No creo que el sistema funciones así
1) La gente,mayoritariamente, vota a una sigla.
2) Los partidos consideran que los votos de sus "seguidores" son de ellos y no pueden cambiar. Ellos dicen: "ese es nuestro", "ese es del ..."
3) Los partidos consideran que los municipios son de unos o de otros. y que solo por crisi de los demás pueden meter el morro en terreno enemigo.
4) Los partidos tratan peor a quien consideran "fiel". Si un municipio es de ellos seguro, no tienen que invertir en él, que ya lo tienen. Tienen que invertir en el que han arrebatado al enemigo, para intentar hacerlo "suyo".
Respecto a lo que les hace más daño.
Generalmente hay dos corrientes anti-sistema que tiran en sentido contrario y hacen que el poder no se desplace: los radicales y los abstencionistas.
En momentos puntuales puede suceder que los radicales (superpolitizados) atraigan a los abstencionistas anti-sistema a su bando. En ese caso, se produce la superpolitización, el poder se desplaza. Ocurrió Euskadi en la transición. El poder estaba en la calle. En las asambleas de obreros. En las asambleas de estudiantes,... Los poderosos tienen que recuperar el poder en ese caso y tienen dos opcioes: 1) la represión con muertos de por medio. 2) Ceder y reconocer derechos para que el movimiento de protesta vaya disminuyendo, y recobrar el poder. Una vez recobrado va quitándole al pueblo poco a poco todo lo cedido. Si lo hiciera de golpe, tal vez la gente no tragaría. Es como el euribor, siempre es más fácil subirlo 0,25 + 0,25+... que no 7 puntos de golpe.
Si los abstencionistas atraen hacia si a los superpolitizados, entonces, se produce el desencanto. Los partidos siguen ganando o perdiendo elecciones, pero saben que pisan terreno resbaladizo, no controlan el pensamiento de la gente, puesto que no la han movilizado. En este caso el sistema tiene que ceder y atraer a la ciudadanía. ¿Cómo? Convirtiendose en más paricipativo. Ahora empieza a importar la opinión de los jóvenes en el problema de la vivienda y en las soluciones a adoptar. Importa la opinión de los estudiantes, de los vecinos, de los trabajadores.... Surgen comisiones, asociaciones,... Hasta que la participación y la creencia en el sistema vuelve a ser alta. Entonces vacían todos los entes participativos, los monopolizan, los vacían de contenido, y vuelta a empezar.
Conclusion:
En las actuales circunstancias no veo que se pueda producir un movimiento de masas en la calle, ni organizado políticamente.
La única opción es la b) que los que nos enrollamos con la política pasemos a unirnos en masa al grupo de los abstencionistas (y cuantos más y más pasotas mejor). Si la abstención es pongamos de un 50 % los partidos pensarán:
a) esta gente se nos va. Hay que ganarla. ¿Qué quieren? ¿Qué piensan? y abriran cauces de participación.
b) Si no los atraigo yo, los puede atraer un partido rival y son muchos votos. En ese pozo tengo que pescar.
En definitiva. Se vuelven más sensibles.