El problema de la obsesión por Chris McCandless (Hacia rutas salvajes, Into the Wild)

perifollo

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Mi primer post! Largo, pero vale la pena. Traducción amateur.



Cada año, decenas de fans de Into the Wild atentan el cruce de un peligroso río para visitar el último hogar de la más famosa víctima de aventura en Alaska. ¿Por qué hay tanta gente dispuesta a correr el riesgo de lesiones e incluso la fin, para rendir homenaje a un ascético controversial que pereció tan joven?

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Meca para los aficionados McCandless: Bus 142 en 2011. Foto: Diana Saverin

En una aislada orilla del río Savage, en el interior de Alaska, hay un pequeño memorial a una joven llamada Claire Ackermann. Sobre una pila de rocas se asienta una placa de metal con una inscripción que dice, en parte: "to stay put is to exist; to travel is to live”.

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Una bolsa de plástico con una carta y una fotografía de Claire Ackermann a los 29 años de edad, en su memorial a orillas del río salvaje. Foto: Diana Saverin

Hace tres años, Ackermann de 29 años y su novio Etienne Gros de 27, trataron de cruzar el río Teklanika, a un par de millas al oeste del Savage. Se ataron a una cuerda que alguien había instalado de una orilla a la otra, para ayudar en tales intentos. El Teklanika tiene un fuerte caudal en verano y aproximadamente a mitad de camino, perdieron el equilibrio. La cuerda se sumergió en el agua, y Ackermann y Gros, todavía atados, fueron empujados bajo por su peso. Gros con un cuchillo, se soltó, y nadó hasta la orilla. Se metió de vuelta para tratar de rescatar a Ackermann, pero era demasiado tarde, se había ahogado. Gros cortó la cuerda de Ackermann y nadó con su cuerpo 300 yardas aguas abajo, donde pudo arrastrarla a la orilla del río. Sus intentos de RCP fueron inútiles.

Ackermann, que era de Suiza, y Gros, un francés, habían estado recorriendo la Senda de la Estampida, una ruta hecha famosa por Christopher McCandless, la cual caminó en abril de 1992. Son muchos los que saben de McCandless y cómo a los 24 años de edad, huyó de una vida de clase media en los suburbios y tras donar a caridad sus $ 24.000 ahorrados, se embarcó en una odisea vía autostop de dos años que le llevó a Alaska y al remoto autobús Fairbanks City Transit número142, que todavía se asienta, reventado y oxidado, a 20 millas por la Senda de la Estampida.

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Durante 67 días, McCandless comió mayoritariamente ardillas, perdiz nival y puercoespín, a continuación, se afeitó la barba, preparó su maleta y comenzó a caminar de vuelta a la carretera. Sin embargo, un Teklanika furioso le impidió cruzar, por lo que tuvo que volver al autobús. Poco más de un mes más tarde, un cazador de alces encontró el cuerpo descompuesto de McCandless en un saco de dormir en el interior del autobús, donde había pobre.

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Leer la historia original, "La fin de un inocente" 1993.

Esta trágica historia fue contada por Jon Krakauer en la edición de enero de 1993 de Outside's y más tarde, en el libro Into the Wild que fue el libro sobre naturaleza más vendido de 1997. El libro y una película de 2007 dirigida por Sean Penn, ayudaron a elevar a McCandless a la categoría de mito moderno. Y que, a su vez, ha dado lugar a un fenómeno único y curioso en Alaska: peregrinos McCandless, los cuales inspirados por su historia, están decididos a ver el autobús por sí mismos. Cada año, decenas de excursionistas lo visitan. Acampan en el autobús durante días, a veces semanas, escriben ensayos y reflexionan sobre el impacto que la ética antimaterialista y el espíritu libre de McCandless, han tenido sobre cómo perciben el mundo.

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Los peregrinos deben negociar un peligroso río para llegar al autobús. Foto: Diana Saverin

Desafortunadamente, muchas de estas personas se meten en problemas, y casi siempre debido al río Teklanika. En un artículo reciente, la escritora Eva Holland informó que, en el verano de 2013, una docena de personas se habían "perdido, herido o quedaron atrapadas por la crecida del río" y tuvieron que ser rescatadas. Cuando estuve en la zona en septiembre, oí un número similar a las autoridades locales que dirigen las operaciones de rescate. También fui testigo, y en ocasiones me involucré en algunos de los rescates.

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Denali National Park

En septiembre, cinco empleados del The Grand, un hotel cerca de la entrada al Parque Nacional de Denali, caminaron hacia el autobús para pasar dos días que tenían libres. El clima fresco de otoño a menudo genera una sensación de seguridad para emprender la caminata, pero una serie de días lluviosos habían hecho crecer el Teklanika y la zona estaba inundada. Dos de ellos, Mateo Grigg y Scott Wilkerson, cruzaron en primer lugar y al llegar a la otra orilla, vieron cómo los otros tres resbalaron hacia el agua fría y gris.

Elizabeth Kubik, la única mujer del grupo, consiguió nadar hasta la orilla alcanzado una rama de sauce, pero la rama estaba podrida y rompió cuando la agarró. Alcanzó otra rama y fue capaz de asegurar un punto de agarre. Wilkerson pudo sacarla del agua ayudando luego a otro de los caídos, Jake Zyrek, que también estaba agarrando a una rama. Cuando Zyrek consiguió llegar a la orilla, sus labios eran de tonalidad púrpura; estaba temblando tan violentamente que apenas podía hablar.

El último excursionista, Rick Johnson, permaneció en el agua, incapaz de salir. Era el más alejado de cualquiera de las orillas cuando perdió el equilibrio y cayó al agua, por lo que su nado fue el más arduo. Grigg le persiguió aguas abajo, tratando de mantener un ojo en la cabeza bamboleante, pero debido a que la orilla se eleva en riscos y pequeños acantilados, a veces no podía saber dónde estaba Johnson. Un cazador montado en un vehículo ATV en la otra orilla gritó dirigiéndole. Johnson estuvo en el agua, que permanece a temperaturas justo por encima de congelación, durante 15 minutos. Grigg finalmente fue capaz de sacarlo de la corriente justo antes de que cayera por un tramo de rápidos clase V.

Al día siguiente, mientras caminaba por el sendero, me crucé con dos hombres barbudos de Texas que se dirigían de nuevo a la carretera. Me dijeron que cinco personas estaban atrapadas en el otro lado del río y que se dirigían a notificarlo a las autoridades. Cuando llegué al río, vi a los cinco empleados del The Grand varados, vestidos con chaquetas de lluvia y gorros, durmiendo en el suelo. Gritaban que habían estado allí durante un día y medio pero que la ayuda estaba en camino. Les pregunté si valía la pena, y al unísono gritaron: "¡No!"

Dejé caer mi mochila y caminé por la orilla del río, que serpentea entre los bancos de grava y sauces. Después de un par de millas, di la vuelta. En la otra orilla, vi a dos cazadores de alces conduciendo un Argos, vehículos anfibios de seis ruedas.

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Corrí por el banco rocoso, agitando los brazos y gritando, hasta que se detuvieron. Grité que había personas atrapadas en su lado del río, incapaces de cruzar. El grupo de cinco excursionistas encontraron finalmente a los conductores del Argos, cruzaron el río en el vehículo, y esa noche llegaron a la ciudad.

A la mañana siguiente y desconociendo el improvisado rescate, dos troopers y dos bomberos llegaron en vehículos todoterreno, entrecerrando los ojos, en busca de excursionistas necesitados de ayuda. Cuando les dije lo que había pasado, resoplaron. Empezaron a comer galletas y palitos de carne seca mientras hablaban sobre el sendero, cada uno dando sugerencias sobre qué hacer con el autobús: levantarlo en helicóptero y colocarlo en la carretera al otro lado de del río, o ponerlo en el Parque Nacional y hacer de él "su problema".

Los troopers me dijeron que el 75 por ciento de todos los rescates que realizan en la zona suceden en la Senda de la Estampida. "Obviamente, hay algo que llama a esta gente aquí," uno de los policías, que pidió no ser identificado, me dijo. "Es una especie de cosa interna dentro de ellos que les hace ir hacia ese autobús. No sé lo que es. No lo entiendo. Qué posee a una persona para seguir las huellas de alguien que murió porque no estaba preparado?".

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Alaskan troopers at work

Fui a Alaska por primera vez en el verano de 2011, con una beca para recabar información y escribir historias para una radio de una pequeña ciudad al sureste de Alaska. Al final del verano, tras mes y medio, llegué al norte con mi compañero de ruta, Jonathan. Vivíamos dentro y fuera de un Jeep Cherokee de 1993, apodado Muskeg, con mellas en la carrocería, un parabrisas agrietado y un maletero sin manilla. Juntos viajamos 3.500 millas a lo largo de siete de las carreteras del interior de Alaska, recopilando historias para la radio.

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Muskeg

Fue Jonathan quien sugirió por primera vez hacer una historia sobre los peregrinos McCandless. El fenómeno es bien conocido en Alaska generando una interminable fuente de polémicas. Cada verano, los periódicos en Anchorage y Fairbanks publicar los informes sobre casos de búsqueda y rescate cosa que, invariablemente, genera en los habitantes de Alaska una tendencia a descartar a McCandless como un novato que no pintaba nada en la salvaje tundra del norte.

Pusimos la idea en nuestra lista de historias, y ya que viajábamos por todo el estado, leíamos a turnos el libro Into the Wild con el motor de Muskeg como ruido de fondo. Pronto sentimos la atracción de la historia. Yo tenía 20 años, Jonathan tenía 22 años, y la aventura sin inhibiciones de McCandless, habló a los dos.

Una tarde de agosto de ese verano, llegamos al Sendero de la Estampida, aparcamos a Muskeg donde el pavimento se convierte en tierra y comenzamos a caminar hacia el autobús. A pocas millas, llegamos al río Savage, el primer canal importante entre el inicio del sendero y el autobús 142, analizamos su orilla para encontrar un buen lugar para cruzar. Un desgarbado excursionista francés, que resultó ser Etienne Gros, apareció de entre los árboles. Su accidente letal en el Teklanika con Ackermann había sucedido el año anterior, este año, dijo, tenía la esperanza de llevar a la hermana y progenitora por el sendero para mostrarles donde Claire había muerto. Pero la corriente del Savage era demasiado fuerte para permitir el cruce y tuvieron que regresar. Gros escoltó a los Ackermanns a un motel en la ciudad y luego regresó con un amigo para construir el memorial.

Mientras estábamos junto a la corriente de agua gris, Gros nos habló de los dos meses que él y Ackermann había pasado viajando por Alaska y Canadá antes de su encuentro letal con el Teklanika. Se habían conocido en Vancouver, el comienzo de lo que se suponía que sería un viaje de dos años por todo el mundo. En un principio, no habían planeado ir de excursión al autobús, pero el día anterior en el Parque Nacional de Denali, dos excursionistas franceses les dijeron que era posible caminar hasta el autobús. Cambiaron de planes y decidieron ir. Era el final del verano y pensaron que también podrían ver la aurora boreal. Gros nos dijo lo maravilloso que el tiempo acompañó y lo hermoso que encontraron el sendero. Hay una foto de ellos en el camino, tomada poco antes del cruce del río, en el que los dos están riendo, la última imagen de Ackermann antes de su fin. Mientras Gros iba recordando el incidente en el río, se apresuró a defenderla, haciendo hincapié en la experiencia de Ackermann en submarinismo y alpinismo.

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Jonathan y yo nos despedimos, y un par de horas más tarde llegamos al Teklanika. Seguimos el banco de río arriba hasta un lugar donde el agua se divide en tres trenzas. Descargamos una balsa neumática, y Jonathan practicó su remo en un remolino. Ganando confianza, nos preparamos, entramos al agua y conseguimos cruzar. Una vez en el otro lado, al busca un lugar para acampar, nos dimos cuenta que, en medio de unos abetos neցros, habían dos tiendas de acampada y una hamaca. Tres mochileros aturdidos aparecieron. Uno de ellos, Phil Shoup, un hombre mayor de Tennessee, comenzó a gritar: "¡Gloria! Aleluya! Son enviados del cielo!".

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Jonathan y Clarasó caminar por la Senda de la Estampida camino de notificar a la policía que Seques y Shoup están atrapados en la orilla opuesta.Foto: Diana Saverin

Uno de los otros, Dan Sans Clarasó, un joven mochilero Español, salió de su hamaca. Ir de excursión al autobús había sido idea de Clarasó y convenció a sus dos amigos, Shoup y Lleques Seques, otro mochilero de España. Consiguieron llegar al autobús, atravesando el Teklanika cuando les llegaba a las rodillas. Pero al volver, el río había crecido considerablemente sobre sus bancos.

Cruzar de nuevo parecía potencialmente mortal, por lo que esperaron durante varios días. Observaban como el río seguía creciendo por las lluvias de finales de verano. Dormían la mayor parte del día para pasar el tiempo. Con el paso de los días, empezaron a quedarse sin alimentos. Nadie sabía que estaban allí ni que llevaban atrapados varios días en el momento en que llegamos.

Intentamos trasladarlos al otro lado del río, pero cuando Jonathan se metió en la balsa con Shoup, un hombre grande que pesaba 100 libras más que el límite de peso de la balsa, los bordes se hundieron por debajo de la línea de flotación, y comenzó a llenarse de agua. Shoup regresó a su campamento esa noche con ropa mojada, derroído. Al día siguiente, Jonathan, Clarasó y yo regresamos apresuradamente a la ciudad -Lleques se quedó con Shoup- para notificar a las autoridades. Pronto un helicóptero de rescate estaba en camino.

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El pelegrino Shoup. Foto: Diana Saverin

Volví a ALASKA el verano pasado con una beca de periodismo para investigar los peregrinos McCandless más a fondo. Vivía en una cabaña de una sola habitación sin agua ni electricidad, en una granja de 80 acres a un par de millas al norte de la Senda de la Estampida, entre los mundos de peregrinos y lugareños.

El autobús mágico, como lo llamó McCandless en una breve nota en la parte posterior de su guía de plantas de campo, fue arrastrado fuera de pista en el norte del Parque Nacional de Denali en la década de 1960 por un tractor-oruga. Equipado con literas y un barril estufa, el Fairbanks 142 y otros dos autobuses alojaban a los trabajadores que estaban construyendo una carretera hacia una mina de antimonio. El proyecto fue cancelado, y los otros buses fueron conducidos de vuelta a la ciudad. Pero uno de los ejes de autobús 142 se rompió, por lo que quedó abandonado.

Actualmente, la carretera es un camino de tierra, marcado por fosas de castor, arroyos y dos ríos glaciares, el Savage y el Teklanika. Hay una cierta presión por parte de la familia de Claire Ackermann, junto a la hermana menor de Chris McCandless, Carine, y algunos otros, para construir una pasarela a través de la Teklanika para cruzarlo con más seguridad, pero por el momento, no ha tenido éxito, y el río siguen siendo un peligro para los que tratan de vadearlo.

El Teklanika es un abundante suministro de historias problemáticas. Un excursionista que me encontré, de Corea del Sur, me dijo que había sido arrastrado 500 pies aguas abajo al tratar de cruzar. Estaba solo y perdió la mayor parte de su equipo, incluyendo la cámara que utilizaba para documentar su viaje de un año por todo el mundo, inspirado por Into the Wild. Otro caminante solitario, de Australia, volcó su balsa neumática al cruzar remando, cayó y se dislocó el hombro, pero logró nadar hasta el otro lado, donde utilizó la rápida corriente para ayudar a empujar el hueso a su zócalo, agarrado a una rama de sauce de la orilla del río para estabilizar su cuerpo en el agua helada.

A diez millas más allá del Teklanika, el camino se abre a un claro donde el autobús se asienta en el borde del bosque, sus neumáticos viejos se hunden en el suelo. Al llegar, algunos excursionistas ululan y gritan al verlo. Otros se paran, con la boca abierta, y miran.

Otrora salvaje, el sitio ahora se ve desgastado por el uso. Hay anillos carbonizados de las hogueras, cartuchos de bala y latas de refrescos dispersas en la hierba circundante. También abundante sarama, una bolsa vacía de masmelos aquí, papel higiénico medio quemado allí, aunque gran parte de la sarama se concentra en unos viejos bidones de aceite desbordados por bolsas de sarama, botellas de vino, latas de ravioli y bolsas vacías de comida deshidratada.

La mayoría de las ventanas del autobús están rotas o faltan y están cubiertas por unas lonas que resuenan con la brisa. Fragmentos de vidrio roto se esparcen por el suelo. La pintura verde y blanca se desvanece al amarillo original de autobús escolar en los zonas que no han sido oxidadas a marrón. Dos hendiduras paralelas en el marco exterior indican el punto donde un vehículo parece haber envestido al autobús, tal vez para intentar volcarlo. El 142 está lleno de pecas por agujeros de bala.

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Exterior del autobús 142. Foto: Diana Saverin

La puerta de acceso queda entreabierta con rigidez, cruje al moverla. El suelo está cubierto de paja. En el otro extremo está la cama donde se encontró el cuerpo de McCandless. Ahora cubierto con una sábana y una colcha de tonalidad marrón. Tras unos pliegues de lona, ​​hay una placa que Billie y Walt McCandless colocaron en nombre de su hijo en 1993, "encomendando su alma al mundo". Una maleta de tonalidad azul pálido descansa en lo alto de un conjunto de cajones rotos, frente al barril estufa.

Cuerda, repelente de insectos, periódicos, mantas, colecciones de bolsillo de Jack London y Leo Tolstoy, alimentos de emergencia, un inhalador, binoculares, un espejo retrovisor, velas, un cartel hecho a mano que dice "La felicidad de la carretera sólo es real cuando es compartida" y una caja de pastillas Altoids dispersas por los cajones. La caja contiene un mensaje, escrito en rotulador, dirigida a Chris: "All I could think of to give you that would really be a part of me". Los graffitis cubren casi cada pulgada cuadrada de la estructura interior con nombres, fechas, y algunas citas: “Vive la vida que siempre imaginaste”, “Two roads diverged in the wood, and I chose the path less traveled”, “Get busy living or get busy dying”.

Sin embargo, la mayor parte de las citas han sido escritas en un libro de registro. Cuando Carine McCandless visitó el autobús en agosto de 2007, dejó un cuaderno con una cita en la portada: "No hay camino a la felicidad; la felicidad es el camino". Lo escribió esperando que la filosofía de su hermano, basada en la sencillez y la honestidad, algún día sería generalizada.

El cuaderno contiene ahora cientos de entradas. Una empieza, "Estimados compañeros soñadores". Otro define al autobús como "el albergue más salvaje de todos". Un hombre escribió que caminó ahí desde Minnesota. Una mujer se reprochaba que se había comportado como una "bitch" con su novio justo antes de caer al Teklanika en su camino para visitar el autobús y en su despedida firmada pide buena suerte, estaba lloviendo.

Enamorados del lugar, muchos escriben que podían entender por qué se quedó McCandless. Uno confeso sus planes para llamar a sus padres por primera vez en ocho años y otro que propondrá matrimonio al volver. Dicen que la historia de McCandless no trata sobre un hombre que murió, sino de alguien que realmente vivió. Algunos le expresan agradecimiento, "por guiar nuestros corazones para encontrar nuestro propio camino", "para dar esperanza a la gente", y por tener "el coraje, la gloria y la fe para llevar a cabo sus sueños".

Obviamente, muchos de los habitantes de Alaska no sienten reverencia alguna por McCandless. El debate sobre su valor es a menudo duro; a los lugareños les gusta teorizar acerca del deseo de fin de McCandless, su supuesta esquizofrenia y su total estupidez.

La intensidad del debate se reavivó el pasado septiembre, cuando Jon Krakauer escribió un artículo para la web del New Yorker revisando su teoría acerca de cómo murió McCandless. Krakauer argumenta que ocurrió a causa de una neurotoxina llamada ODAP, que se encuentra en una planta que McCandless comía y puede causar latirismo, una condición que conduce a parálisis. Debido a que tal planta es ampliamente considerada como comestible, Krakauer declaró que este hallazgo confirma su creencia, largamente sostenida, de que McCandless no era "tan despistado ni incompetente como sus detractores le han hecho parecer".

Un montón de comentarios controvertidos siguieron al artículo. "Hay que tener respeto por la tierra que es diferente a aquella de los niños de ciudad" escribió "Kvalvik" en un comentario sobre el artículo de Krakauer. "El respeto a la tierra viene a significar que te puede dar de baja de la suscripción de la vida tan rápido como un conejo lento ante un astuta rápido".

Pocos han sido tan críticos con los simpatizantes de McCandless como Craig Medred, un lugareño que durante años ha escrito numerosas piezas sobre él. En el Alaska Dispatch de otoño, Medred, en respuesta al artículo de Krakauer, señaló la ironía de que "los urbanitas estadounidenses, son las personas más separadas de la naturaleza de cualquier sociedad humana en la historia, adorando al noble narcisista suicida, vagabundo, ladrón y cazador furtivo Chris McCandless".

Los peregrinos a menudo se topan con similar desdén. Sé de dos hombres ebrios que falsamente advirtieron a tres excursionistas de Phoenix que un "incendio forestal" ardía entre el Teklanika y el autobús, instándolos a dar marcha atrás. Un par de excursionistas que conocí me dijeron que cuando compraron la banda sonora de la película en una librería de Anchorage, un hombre les dijo que el autobús había sido desguazado. Cuando fueron al Centro de Información del Parque Nacional de Denali preguntaron sobre la caminata, una guardia del parque les dijo que no era su trabajo decirles dónde estaba el autobús y que si no lo sabían, no tenían motivo para estar ahí. Añadió que ella misma terminaría arrastrando sus cuerpos muertos fuera del río.

Gran parte de la polarización que rodea McCandless se deriva de una brecha en la creencia sobre lo que justifica asumir riesgos en las travesías. En Alaska, generalmente se considera aceptable el riesgo mientras sirva que ganarse la vida con la pesca, la caza, la tala o el mushing (transporte en nieve mediante trineo y perros de tiro). Es mucho menos aceptado el correr riesgos en busca de una forma de vida más filosófica.

El trooper con el que hablé sobre el rescate de los empleados del The Grand hotel se quejaba que las personas que se dirigían a zonas salvajes para fines de auto-descubrimiento, pueden ser conducidos de una forma especial que les hace hacer cosas estúpidas, como no tener en cuenta el clima.

"Es diferente si conoces una zona y ahí es donde te ganas la vida", dijo. "Los cazadores viven ahí fuera. Tienen que salir cuando hace 40 o 50ºF bajo cero".

Parte de lo que enfurece a muchos acerca de McCandless fue el hecho de que intencionalmente hizo su viaje más peligroso de lo que tuvo que ser, trayendo solamente arroz como comida y dejando tras de sí un mapa topográfico y una brújula. McCandless buscaba un zona salvaje como la que Wallace Stegner describió como "el desafío contra el cual se formó nuestro carácter como pueblo". La mayoría de la gente de Healy, ciudad a cuatro millas al sur de la desviación de la Senda de la Estampida, prefieren pasearse por los bosques en vehículos todo terreno. Es más rápido.

El tema de McCandless y sus peregrinos fue mencionado en una comida en la que asistí en septiembre. Cuando el nombre salió a colación, los huéspedes, muy generosos con el fletán y la cerveza, se enojaron y alzaron sus voces gritándose entre si.

"¿Por qué no simplemente leer A Walk in the Woods?", Dijo Andrew Pace, un musher revestido de franela que vive en la Senda de la Estampida y trabaja en el Parque Nacional de Denali.

Los huéspedes recitaron nombres de nativos que habían habitado áreas remotas de Alaska. "Hay tantas historias de éxito", dijo Pace. "Me enfurece que un fracaso sea tan famoso".

Por la historia de un joven que quería pasar más tiempo al aire libre, muchos de sus fans más obsesivos pasan gran cantidad de tiempo on-line dentro de sus habitaciones. Numerosos foros y páginas de Facebook contienen miles de mensajes y docenas de ensayos sobre McCandless. Existe el foro de Christopher McCandless, la web de información de la Senda de la Estampida y diversas páginas Into the Wild en Facebook. Los seguidores llegan a millones.

Los aficionados se preguntan unos a otros si quedarse donde están o iniciar el viaje, si la escena de la película en la que Emile Hirsch mira a la cámara es simbólico o no, si Internet hubiera hecho McCandless más preparado o menos motivado. Uno de ellos preguntó cómo conseguir las mismas gafas que Hirsch llevaba en la película. Cuelgan imágenes de sus tatuajes, sus colgantes hechos en casa y sus modelos de Lego del autobús 142.

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Steve Salmon en la icónica fotografía de Chris McCandless. Foto: Diana Saverin

Steve Salmon, 40 años de edad, de Nueva Jersey, estaba tan comprometido con los foros que dijo que era como tener un trabajo a tiempo completo. Caminamos juntos hasta el autobús este mes de agosto. Salmón fue quién construyó el modelo de Lego y también compró las revistas New Yorker y People en eBay con los artículos originales sobre la fin de McCandless. Antes de emprender el camino y perder cobertura, envió un mensaje desde la Senda de la Estampida, mostrándome su iPhone con un nuevo mensaje de texto.

"Es mi amiga Carine," dijo, sonriendo.

Otro fan, Mike Kramer, de 41 años, reside en Kentucky trabajando en jardinería durante los últimos ocho años. Los tres últimos los ha pasado viviendo en una tienda de campaña. Se hace llamar “sintecho” por elección, y dice que si escribiese un libro, lo titularía '365 días en una colina junto al Walmart'.

Hace algunos años, Kramer alquiló la película Into the Wild sin haber oído hablar de ella. Al día siguiente leyó el libro. El día después de eso, compró un billete a Alaska para ir a ver el autobús. Antes de salir, se puso en contacto con Erik Halfacre, pidiendo consejos sobre la ruta. No tenía experiencia, pero al igual que muchos otros, decidió que se requiere más determinación que experiencia.

Halfacre, que vive en Anchorage, creó un sitio web dedicado a la Senda de Estampida. Los peregrinos la utilizan para coordinar las excursiones en grupo e intercambiar consejos del viaje. Cuando Carine McCandless necesitó a un excursionista para llevar otro libro de registro al autobús, Halfacre la puso en contacto con Kramer. Ella lo llamó una noche y se presentó, dejando estupefacto a Kramer. La describe como lo más parecido a una celebridad que haya conocido.

Hasta la fecha, Kramer ha estado en el autobús tres veces. Su segundo viaje fue en marzo de 2011. Pasó 16 días en el camino. La temperatura alcanzó los 30 bajo cero y sufrió congelación del pulgar. En vez de calentar nieve para disolver Kool-Aids en agua, los dispersó directamente en la nieve y se los comió congelados. Pasó la mayor parte del tiempo recogiendo leña para mantener el fuego en el barril estufa del autobús. Los troopers contactaron con él dos veces. Cuando le preguntaron si tenía equipo suficiente contestó afirmativamente, tenía un par adicional de pantalones vaqueros azules. Durante una de esas visitas, un policía le dijo que no quería morir cargando el cadaver de Kramer.

Este otoño, me encontré con Carine McCandless en la ciudad de Nueva York, donde se encontraba de visita en su casa de Virginia para dar una conferencia en el Riverdale Country School en el Bronx. Carine tiene el pelo largo y castaño y una amplia sonrisa. Llevaba unos vaqueros y un top rojo, y habló con una voz clara y amable.

Carine, 42, estima que todavía recibe 30 mensajes al día de las personas que han sido afectadas por la historia de su hermano. Responde personalmente a cada correo electrónico. Lo hace en el escritorio que Chris utilizaba durante el bachillerato y, a veces lleva en el bolsillo de los pantalones vaqueros una roca que recogió en su visita al autobús. Muchas escuelas de secundaria han incorporado Into the Wild en sus planes de estudio y que a veces, las visita para dar charlas.

Una foto, que hoy es icónica, del Fairbanks 142 encabeza su página web, otra foto de ella entre Jon Krakauer y Sean Penn en el estreno de la película en Los Ángeles se encuentra en la página principal, y una nota que declara su determinación "seguir siendo su voz y continuar con su mensaje" también está en la web.

"Creo que a Chris le resultaría extraordinario que la gente lo considere tan extraordinario", me dijo, y agregó que a Chris realmente le desconcertaba que tantas personas se limitasen a simplemente despegar como lo hizo él.

Desde su fin, la familia de McCandless ha participado activamente con la comunidad de peregrinos. En 2011, sus padres, Billie y Walt, publicaron Back to the Wild: The Photographs and Writings of Christopher McCandless. El libro de 241 páginas contiene fotos que tomaron durante sus viajes, desde Detrital Wash, Arizona, Dakota del Sur hasta el autobús 142, incluyendo anotaciones escritas por Walt.

Carine creó una página pública de Facebook llamada "Carine McCandless Into the Wild". Escribió una carta detallando su sentimiento de responsabilidad por hablar por Chris, puesto que ya no podía hablar por él mismo. Describió parte de la violencia doméstica que ella y Chris experimentaron cuando eran niños, explicando las "rabias inducidas por la ginebra" de su padre, en una de ellas, les dijo que era Dios. Criticó la publicación del libro de sus padres, que calificó de un intento de "aprovechar las vagas descripciones de nuestra historia familiar esforzándose en crear una nueva." Carine describió su intención con la página Facebook de ofrecer una verdadera y enfática conexión con Chris.

Y mientras ella todavía vive en la misma ciudad que sus padres, dijo que los ve tan poco que una de sus hijas no sería capaz de reconocerlos si los viese por la calle.

En la página Facebook de "Back to the Wild: The Photographs and Writings of Christopher McCandless", apareció un mensaje de Joseph Moss, quien fue el editor de fotos y diseñador del proyecto. Moss comentó y acusó a Carine de airear los trapos sucios de su familia al público. Mantenía que la historia no es sólo propiedad de la familia McCandless; después de Into the Wild, se convirtió en una historia "para todos nosotros". Muchos respondieron, incluyendo Carine, que escribió que sus padres "seguían abusando de él incluso muerto". Le pidió a Moss que fuese a su casa para ver las cartas inéditas de su hermano para demostrar los abusos que ellos y sus otros hermanos experimentaron.

Back to the Wild surgió cuando Carine sorteaba las preguntas de los estudiantes después de su conferencia en Riverdale. Más tarde, le pregunté qué le molestaba del nuevo libro.

"Dicen que no están mintiendo, pero cuando se está presentando a nuestra familia como una perfecta familia cristiana, no es el cuadro completo", dijo. "La primera frase en el e-book es algo acerca de que sólo podemos imaginar por qué un joven se pone en marcha rompiendo los lazos con su familia y amigos. Pero sabían por qué se fue ".

Carine está preparando para el próximo año sus memorias, The Wild Truth, sobre su hermano y su familia, en la que califica como un intento de "contar toda la historia”. En el libro, escribe que ella y sus medio-hermanos se han reunido desde la fin de Chris y juntos han encontrado una absolución igual a la que ella cree que Chris encontró en la naturaleza antes de morir.

Al final de su conferencia en Riverdale, Carine mostró una foto de la nota que McCandless dejó cuando murió, escribió en letras de imprenta que había tenido una vida feliz y dio gracias al Señor. Luego pidió a los estudiantes presentes cómo esperaban sentirse en sus últimos días.

"Es trágico que mi hermano muriese joven. Pero siguió los caminos que él había elegido, murió en paz. ¿No es eso lo mejor que cualquiera de nosotros puede esperar? "

Muchos de los estudiantes pensaban así. Algunos pocos han comenzado a fantasear acerca de viajar a Alaska para visitar el autobús. Uno me preguntó si había algún programa académico que te pudiera llevar. Otra me dijo que estaba planeando el viaje para la primera semana de marzo.

Durante mi tiempo en el camino, me encontré con un par de ciclistas franceses, tres ingenieros de mediana edad de Arizona, tres viajeros españoles (en ruta para trabajar en las granjas de marihuana en Washington), un excursionista italiano, y un mochilero de Georgia que viajaba, saltando de tren en tren, con un gatito posado sobre su hombro. Un fan de Minnesota voló a Alaska, caminó las 40 millas de ida y vuelta en un solo día, luego se dirigió directamente al aeropuerto.

Jedidías White, 25 años, de Missouri, leyó Into the Wild, poco después de romper con una novia de toda la vida y decidir no ingresar en la facultad de medicina. No estaba seguro de a dónde dirigir su vida, y la historia le proporcionó una dirección. Comenzó a planificar un viaje de 22 días en balsa por el Teklanika desde el interior del parque Nacional de Denali para visitar el autobús. Tenía poca experiencia en la naturaleza, y partió para el autobús cargando 70 libras de equipaje, incluyendo una sartén de hierro, un afilador de cuchillos y dos balsas. En el segundo día de su viaje, volcó su balsa en unos rápidos. Su equipo se mojó, se desgarró su balsa, y tuvo que caminar el resto del camino hacia el autobús. Pero la experiencia le "abrió la puerta", me dijo. Antes del viaje, quería ser médico y conseguir un montón de dinero; ahora quería abrir una bodega y pasar más tiempo al aire libre. Jedidías ha estado en el autobús una vez más desde entonces, y está planeando un viaje de seis semanas por la Senda de la Estampida el próximo verano.

Darren Storsley, 39 años, de Vancouver, cada año asigna leer Into the Wild a su clase de psicología en la escuela secundaria. Dice que es el mejor libro de texto que él conoce, y confiesa que pasó la mayor parte del tiempo durante su visita autobús, llorando.

El verano pasado, un par de semanas antes de caminar la ruta, Storsley recogió a un autoestopista en una gasolinera cerca de Talkeetna. El mochilero alto y delgado, Mark McMillan, fijó su residencia temporal en el asiento de copiloto del Chevy Blazer de Storsley y juntos marcharon por las carreteras de Alaska. Cuando los conocí, se presentaron como "hermanos de alma". Habían conducido todo el camino hasta la bahía de Prudhoe, llegaron al Océano Ártico y descubrieron que McCandless era un héroe compartido.

"Aquí hay alguien que escuchó el sermón del mundo y no le gustó", dijo Storsley de McCandless mientras se apoyaba en su mochila. "Aquí hay alguien que sermoneaba solo para sí mismo. Imagínese si todos hiciésemos eso”.

"Estoy celoso," Storsley continuó. "Él era más valiente que yo. Creo que vivo de acuerdo con mis propios valores, pero todavía estoy en la sociedad. Todavía tengo un trabajo, aún gano dinero. Voy a trabajar diez meses al año y reservo los otros dos. Todavía estoy en la caja. No estoy atado, pero todavía estoy en ella. Y McCandless tuvo el valor de dar un paso fuera de la caja".

McMillan se sentó frente a su mochila, comiendo M & M. Tiene un aspecto similar a McCandless, cabello castaño rizado y barba desaliñada, pero es más alto. Habitualmente, mira la película Into the Wild en su portátil, en segmentos de diez minutos antes de hacer sus deberes. Siempre ha amado pasar tiempo al aire libre. Siendo niño, memorizó los nombres de las aves que se encuentran en el sur de California, pagó por ser miembro de la National Wildlife Federation con el beneficio de la venta ambulante de pan casero y, con los años, se fue adentrando en los bosques en mochila, bicicleta de montaña, o solo.

Durante su ceremonia de graduación en la Universidad de Walla Walla, Washington, en el sureste, se sentó con su familia en un restaurante tailandés y les dijo que, aunque los quería mucho, podrían no saber de él durante los próximos cinco años. Por el momento, su plan era pasar el resto del verano pack-rafting por un río de 400 millas con un libro de plantas comestibles, una caña de pescar y 40 porciones de brócoli liofilizado.

La historia de McCandless, me explicó, había ayudado a ver la posibilidad de una vida en la que la aventura era la norma, no la excepción. Su reciente finalización de la universidad significaba que era libre para perseguir una vida así.

"El autobús es donde terminó el viaje de McCandless," McMillan, dijo, "y el resto del nuestro empieza".


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Author: Diana Saverin


PS: Es una pena haber llegado al límite de imágenes por hilo. Pido permiso a moderación para poder incluir más.
 
Me lo iba a leer hasta que vi que es un tocho larguísimo.

Jamás entenderé la obsesión de la gente por estas cosas.

Después de haber hecho senderismo- montañísmo unas veces y casi perderme, hacerme esguinces, etc... no le veo a esta cosa nada especial salvo arriesgarte absurdamente.
 
Lo único que no es una chorrada del artículo es la cita:

"El respeto a la tierra viene a significar que te puede dar de baja de la suscripción de la vida tan rápido como un conejo lento ante un astuta rápido"

Y como la guarda forestal intenta desincentivar hacer el petulante, y lo explica mediante una razón de peso: que luego le va a tocar a ella sacar los cadáveres del río.

Hay mucho premio Darwin suelto por ahí.
 
Otros aventureros de mierdecilla jiji jaja, que seguro que si ves su historia, son pijitos de cosa de papis con pasta, que pueden recorrer el mundo con su mochilita y su piolet, y al primer obstáculo, hacen de indiana jones y se dan el pasaporte y encima les ponen el mausoleo para que mas iluso vayan a verlo, y les pase lo mismo.
Ya me gustaría a mi hablar con el forestal de allí, que tiene que estar hasta los bemoles de los pijitos con las botas timberland y los cortavientos north face.

Y hablando de simples, menudo rollazo de cosa que has metido aquí, con sus fotitos y todo como si contaras una historia interesante.
Es como el típico discursito anglosajón, lleno de pompa y solemnidad, te falta el himno suizo.
ktedenporculo
 
Pues a ver si esto te llama más la atención: otro modo de llegar al remoto autobús Fairbanks City Transit número142.


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Última edición:
ste mensaje es una coña para trolear el foro, como absolutamente todo lo que escribo.

En ningún momento pienso lo que digo, y todo lo que escribo lo escribo apenas "animus iocandi gratiae", y no refleja lo que pienso. No existe, por lo tanto, ningún interés en violar la legislación española en sus apartados de delitos de opinión; y me retracto de cualquier opinión que pudiera ser ofensiva para cualquiera de los grupos de especial protección en la legislación española.


E irbis, me ha encantado esto, pero mas que nada, por que intuyo que has podido tener algun problema con algun comentario.
De ser así, agradecería me lo contaras, aunque sea en el jilo de cosa este.
Saludos cordiales.
Mostacho.
 
Joer, toda esa gente son premios Darwin de libro, empezando por el profeta McCandless que se murió a 30 km del puente de una autopista :roto2: por no llevar un mapa.

Me recuerdan a las fenómenos que murieron haciendo senderismo hace unos meses, en medio de un temporal de nieve. Con su neopreno y un par de bastoncitos de andar. Ni un triste mechero BIC encima para hacer una fogatilla.
 
La progenitora que te pario. Menudo tocho.
 
E irbis, me ha encantado esto, pero mas que nada, por que intuyo que has podido tener algun problema con algun comentario.

Os recomiendo que os leáis el nuevo código penal en lo referente a los delitos de opinión -aunque no los llama así, que hay que cuidar las formas-.

Seguimos el modelo cubano de "que todo el mundo tenga que inclumplir la ley para respirar. Ya me calzaré yo con la ley en la mano al que se signifique". España ha apostardo fuertemente por la libertad de pensamiento de Cuba, la libertad económica de Venezuela y el modelo de clase media de Brasil. Progres de izquierdas y de derechas han apostado por ello. Simplemente me adapto al nuevo marco legal español.
 
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