uff, este blog es una joya
jueves, 1 de agosto de 2019
Óscar, te lo voy a contar...
Óscar, atiende, te voy a contar un secreto... Aunque en realidad, para qué engañarnos, lo que te voy a contar es de dominio público en la GLE, sin embargo, Óscar, para ti es como si fuese un secreto. ¿Tú has oído alguna vez eso de que el último que se entera de que le están poniendo los cuernos es el interesado? ¿Lo has oído? Supongo que sí, pues de eso va la cosa. Pero, por Dios, no pienses mal... No te preocupes, Óscar, que esto no tiene nada que ver con tu vida matrimonial. Tu vida matrimonial es perfecta. Esto solo tiene que ver con tu vida masónica, y digo masónica por decir algo, porque tú de eso, de Masonería, no tienes ni idea. Lo tuyo son los cocos, las termas, los aviones, el bacalhau, el vodka estilo cosaco y hacer el iluso por las redes sociales, cosas todas ellas que, no sé si lo sabes, no tienen nada que ver con la Masonería.
Pues eso, Óscar, lo que te estaba diciendo; que te la están pegando... Y no creas que te digo esto para picarte con el fin de que te mosquees con los que tienes a tu alrededor, qué va. Te digo esto porque es una realidad que a mí, no voy a ocultarlo, me llena de satisfacción. Podría habérmelo callado, pero un impulso irreprimible me ha empujado a contártelo. Es algo así como la recompensa por un trabajo bien hecho. Por fin todos se han dado cuenta de quién eres y todos están obrando en consecuencia.
Que cada vez estás más solo es un hecho del que tú mismo te has percatado hace tiempo. Tú ya te has dado cuenta de que muchos de los que estaban contigo se han ido alejando poco a poco de ti, ¿y sabes por qué ha sucedido eso? Pues porque se han ido enterando de la clase de individuo que eres y de que tu Gran Maestría es tan solo una vulgar, muy vulgar, fachada.
En realidad, hay que reconocerlo, hace años tenías muchos y buenos masones colaborando contigo pero con el paso del tiempo no les ha quedado más remedio que apartarse de ti, porque tu estilo zafio y tus formas de actuar dictatoriales y egoístas cada vez daban más ardor de estomago, y también -y eso hay que tenerlo muy en cuenta- porque te has convertido en un auténtico peligro que podría salpicar jurídicamente, ya no solo a ti sino también a los que se mantengan a tu alrededor. Esto es como los terremotos, en el epicentro se da la máxima sacudida pero los movimientos sísmicos siempre se expanden circularmente y también sacuden todo lo que se encuentra cerca...
Todos te han ido abandonando, unos por lo da repelúsnte de tu proceder en todos los aspectos y otros por miedo a lo que pueda ocurrirles cuando esto reviente. Y ahora es cuando viene lo de los cuernos, Óscar... Pero no te pongas rojo de ira al leerlo, que no te viene bien para la salud, ya sabes... Atiende Óscar, los que crees que todavía están contigo, en realidad no lo están. Verás, te cuento...
La GLE es un pañuelo y todos nos conocemos. Al menos nos conocemos los que interesa. Unos están más lejos de ti, Óscar, y otros más cerca, pero los que ya llevamos muchos años nos conocemos todos. Hemos estado juntos en muchas asambleas y en muchos cónclaves, y hemos comido muchas veces en verdadera fraternidad. Nos hemos comunicado y seguimos comunicándonos por teléfono y hemos hablado de todo. Esa relación que tenemos los más viejos, querido Óscar, es muy difícil de romper y, a día de hoy, todos hablamos. A día de hoy, querido Óscar, todos seguimos hablando. No sé si debería decirlo pero precisamente yo estoy más cerca de ti de lo que podrías creer. No somos amigos, por supuesto, aunque a veces hablamos, ni soy de esos en los que actualmente depositas esa pequeña parte de tu confianza, pero sí hago vuelos en tu círculo y sé perfectamente, y de primera mano, todo lo que está ocurriendo.
Los que te apoyan en ese acoso que dices que sufres, los que te cuentan quiénes podrían estar detrás de Transparencia Masónica, los que todavía te adulan, los que están más cerca de ti... Todos esos, Óscar, todos esos, te están engañando. A ti te dicen una cosa, pero cuando hablan con el resto, y tú no estás delante, dicen otra totalmente distinta. Nadie habla bien de ti, Óscar, ni siquiera los tuyos. No les sale. Cuando se les pregunta, ¿te parece bien que dilapide cien mil euros de la GLE al año para sus gastos y las invitaciones a amigos?, contestan que eso no está bien. Cuando se les pregunta, ¿te parece bien que haya cesado al Gran Tesorero electo sin motivo?, contestan que eso no está bien. Cuando se les pregunta, ¿te parece bien que tenga controlado al Gran Orador electo y que este solo haga lo que Óscar le ordena?, contestan que eso no está bien. Cuando se les pregunta, ¿te parece bien que destruya las logias que no le votaron en las últimas elecciones?, contestan que eso no está bien... Y cuando se les pregunta, ¿y por qué sigues con él?, balbucean incoherencias, dicen frases inconexas, divagan y en realidad no saben qué contestar. No saben qué contestar porque todavía, en algún rincón de su conciencia, les queda un ápice de dignidad que se retuerce, triste, en su agonía.
Ya no te queda nadie, Óscar, y los que crees que te quedan solo son buitres a la espera de aprovecharse de los despojos que queden de ti después de los estertores. Son buitres esperando un cadáver masónico. Tu cadáver, Óscar, tu cadáver...
Estás solo, Óscar. Ya no te queda nadie...
Artículo firmado por: "H. Cabeza Misteriosa"
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miércoles, 31 de julio de 2019
El Guardian de la Ley entre el cieno
La Constitución de la G.L.E. dice lo siguiente:
“El Gran Orador…
Es el guardián de la Constitución de la Gran Logia de España, así como de sus Reglamentos Generales y de los Antiguos Usos y Costumbres de la Orden.
… En su calidad de representante máximo del Gran Cónclave, asistirá al Gran Maestro en todas las cuestiones relativas al funcionamiento estricto y al cumplimiento de obligaciones y funciones del mencionado Órgano, así como las relativas a cualquier otro Órgano de Dirección y Gobierno de la Gran Logia de España.”
El Gran Orador de la G.L.E. se llama Carmelo O., es hombre de Leyes y tiene mucho carácter o, mejor dicho, mucho mal carácter.
En el último Cónclave se desmelenó con una sarta de tacos y palabrotas que demostraron que no respeta a sus Hermanos ni a los símbolos que presiden una reunión de Masones con los Trabajos abiertos.
Además, mintió.
Dijo desconocer lo sucedido en Irún, confirmando lo que antes había dicho OAO, pero mintió. Mintió como también mintieron el propio OAO y el “Gran Secretario-aspirante a más”, Pedro P. Todos mintieron.
Y todos mintieron porque los tres sabían perfectamente lo padecido por los Hermanos de la Logia Stella Matutina, ya que los tres habían leído los jugosos “informes” enviados por el Real jovenlandeseso Provincial (el investigador INVESTIGADO). Esos tres: el Gran Maestro, el Gran Secretario y el Gran Orador leyeron sus informes y los dieron por buenos, en perfecta sintonía con Manuel R., Gran Maestro de Castilla, mostrando así su clara connivencia con las formas de actuar de Manuel R., el Gran jovenlandeseso. Pero mintieron públicamente al negarlo, ¿y por qué mintieron?, pues porque en su fuero interno sabían que todo lo que hace Manuel R. son despropósitos más próximos a la delincuencia ratera que a una simple mala praxis. Lo más curioso es que a pesar de eso lo mantienen ahí, ¿por qué? ¿Qué sabe Manuel R. de Óscar, Pedro y Carmelo? ¿En qué proyecto están metidos? ¿Y por qué el Gran Orador, el Guardián de la Ley, se mezcla con esa clase de gente?
Pero, claro, es que Carmelo O. no representa dignamente al Gran Cónclave ni representa la ley masónica, Carmelo O. es un siervo a las órdenes de Óscar Alfonso, el vividor. Carmelo O. no ha hecho nada a pesar de que en su última reunión oyó confesar en público a Óscar Alfonso que no le daba la gana convocar al Gran Cónclave las tres veces que ordena el Artículo 19 de la Constitución de la G.L.E., al mismo tiempo que desafiaba a un representante ante el Gran Cónclave para que le denunciara por incumplirla. Y nuestro Gran Orador permaneció callado, haciendo como que no veía ni oía... Normal, porque nuestro Gran Orador solo es inflexible con sus Hermanos de Logia y con los que OAO le indica, que son sus enemigos. Con los demás es ciego, sordo y mudo. Carmelo O. es como los poco apreciables funcionarios comprados por la mafia: ciego, sordo y mudo.
Y Carmelo O., aparte de no representar dignamente al Gran Cónclave, tampoco es diligente como Gran Orador. No es diligente porque quizá dedica demasiado tiempo a hablar con los periodistas de la Comunidad de las cinco Provincias. Es tan poco diligente que mantiene suspendidos indefinidamente a dos Hermanos de la G.L.E., pero sin embargo se convierte en diligente y servil cuando se trata de tramitar la denuncia de su amo, el pequeño OAO, contra el Gran Tesorero. En eso no tardó ni veinticuatro horas a pesar de carecer de acusación concreta. Habría que decir que Carmelo O., el Guardian de la Ley, es diligente solo cuando le interesa o cuando Óscar, el de los cocos, se lo ordena.
Carmelo O., haciendo gala de representar la más pura injusticia, paraliza los expedientes que le interesa, devuelve expedientes comprometedores y se enfada muchísimo si alguien le pregunta por cualquiera de esos expedientes. A Carmelo O. se le nota que está acostumbrado a meter miedo.
Carmelo O., el Guardián de la Ley, debiera ser más cumplidor, comedido, imparcial y diligente en vez de eso en que se ha convertido.
El Guardian de la Ley tendría que hacerlo todo impecablemente para que no caiga sobre él el peso de la Ley o le pidan explicaciones otros Guardianes de la Ley, que como siga así acabarán pidiéndoselas.
Artículo firmado por: "H. John Marshall"
Transparencia Masónica