El etnocentrismo se cura viajando y viviendo en otros países.

Yo viví unos años en Viena, concretamente en Stadtpark, una de las zonas más bonitas y céntricas de la ciudad, cerca de todo lo interesante. Sigo volviendo por allí siempre que puedo.
Sólo he estado unos días de vacaciones. La ciudad preciosa, tal vez sin el encanto de Praga o Budapest, pero la disfruté de veras. La parte más o menos negativa son los austriacos, que sin ser maleducados no tienen esa cercanía de los italianos, portugueses o griegos. También es verdad, que tampoco tienen sus defectos, con lo cual si tengo que elegir, prefiero frialdad y orden a cercanía y caos.

Por otra parte tengo la sospecha de que nunca nos verán como iguales, como si puede ocurrir en Lisboa o Roma. Un meridional nunca será para la mayoría como un germano de pura cepa. Por eso creo si tuviera 25 años menos y supiera lo que se hoy, a estudiar francés y a buscar trabajo en Ginebra o incluso en Laussane. Los suizos de la parte francófona me han parecido mucho más abiertos que los alemanes o austriacos.
 
Sólo he estado unos días de vacaciones. La ciudad preciosa, tal vez sin el encanto de Praga o Budapest, pero la disfruté de veras. La parte más o menos negativa son los austriacos, que sin ser maleducados no tienen esa cercanía de los italianos, portugueses o griegos. También es verdad, que tampoco tienen sus defectos, con lo cual si tengo que elegir, prefiero frialdad y orden a cercanía y caos.

Por otra parte tengo la sospecha de que nunca nos verán como iguales, como si puede ocurrir en Lisboa o Roma. Un meridional nunca será para la mayoría como un germano de pura cepa. Por eso creo si tuviera 25 años menos y supiera lo que se hoy, a estudiar francés y a buscar trabajo en Ginebra o incluso en Laussane. Los suizos de la parte francófona me han parecido mucho más abiertos que los alemanes o austriacos.

No es tanto.
Le pongo mi ejemplo, mi mujer nació en Austria, ese es uno de los motivos de mi residencia allí durante algunos años. Nuestra historia es larga de contar. Yo nací en España, en Vascongadas (entonces se llamaba así), el problema es que nunca tuve 8 apellidos ascos. Mi familia (como tantas otras) se mudó al centro de España para escapar de la democracia del disparo por la espalda.
Pero al punto: Yo nací en España, mi mujer en Austria y mi hija en Norteamérica. Tengo una larga lista de amigos ganados con el tiempo, de diversos países y no siento que me traten distinto. Distinta es la mala opinión que tienen de nosotros como país.
 
Volver