares concretos del imperio. Por poner un ejemplo, entre el año 255 y el 294, el precio de los cereales se multiplicó por 20. La crisis era real.



También se sumaba la gran inestabilidad política. Caracalla acabó siendo asesinado por su propia guardia. En 50 años se suceden 25 emperadores, casi todos alzados y depuestos por las armas -solo Hostiliano, que gobernó 6 meses, falleció por causas naturales-. Además, casi todos eran de origen militar, más preocupados por el estado de los ejércitos que por la gestión.


En estas circunstancias llega al poder Diocleciano. Él y su gobierno no ven relación entre la crisis económica y la inflación y las continuas devaluaciones. Y tampoco con el gigantismo del estado. De hecho, en sus primeros 15 años como emperador aumenta el tamaño del ejército de 685.000 a 955.000 soldados. Y el número de funcionarios del estado se duplica, pasando de 15.000 a 30.000 trabajadores.

Para ellos, la culpa es única y exclusivamente de los comerciantes y su especulación con el precio de los productos que venden, preocupados solo por sus beneficios.
Era una historia que además contaba con la aprobación de los ciudadanos, porque preferían esta teoría a que les subieran los impuestos.

Diocleciano no tenía apenas margen para más devaluaciones, porque las monedas apenas llevaban ya plata; ni para aumentar los impuestos, porque los contribuyentes ya estaban ahogados. Apuesta entonces por una reforma monetaria, que trata de estabilizar la moneda, y que tiene un efecto totalmente contrario, disparando de nuevo la inflación.

Entonces decide apuntar de nuevo a los comerciantes, a los que compara con los bárbaros que amenazaban las fronteras, y les acusa de ser una amenaza para el imperio. En el año 301 lleva a cabo su gran obra en este sentido, al promulgar el Edicto sobre Precios Máximos, una norma que fijaba el precio máximo sobre más de 1.300 productos, además de establecer el coste de la mano de obra para producirlos.

Busto del emperador Diocleciano en Split, cerca de donde nació.
Fija una condena de muerte para los mercaderes que se salten esta medida. Y además les prohíbe llevar sus productos a otros mercados a los que pudieran venderlos a mayor precio. Y el coste de transporte tampoco puede usarse como excusa para incrementar los precios finales.

¿Logró su objetivo? ¿Detuvo la escalada inflacionista? Para nada. Los precios que fijaba el edicto eran demasiado bajos, así que muchos comerciantes decidieron dejar de vender algunas mercancías, hacerlo en el mercado oscuro, o volver al trueque. Hay ciudades en las que el comercio desapareció completamente.

Y como el edicto también fijaba los salarios, muchos profesionales, incluidos los tan poderosos soldados, vieron cómo con su sueldo su poder adquisitivo era cada vez menor.


En estas circunstancias, fueron muchos los ciudadanos que decidieron abandonar las ciudades e irse a vivir al campo. Sin confianza en el comercio, apostaron por autoproducir todo lo que necesitaban, creando economías locales autárquicas. Muchos trabajadores, sin posibilidades de empleo en las grandes urbes, siguieron a estos nuevos terratenientes, provocando que muchas ciudades quedaran prácticamente abandonadas.

Poco a poco la economía del imperio logró cierta recuperación, aunque lejos del esplendor vivido. Las ciudades nunca llegaron a recuperar la vitalidad, y el aislamiento facilitó el desmembramiento posterior del Imperio romano.

La tormenta perfecta provocada por el excesivo coste del ejército, los ataques bárbaros y la crisis económica provocada por la inflación acabaron definitivamente con el Imperio romano. Su grandeza se desvaneció para siempre con su caída en el año 476. Se iniciaba una nueva era.



Resumen. Ya existía el socialismo entonces y se cargó al imperio romano. Actualmente los mismos males y las mismas soluciones. Incluido los ataques "bárbaros".

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La Historia no se repite....pero rima
 

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Madmaxista y Friki Prepper
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Ayer hablasteis algo de inflación en tiempos antes del dinero FIAT. Un poco de historia:

en los siglos IV y V
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Tags:Gold Standard,Money and Banking,Inflation,World History
01/05/2023•Mises WireDavid Serrano Ordozgoiti
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A principios del siglo IV, el Imperio romano se había convertido en una realidad económica completamente diferente de lo que había sido a principios del siglo I. El denarius argenteus, la unidad monetaria del imperio durante los dos primeros siglos, prácticamente había desaparecido desde mediados del siglo III. El denarius argenteus, unidad monetaria del imperio durante los dos primeros siglos, había desaparecido prácticamente desde mediados del siglo III, habiendo sido sustituido por el argenteus antoninianus y el argenteus aurelianianus, numerales de mayor valor teórico, pero de cada vez menor valor real.
Los excesos públicos en los presupuestos civil y militar, los incesantes sobornos y regalos, las repetidas subidas de impuestos, el crecimiento de la burocracia estatal y las continuas requisas de bienes y metales preciosos habían agotado la economía romana hasta niveles increíbles. Para colmo de esta desastrosa realidad, la inflación había pasado del 0,7% anual en los siglos I y II al 35,0% anual a finales del siglo III y principios del IV, empobreciendo a pasos agigantados a todos los estratos sociales del imperio.
En 301, Diocleciano trató de poner fin a esta situación descontrolada promulgando el Edictum de pretiis rerum venalium (Edicto sobre los precios de los bienes en venta), que prohibía, bajo pena de muerte, subir los precios por encima de un determinado nivel para casi mil trescientos productos y servicios esenciales. En el preámbulo del edicto se culpaba a los agentes económicos de la inflación, se les tachaba de especuladores y ladrones y se les comparaba con los bárbaros que amenazaban al imperio.

La mayoría de los productores e intermediarios, por tanto, optaron por dejar de comerciar con los bienes que producían, venderlos en el mercado oscuro o incluso utilizar el trueque para las transacciones comerciales. Este debilitamiento de la oferta hizo subir aún más los precios reales, en una espiral alcista que deterioró aún más el complejo sistema económico romano. Sólo cuatro años después, en 305, el propio Diocleciano, abrumado por sus fracasos políticos y económicos, abdicó en Nicomedia y se retiró a su palacio en lo que hoy es Split, Croacia.
Un año después de la abdicación de Diocleciano, un joven Constantino, hijo del tetrarca Constancio Cloro, fue proclamado emperador por sus tropas en Eburacum, actual York, Inglaterra. Seis años más tarde, en el 312, tomó el control de Occidente y, en el 324, también de Oriente, reunificando de nuevo el imperio bajo su mandato. Considerado el nuevo Augusto, Constantino, al igual que el primer emperador, llevó a cabo una ambiciosa y profunda reforma del sistema monetario. En 310, creó un nuevo solidus, rebajando su peso a 4,5 gramos y titulándolo oro puro al 96-99 por ciento. Esta moneda se convirtió en la nueva pieza central del sistema monetario del posterior Imperio romano, sustituyendo a los devaluados numerales de plata del pasado.
El solidus constantiniano se convirtió en la unidad oficial de precios y cuentas, y los nuevos impuestos se recaudaron exclusivamente en esta moneda. Así, gracias a la confiscación de las reservas de oro clave atesoradas en los templos paganos, que habían quedado desprotegidas por el Estado romano, se pudo mantener el valor real de esta nueva moneda, emitida en grandes cantidades, hasta el punto de que sirvió de refugio en el Imperio bizantino hasta el siglo XI.
Junto al solidus, Constantino creó también otros dos numeraires de oro en 324: el semis, de 2,25 gramos y con un título del 96-99 por ciento, y otra moneda de 1,7 gramos con un 96-99 por ciento de oro puro. El sistema se completó tanto con tres nuevas monedas supuestamente «de plata» —el miliarensis pesado (5,45 gramos), el miliarensis ligero (4,50 gramos) y el siliqua o argenteus (3,40 gramos)— como con otras dos monedas de bronce plateado —el nummus (3,40 gramos) y el centenionalis (entre 2,70 y 1,70 gramos).
Sin embargo, estas denominaciones de «plata» y bronce se acuñaron en enormes cantidades y se devaluaron continuamente a lo largo de los años, en detrimento de sus usuarios más comunes, las clases sociales medias y bajas. Las monedas de oro, sin embargo, utilizadas por el Estado romano y las clases sociales más altas, conservaron en todo momento su denominación y peso originales.
De este modo, Constantino estableció el monometalismo del oro por primera vez en la historia romana.
La muerte de Constantino en 337 y la posterior división del imperio entre sus hijos Constantino II, Constancio y Constancio II no cambió radicalmente el sistema monetario, pero sí hizo que los numerales de «plata» y bronce volvieran a alterarse: en 348, apareció una nueva moneda de 5,0 gramos de bronce y 2,5 por ciento de plata, llamada pecunia maiorina por el Código Teodosiano, así como otras dos de 4,0 y 2,5 gramos de bronce y 1,0 y 0,1 por ciento de plata, respectivamente. En 355, apareció una nueva moneda de 9,0 gramos de bronce y 2,0 por ciento de plata, denominada AE 1 por los especialistas, mientras que la siliqua vio reducido su peso a 2,0 gramos de «plata».
La última gran reforma monetaria del imperio fue promulgada por Valentiniano I y Valente hacia 368. Se estableció el oro como eje estable del sistema monetario del posterior Imperio romano. Tanto el solidus como el semis alcanzaron un título del 99% de oro puro. Tras la muerte de los dos emperadores, el sistema incorporó el tremis, de 1,5 gramos de oro. Esta moneda alcanzó gran popularidad y difusión en las décadas siguientes.
Esta estabilización del peso y el gramaje de los numerales de oro, las diversas reformas contra la corrupción en la burocracia, un programa constante de subidas de impuestos y la retirada del exceso de pasivos que aún circulaban por el imperio ayudaron considerablemente a frenar la inflación anual. Sin embargo, este control de los numerarios de oro no se aplicaba al resto de los sistemas de «plata» y bronce. La siliqua, por ejemplo, se fue degradando cada vez más hasta 1,14 gramos de «plata» y se convirtió en una moneda cada vez más rara, mientras que la recién creada AE 1 perdió prácticamente todo su contenido de metal precioso y se abandonó para siempre la costumbre de bañar en plata las monedas de bronce.
Este sistema monetario permaneció prácticamente inalterado hasta la caída del Imperio romano de Occidente en 476 y hasta las reformas de Anastasio en Oriente en 498. El monometalismo del oro de Constantino, por otra parte, sobrevivió hasta las últimas décadas del siglo VIII, cuando Carlomagno lo sustituyó por un monometalismo del argento.
Durante los siglos IV y V, la economía romana acabó por deteriorarse por completo, llevándose consigo a la sociedad y, en consecuencia, las ambiciones de los políticos de la época. El Imperio romano era ya un proyecto fracasado y caduco. El persistente exceso de gasto público entre los siglos I y III obligó a los gobernantes romanos a devaluar continuamente la moneda. Esta devaluación crónica, unida al descenso de la población y de la actividad económica a lo largo del siglo III, desencadenó la inflación de los precios en todo el imperio, un fenómeno que los romanos no supieron manejar.
Los gobernantes romanos intentaron recurrir a nocivos controles de precios para mitigar el descenso del poder adquisitivo efectivo de las clases media y baja. Por ejemplo, el Edictum de pretiis rerum venalium de 301 acabó retirando la poca oferta de productos que quedaba en el mercado blanco, encareciéndolos en el mercado oscuro. Resulta verdaderamente chocante comprobar cómo muchos políticos y partidos populistas de todo signo ideológico siguen proponiendo estos mismos «remedios» incluso hoy en día.
Al mismo tiempo, los emperadores romanos crearon un rígido sistema de impuestos basados en pagos en especie para garantizar unos ingresos anuales del Estado. Estas requisas públicas restringían el libre suministro de bienes en el mercado común y empobrecían así a artesanos y comerciantes de todo el imperio. Para garantizar los ingresos fiscales, los gobernantes romanos impedían que campesinos y profesionales abandonaran sus domicilios y actividades originalmente registrados
, creando así castas hereditarias de trabajadores e impidiendo que los factores productivos y el capital fluyeran hacia los sectores más necesitados de mano de obra e inversión de capital.
Para poner fin a la galopante inflación, Constantino estableció un monometalismo áureo controlando el peso, las dimensiones y el título de los diferentes numerales de oro. El férreo control de la producción de monedas de oro frenó la escalada de los precios y alivió las tensiones en las cuentas del Estado. Del mismo modo, algunos países optan hoy en día por combatir la inflación de sus monedas dolarizando sus economías, como en el reciente caso de la República Bolivariana de Venezuela.
Sin embargo, los restantes numerales de plata y bronce —los más utilizados por las clases medias y bajas— quedaron a merced de una inflación irrefrenable, lo que provocó la pobreza y la continua descapitalización de las clases más pobres del Imperio romano. Como consecuencia, se acuñaron numerosas monedas locales, diferentes de un lugar a otro y todas ellas de mala calidad, mientras que cada vez se favorecía más el trueque o el intercambio en especie. Esto desincentivó el comercio a larga distancia y la producción industrial a gran escala, convirtiendo cada vez más las distintas zonas del imperio en economías locales de subsistencia. Los habitantes de las ciudades, agobiados por las excesivas cargas fiscales y la falta de trabajo, se trasladaron cada vez más al campo, donde la economía se organizó en lujosas villas rústicas, que poco a poco se convirtieron en castillos.
En conjunto, los efectos agregados del gasto público excesivo y la inflación en la economía romana entre los siglos I y III condujeron en última instancia a un debilitamiento estructural sin precedentes de la capacidad económica de la sociedad de los siglos IV y V, que se reflejó en la incompetencia de sus gobernantes y élites para mantener unido el imperio frente a las amenazas externas, que, citando al propio Ludwig von Mises, «no eran más formidables que los ejércitos que las legiones habían derrotado fácilmente en épocas anteriores». Pero el Imperio había cambiado. Su estructura económica y social era ya medieval».



Aquí otro tocho y es algo que vi hace años en un documental. Fundir monedas con menos cantidad de plata para crear más. Es decir, la famosa impresora en tiempos poscristo.


Mi propósito en este ensayo, sin embargo, es familiarizar a los lectores con una de las pocas excepciones: un líder que detuvo brevemente la política de devaluación y fortaleció la moneda de su país. Un antiguo emperador romano llamado Pertinax, nació en esta misma fecha -el 1 de agosto- del año 126 d.C.

Avancemos hasta el 31 de diciembre de 192. El emperador de Roma es un bruto odiado y megalómano llamado Cómodo (representado por el actor Joaquin Phoenix en *Gladiador*). Entre sus muchos pecados públicos destacan los impuestos y las torturas, que aumentó notablemente durante sus quince años de reinado. También fue un notorio mafioso del dinero.



En 180 d.C., Cómodo redujo el tamaño de la principal moneda romana, el denario, y disminuyó su contenido en plata del 79% al 76%. Seis años más tarde, lo redujo aún más, hasta el 74%. Quizá las cifras parezcan insignificantes, pero estas dos devaluaciones fueron las mayores de Roma desde Nerón, casi un siglo y medio antes. La inflación de precios resultante fue una de las razones por las que el historiador romano Casio Dio lamentó el reinado de Cómodo como un descenso "de un reino de oro a uno de hierro y herrumbre". Para alegría y alivio de la mayoría de los ciudadanos romanos, unos conspiradores, entre los que se encontraba su propia esposa, asesinaron a Cómodo en la Nochevieja de 192.

Llega Pertinax y 193, conocido como el Año de los Cinco Emperadores. Senador y antiguo militar, Pertinax asumió la púrpura imperial el primer día de unos tumultuosos doce meses. En su haber, se dedicó a arreglar el desaguisado que había creado su predecesor. En su célebre obra, Historia Romana, Casio Dio lo calificó de "hombre excelente y recto", que practicó "no sólo la humanidad y la integridad en las administraciones imperiales, sino también la gestión más económica y la más cuidadosa consideración por el bienestar público".



Pertinax intentó, con escaso éxito, restringir el gasto público. Ante la dura resistencia, incluso intentó recortar la *alimenta*, uno de los costosos programas centrales del estado de bienestar romano. Sabía que la Guardia Pretoriana, la unidad militar de élite que protegía al emperador, era corrupta y tomó medidas para controlarla. Pero lo que más le valoro es lo que hizo con la moneda. Invirtiendo a Cómodo, aumentó el contenido de plata del denario del 74 al 87 por ciento. En La Historia Oscura de los Emperadores Romanos: De Julio César a la Caída de Roma, el historiador Michael Kerrigan escribe,


A los ocho y siete días de su mandato, Pertinax corrió la misma suerte que Cómodo. Intentó valientemente (aunque no sencillamente) razonar con la Guardia y explicar por qué la decadencia de Roma requería sus reformas. Fue asesinado en el acto, tras lo cual la Guardia demostró su punto de vista ofreciendo descaradamente el puesto de emperador al mejor postor. Como expliqué aquí, el ganador fue Didio Juliano, cuyo mandato duró apenas 66 días, y al que siguieron, antes de que acabara el año, otros tres autócratas malogrados.

El quinto de los emperadores que tomó posesión en 193, Septimio Severo, gobernó durante 18 años. Gran derrochador, reanudó el envilecimiento de la moneda romana. A su muerte, en 211, el contenido en plata del denario era de un mísero 54%.

En 193, la antigua república romana, con sus libertades y su gobierno limitado,
había desaparecido. La dictadura imperial que conocemos como "el Imperio" se ahogaba en aventuras extranjeras, tiranía política y economía suicida. La plebe quería sus dádivas públicas a costa de los demás, y los estafadores corruptos no cesaban de confabular para dárselas a cambio de poder para sí mismos. A estas alturas, Pertinax era probablemente demasiado bueno para Roma y los romanos.

Si algo de esto le suena, es porque la historia tiene una forma de repetirse, y la gente tiene una forma de ignorar sus lecciones más destacadas. Pero quizá podamos esperar, aunque sea ingenuamente, que si seguimos cometiendo los mismos errores que Roma, podamos escapar de algún modo al mismo resultado.


El imperio romano era muy parecido a los grandes países occidentales. Muy similar a EE.UU y la UE. La gente sólo quiere paguitas y que los funcionarios/redes sociales sigan masajeando del huésped. Los pretorianos serían considerados funcis del grupo A, que mataban a un emperador, si eso les convenía. Ahora no matan, pero votan al mejor postor, a costa de que el resto coma hez.

Lo de la moneda es interesante. Le dieron a la impresora fundiendo más monedas. Pero menos pesadas al tener menos contenido de metal y la gente le acababa dando menos valor. Sólo ciertas monedas de oro, seguían teniendo cierto valor, usadas por la casta.

Inflación, corrupción, tiranía, paguitas, el estado e bienestar, control de precios... Al emperador liberal que quería mejorar la economía, se lo cargaron directamente. La historia siempre se repite.
Cualquier semejanza con la situación actual es casualidad.

A La UE actual se le está quedando cara de imperio romano del siglo iv.

Y a sus ciudadanos, silueta de súbditos.
 
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mapachën

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Y que hicieron luego con las joyas y el horoh para salir bien?

Siempre quise saber si puedo molestar aún mas a los gilipolla&#x0073 de lo que ya los molesto. Hay alguien que hace de brujo porque quiere dormir bien, pero no lo consigue. Y jódet&#x0065 (esto último a petición de un honorable florero). Y bendisiones para los vendedores prorusos (con una "r" ) de humo horoh en estas épocas duras
Otra vez, perdón por el retraso... pero algunos... compraron empresas públicas, y se convirtieron en Oligarcas... pero de pasta obscena, eso, o testaferros, pero un nivel de vida, que hace parecer a Jesús Gil un etniano de las 3000...

Empresas que fabricaban titanio algunos, otros como locos comprando pisos en el centro de las grandes ciudades que ahora pueden valer un potosí... bueno... hasta ahí sé.

Algunos compraban diamantes, igual se fueron al mercado ése famoso del norte de Europa, sacaron dólares, y volvieron con esos dólares frescos a comprar esas cosas que he comentado anteriormente... Hablo de 3as... pero pisos y cochazos por todos lados a los años.
 

mapachën

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si,asemas fue una operacion hecha en plena crisis,en el 2008 estaban tirando el colegio,parecia que se los iban a comer,pero el que resiste gana
luego estaba el solar de bodegas campo viejo,aquello fue en plena burbuja,estos empezaron a cambiar de manos ,y al final lo compro una promotora -lavalta-que termino llevando ella sola a caja rioja al desguace
Sois muchos Riojanos o de los alrededores... mi familia tenía un piso franco que nos servía de correrías juerguísticas con la cuadrilla... las hemos liado mininas por ahí... alguno a día de hoy, le caía el doble de pena que a los de la manada))) finales de los 90, principios de los 2000... tempus fugit, o como se diga))).

Qué fiesta había, madreeee!!
 

Spielzeug

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Ayer hubo conversación telefónica entre Xi y Biden y en breve Janet Yellen, secretaria del tesoro de EEUU, irá de visita oficial a China:


Estos son los temas a tratar en la próxima visita:

Yellen discutirá temas que incluyen lo que Estados Unidos afirma son las prácticas comerciales desleales y el exceso de capacidad industrial de China, la cooperación bilateral para contrarrestar las finanzas ilícitas y el cambio climático, según el comunicado de prensa.

"Existen expectativas razonables de que la visita de Yellen se base en el consenso alcanzado por ambas partes desde noviembre pasado", dijo el miércoles Gao Lingyun, experto de la Academia China de Ciencias Sociales, al Global Times.

Gao dijo que entre los muchos objetivos enumerados en el comunicado de prensa de Estados Unidos, el enfoque de Yellen probablemente estará en la estabilidad financiera, una preocupación central de la administración Biden.

Gao señaló que a medida que el precio mundial del oro se dispara, China tiene más opciones en la gestión de sus carteras de activos y esto podría afectar la tenencia china de bonos del Tesoro estadounidense.


El mensaje que lanzan es que o bien EEUU controla el precio del oro (para que China pueda seguir comprando barato) o si no venderan sus bonos del tesoro estadounidense...
 

nada2

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Yellen discutirá temas que incluyen lo que Estados Unidos afirma son las prácticas comerciales desleales y el exceso de capacidad industrial de China, la cooperación bilateral para contrarrestar las finanzas ilícitas y el cambio climático, según el comunicado de prensa.
meparto:
Gao dijo que entre los muchos objetivos enumerados en el comunicado de prensa de Estados Unidos, el enfoque de Yellen probablemente estará en la estabilidad financiera, una preocupación central de la administración Biden.
Gao señaló que a medida que el precio mundial del oro se dispara, China tiene más opciones en la gestión de sus carteras de activos y esto podría afectar la tenencia china de bonos del Tesoro estadounidense.
;):cool
 

Don Juan de Austria

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Gao señaló que a medida que el precio mundial del oro se dispara, China tiene más opciones en la gestión de sus carteras de activos y esto podría afectar la tenencia china de bonos del Tesoro estadounidense.

El mensaje que lanzan es que o bien EEUU controla el precio del oro (para que China pueda seguir comprando barato) o si no venderan sus bonos del tesoro estadounidense...

mare mia..... esto tiene telita pero telita, jorobar

No pensé en la vida que estoy fuese a pasar tan pronto, me he quedado estupefacto