Hoy tuve que perder una mañana de trabajo para desplazarme a otra ciudad a matricularme de mis estudios de doctorado. Teóricamente lo podría hacer por Internet, pero la aplicación me decía que en mi caso no era posible debido a que no había hecho cierto trámite que tocaba hacer el pasado mes de septiembre... y que desconocía por completo hasta que vi dicho mensaje de error.
Y así, me presenté en secretaría para ver si era posible desfazer el entuerto. Lo que ocurrió a continuación aún no me lo creo y, de hecho, estoy considerando seriamente acudir a un psiquiatra para ver si padezco algún desorden mental grave tal que me produzca alucinaciones.
Les relato lo ocurrido, que puede que sea verdad o no.
A los pocos segundos de entrar en secretaría, una funcionaria, que no estaba ni de charleta con sus compañeras, ni ausente tomando el café o haciendo la compra, sino en su puesto de trabajo ganándose el sueldo y pendiente de la gente que entrase en la estancia a hacer alguna consulta o gestión, me atendió. Tras explicarle, lo más resumidamente posible que supe, mi problema, admitió que la aplicación de matriculación por Internet en muchos casos funcionaba mal, dedujo la posible causa del fallo y procedió a hacerme ella misma la matrícula desde el PC de su puesto de trabajo. Todo ello en menos de cinco minutos, y sin tener que guardar cola.
Un funcionario español educado, eficiente, diligente, trabajador... increíble. Y yo que pensaba que antes de que mis ojos viesen tal cosa ocurrirían prodigios como que las ranas criasen pelo y que la Cultural Leonesa militase en primera división y ganase la Liga de fútbol...
Y así, me presenté en secretaría para ver si era posible desfazer el entuerto. Lo que ocurrió a continuación aún no me lo creo y, de hecho, estoy considerando seriamente acudir a un psiquiatra para ver si padezco algún desorden mental grave tal que me produzca alucinaciones.
Les relato lo ocurrido, que puede que sea verdad o no.
A los pocos segundos de entrar en secretaría, una funcionaria, que no estaba ni de charleta con sus compañeras, ni ausente tomando el café o haciendo la compra, sino en su puesto de trabajo ganándose el sueldo y pendiente de la gente que entrase en la estancia a hacer alguna consulta o gestión, me atendió. Tras explicarle, lo más resumidamente posible que supe, mi problema, admitió que la aplicación de matriculación por Internet en muchos casos funcionaba mal, dedujo la posible causa del fallo y procedió a hacerme ella misma la matrícula desde el PC de su puesto de trabajo. Todo ello en menos de cinco minutos, y sin tener que guardar cola.
Un funcionario español educado, eficiente, diligente, trabajador... increíble. Y yo que pensaba que antes de que mis ojos viesen tal cosa ocurrirían prodigios como que las ranas criasen pelo y que la Cultural Leonesa militase en primera división y ganase la Liga de fútbol...
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