Este verano he estado de vacaciones en el Sur de Portugal. Zona sobrevalorada, el Algarve según mi impresión (por supuesto discutible) por lo que, a la vuelta a casa, decidí pasar por zonas costeras de Huelva para echar un ojo y valorar opciones para el año que viene.
Mi primera opción fue pasar la tarde en Isla Cristina para poder comprobar si se adaptaba a lo que busco, pero siento decir que no pude verla pues fui estafado nada más llegar lo que provocó que me fuera de allí todo lo rápido que pude (a 30 Km/h a la salida, si no quería más multas) y sin mirar atrás.
La estafa se desarrolló en lo que luego he comprobado que es la explanada de la Playa Central de Isla Cristina. Llegué, aparqué observando bien la señalización existente y me dispuse a tomar un café y a partir de ahí dar un paseo y preguntar a la gente por zonas a visitar. Bien, pues la visita se paró en el café. Al volver al coche observé en el parabrisas de mi coche un papel indicando que había sido sancionado con 90€ por aparcar en zona de estacionamiento regulado (zona azul en mi ciudad, verde en otras – ¿por qué carajo no se homogeneiza esto? - …… y a medio pintar de verde según pude comprobar en Isla Cristina).
Recogí la multa del parabrisas y me dispuse a buscar alguna señalización que indicara lo sancionado, pero por más que buscaba no encontré nada. Levanté la cabeza y localicé a un tipo uniformado que dado las fechas que eran no podía ser otra persona que “el sancionador”. Lo llamé, le pedí que se acercara (él me estaba esperando) y le pedí explicaciones de la sanción y la señalización que lo indicara. Raudo y veloz procedió, cual azafata de vuelo señalizando las puertas de salida y la localización de los chalecos, a indicarme varias señalizaciones (la mayoría no relacionadas con mi estacionamiento, lo que da una idea del ritual que está acostumbrado hacer varias veces al día). ¿y qué ocurría con la señalización de mi aparcamiento? Pues la supuesta línea verde no se encontraba pintada en su totalidad, sino solamente una “cruz” de unos 25 cm de largo que delimita la parte posterior del estacionamiento (se trataba de estacionamiento en batería) junto a la división lateral del mismo, con el resto de la línea pintada de color blanco y por tanto libre de pago, algo claramente imperceptible para quien no conoce la zona (como la inmensa mayoría de los turistas ocasionales) y por tanto una clara ratonera para captar incautos.
Mi primer pensamiento fue el de soltar improperios por mi boca hacia aquel sujeto, pero rápidamente vi, por su forma de expresarse que estaba perfectamente adiestrado (que no formado) para recibir estos y responder con generalidades y externalidades que no nos llevarían a ningún lado. Por tanto, solo haciéndole ver lo injusto de la sanción por la señalización - (o más bien falta de ésta) a lo que ya llevaba puesta la encogida de hombros traída de casa haciendo ver que “él solo era un mandao” - existente, le pregunté por la forma de eliminar la multa y enseguida me dirigió a una de esas máquinas expendedora de tickets donde podía eliminarla previo pago de 10€…… que no podía pagar con aplicación móvil, ni con tarjeta y ni tan siquiera con un billete de 10€, sino que solo podía hacerlo con monedas - ¿quién narices lleva 10€ en monedas encima y más en una zona de turismo donde sueles ir en bañador? – pero eso sí, tenía 24 horas para hacerlo (dado el caso no quería pasar allí ni 10 minutos más).
Me reuní con mi mujer y amigos con los que iba y pudimos juntar esos malditos 10€, quitar la sanción y salir corriendo de ese desagradecido pueblo, no sin antes observar cómo, en los 15 minutos aproximadamente que estuve allí buscando el efectivo necesario para eliminar la dichosa multa, al menos otras 2 personas recogían sendas multas de su parabrisas haciendo un inconfundible gesto de incredulidad al no haber visto la insuficiente señalización.
Pensará quienes esto lean, que se trata solo de un reproche por haber recibido una multa que, obviamente, a nadie le agradan, pero no es el caso. Me considero un conductor prudente, que intento cumplir las normas, incluso la absurda limitación de 30 Km/h que hay a la entrada y salida de Isla Cristina y con cuyo cumplimiento provoqué un pequeño atasco además de diversos pitidos de aquellos que iban detrás mío y cuya velocidad les parecía absurda, (pero a ver quién no la cumple viendo cómo se las gastan los “denunciadores”) hasta el punto de que estoy a favor de las sanciones para hacer cumplir éstas. Pese a ello he sido sancionado otras veces (pocas, gracias a Dios) y aunque obviamente no me han sentado bien, no ha pasado de ahí al considerar que la culpa había sido solo mía.
Sin embargo, tengo claro que la aquí descrita se trata más de una estafa fruto de una premeditada mala señalización para cazar incautos que saben que no tienen opción de reclamar por estar de paso. Si ese es el caso, objetivo conseguido. Me han estafado 10 míseros euros, pero tenga bien seguro quien corresponda que serán los únicos 10€ que gastaré en la hostelería, comercio u ocio de esta localidad. Si no es así, úsenlos para comprar un bote de pintura y pintar adecuadamente las líneas señalizadoras de estacionamiento regulado. Yo ya no lo podré comprobar pues no pienso volver por allí, pero si alguien residente o veraneante que lea esto lo comprueba, podrá desdecirme o ratificarme sobre mi opinión acerca de la premeditación de lo señalizado (o no señalizado)