Nunca hemos sido un pueblo muy dado a la ciencia y al progreso científico. Salvo en la época del imperio, donde fuimos pioneros en temas navales, y fue por pura necesidad.
Tenemos poquísimos premios nobel para ser un país europeo canónico, nuestras universidades siempre han sido de muy bajo nivel, y el poco capital humano valioso se va a otros países. Aquí el fanatismo religioso ha hecho muchísimo daño. Llegamos tarde a Gutenberg y posteriormente a la revolución científica de los siglos XIX y XX.
Como buen pueblo mediterráneo, se nos dan mejor las artes y las humanidades. El conocimiento riguroso y científico necesita de mucha soledad, estudio y concentración. Con el clima que hace en hezpain, terraceo y cervecitas mandan.