Yo votaré ese mismo día, aunque no en Galicia, sino en el País Vasco, puesto que vasco soy, aunque con algo de "sangre" gallega.
Y por supuesto, VOTARÉ A VOX.
ME rezuma EL NABO si obtienen 2 escaños, o más, o sólo uno, o ninguno. Como es obvio, prefiero que saquen cuantos más mejor, pero incluso si alguien me predice el futuro y me dice que no obtendrán escaño, me da igual: eso no cambiará mi decisión. Mi voto con la papeleta de VOX estará al final de la jornada en la urna correspondiente.
Cuando el presidente de la mesa abra el sobre depositado por mí, leerá en voz alta "VOX!". Y ese bello nombre, esa palabra latina, ese poderoso monosílabo capaz de enardecer conciencias y sentimientos, retumbará en los oídos de los apoderados del PNV, PSOE, Bildu, PP, C's, Podemos... Todos ellos pasarán por ese castigo. Todos verán su orgullo humillado. No el apoderado de VOX, claro está. Pero para los demás, será un momento indeseado y cruel que les dejará marcados para el resto de su existencia. En sus oidos, en sus cerebros, en sus mentes, esas 3 letras serán grabadas de manera indeleble. Quedarán esculpidas para siempre. Jamás lo podrán olvidar.
Y por supuesto, yo tampoco. Esa será mi victoria.
Ese día, en ese lugar, en ese preciso instante, sea cual sea el resultado final, YO YA HABRÉ GANADO.