Simplemente, se arriman al sol que más calienta.
Es uno de los múltiples negocios ideológicos que ofrecen pagar una vida a gente que en otras circunstancias pelearía por entrar a trabajar en un Mercadona, simplemente por repetir el discurso oficial.
No tienen habilidades investigatorias, oratorias, ni siquiera debaten. Simplemente, son altavoces de la versión oficial. Es más, ni siquiera tienen que creer fuertemente en lo que dicen, basta con que se creen un mínimo espacio de audiencia para que el poder las contrate como propagadoras del bichito.
No son la causa de la distopía que vivimos, son la consecuencia. Ni siquiera creo que haya que insultarlas fuertemente, son simplemente unas aprovechadas que han sabido leer el partido para sacar tajada. El problema no son ellas, sino que tu dinero y el mío, que tanto nos cuesta ganar, se decida gastar en lavarnos el cerebro.
Es esa demanda, artificial y con pólvora del rey, la que crea esta oferta.