Igualdad, que término más torticero.
Yo siempre (pero desde zagal) he creído que hombres y mujeres NO SON IGUALES, SINO EQUIVALENTES. Cada uno tié sus cosas.
El que diga que un hombre y una mujer son iguales, no sabe de qué cachopo habla. Es más, NIEGO LA MAYOR: el que diga que dos personas cualesquiera son iguales, tampoco tiene ni reputa idea.
¿Cómo van a ser iguales hombres y mujeres, cuando ni siquiera son iguales dos hombres o dos mujeres cualesquiera?
Nononono, la famosa igual-da no es más que otro quehaydelomío, un proceso que básicamente busca únicamente comparaciones convenientes y sesgadas, sin tener en cuenta los motivos de las diferencias, o si esas diferencias deseables no acarrean otras menos halagüeñas que (por supuesto) no se estaría para nada dispuesto a asumir.
Es como el que se queja de que los CEOs cobran un pastizal, pero NI PA DIOS estaría dispuesto a trabajar 100 horas a la semana y pasarse buena parte del tiempo libre dándole vueltas a lo que quedó colgando cuando por fin te echaron las de la limpieza.