Yo le defiendo porque lo paso bien con sus videos, muchas veces me pongo como las grecas viendo al ludo y soy feliz. Es más tengo un bar, y hasta me gustaría ponerlo en la pantalla, pero algo me dice que la clientela no comulgará con la presencia de nuestro amante del juego favorito.
A mí, por ejemplo me da ardor de estomago el Luisito Comunica y no me meto en su canal a tocar los bemoles. O cualquier youtuber de libros, excepto mi amada Raquel Brune. No me da por llamarlas pilinguis, asquerosas...
La gente de esos canales que dices hacen su contenido, mejor o peor, sin hacerle daño a nadie, buscando sus temas y currándoselos, asegurándose una buena edición, etc. Su modelo de negocio es vender su punto de vista sobre x tema o sitio. Si un vídeo no les funciona bien analizan qué es lo que ha fallado.
Paco se pone un móvil a grabar, otro en la mano, unos litros de cerveza y puritos cerca y se dedica a insultar a su audiencia y a todo lo que pilla entre eructos, delirios y rabietas. Su modelo de negocio es vender su propia miseria y descenso a los infiernos, un juego en el que el hostigamiento por parte de su audiencia es, a la vez, lo que le da dinero y lo que le destruye. Las frutadas y botones quinielas son parte del show, porque así, si algo no le sale bien, la culpa es de los monguers que no apoyan o lo acosan. De este modo, el merlagochi narcisista siempre tiene un agente externo al que echarle la culpa de sus desgracias, sin plantearse dejar de ser tan hediondo en todos los sentidos a ver si le va mejor en la vida. Así hasta que la diñe o desaparezca del radar por causas de fuerza mayor.