Sigue sin entender nada de lo que le pongo. Ya dije yo en mi mensaje que las aportaciones al fondo Noruego vienen del petróleo, no hace falta que lo repita. Lo puse como ejemplo de que un estado puede montar un sistema de capitalización si así lo quieren sus dirigentes. Nosotros no tenemos petróleo, pero podríamos haber hecho las aportaciones con el dinero que nos ha quitado y ha quemado la seguridad social.
Los noruegos no van a tener problemas con las pensiones gracias a que su sistema es de capitalización. Si fuera de reparto, ya se habrían fundido todos los ingresos del petróleo que han tenido hasta ahora, y el día que se les acabara éste tendrían el mismo problema que actualmente se nos viene a nosotros encima.
Si no se mira nada de lo que le he dicho no tiene sentido seguir discutiendo. El dinero invertido no está "paralizado". Se lo digo por última vez, mírese en qué consiste el interés compuesto, incluso le he puesto un vídeo dónde lo explican de manera muy sencilla.
El que cada uno sea responsable de su pensión es algo que defiendo, pero no es lo que estoy intentando hacerle comprender en esta discusión. Lo que intento explicarle es que un sistema de reparto no tiene nada que ver con un sistema de capitalización. El de reparto funciona como un esquema Ponzi donde el dinero se quema, el de capitalización funciona como una inversión donde se aprovecha el interés compuesto.
No, la diferencia entre capitalización y reparto es cómo se emplea el dinero. En el primero dinero se gasta, en el segundo acumula, se invierte y se reinvierte. En el primero el dinero desaparece, en el segundo se multiplica. No es una "disquisición destinada a desviar la atención", es una diferencia muy grande, y si no la ve, es que no entiende como funcionan ni el uno ni el otro.
Y como también le dije en un post anterior, los esquemas Ponzi en un principio dan la falsa impresión de que funcionan y de que son sostenibles, hasta que se acaba el dinero y entonces es cuando colapsan de golpe. El que el sistema no haya colapsado durante los primeros 50 años no quiere decir que no vaya a colapsar. De hecho ya está colapsando. Es lo que pasó con fórum filatélico, es lo que pasó con lo que montó Bernie Madoff, y es lo que va a pasar con el sistema de pensiones que tenemos, ya que todos son lo mismo, estafas piramidales.
Una vez más:
Conozco perfectamente la diferencia entre un sistema de reparto y un sistema de capitalización.
Lo que estoy diciendo desde mi primer post, al que respondió usted dando por hecho que lo que estaba diciendo yo no tenía ni pies ni cabeza, es que el sistema actualmente existente en España no es ni lo uno ni lo otro, porque las contribuciones al sistema no son tales, sino un impuesto más.
En un sistema de capitalización las contribuciones deberían estar individualizadas (por lo menos, por cohortes) y deberían ser las que financiasen las futuras prestaciones de cada partícipe. Ya volveré a las consecuencias que tiene esto cuando el sistema es obligatorio y universal, pero por el momento quedémonos en que esos fondos deben quedar reservados (en inversiones que cumplan los requisitos de solvencia que se establezcan).
En un sistema de reparto las contribuciones no están individualizadas necesariamente, porque no financian las futuras prestaciones del partícipe, sino las prestaciones actuales de otros partícipes. Efectivamente, esto es un sistema ponzi, y está abocado al colapso, salvo que en el ínterin entre la percepción de la contribución y su uso, el administrador sea capaz de obtener una rentabilidad que permita que las contribuciones y su fruto sea mayor que las prestaciones abonadas, cosa que puede lograrse, tal vez, estableciendo unas prestaciones escasas en cuantía y, o, limitadas en el tiempo.
Pero lo que ha sucedido en España y posiblemente en otros países con sistemas de pensiones universales, públicos y obligatorios, es que las contribuciones no se han empleado únicamente para pagar prestaciones a los partícipes relacionadas con el sistema, sino que se han empleado para financiar otros programas de gasto público, con lo cual, el sistema de protección social español no es un sistema de reparto, asimilable a un sistema Ponzi, sino un sistema tributario, en el que el poder público utiliza los ingresos por contribuciones de la misma manera que utiliza los ingresos por impuestos, para financiar sus diferentes programas de gasto (primordialmente, sí, las pensiones contributivas, pero no de forma exclusiva).
Por eso es por lo que llevo diciendo desde mi primer post en este hilo que la diferencia entre sistema de reparto y sistema de capitalización, en el caso español (y en cualquier caso que sea asimilable al español) es una añagaza, porque salvo porque el dinero aportado al sistema se denomina contribución (cuando debería denominarse impuesto), los ingresos del sistema son tributarios, y el destino dado a esos ingresos es el mismo que el que se da a cualquier otro ingreso tributario no finalista: el que quiera el administrador, es decir, el Estado.
En esa tesitura, decir que el sistema es fallido porque debería financiarse únicamente con contribuciones, cuando con esas contribuciones, históricamente, se han financiado muchísimas otras cosas, es una añagaza. Claro que el sistema es fallido, pero no solo porque esté mal diseñado, sino porque desde el minuto uno se ha usado como un impuesto, y por lo tanto, deberá seguir financiándose, en la medida necesaria, con impuestos, sin que eso suponga ningún cambio en su naturaleza, puesto que ni los partícipes tienen derecho a nada que no sea la prestación arbitrariamente establecida en cada momento por la autoridad administradora, ni tienen derecho a negarse a participar en el sistema.
Pero es que los sistemas públicos de pensiones tienen más problemas. ¿Cómo se habrían financiado las prestaciones (contributivas o no) de los primeros beneficiarios durante los primeros años del sistema? ¿Debería haber habido generaciones protegidas y generaciones desprotegidas (ojo, no me parece mal la idea, pero hay que atreverse a ponerla en práctica, y luego hay que explicar por qué algunas necesidades sí se financian con cargo a presupuestos públicos y otras no)? Y si no debería haber generaciones desprotegidas (por lo que sus necesidades deberían quedar cubiertas con cargo al erario público, y por tanto, con cargo a impuestos) ¿por qué las necesidades de esas generaciones sí se pueden financiar con impuestos, y las de las otras no?
Y llegamos a la magia del interés compuesto, ese que se supone que no entiendo. Claro que entiendo que, nominalmente, dejando pasar una serie de años que siempre es superior al de una vida humana, podríamos acabar todos siendo tremendamente ricos por arte de magia. Lo entiendo desde que leí siendo niño un libro de texto de los que se usaban en los años cuarenta en la educación básica infantil, en el que explicaban que si una familia hubiese depositado una peseta cuando nació Jesucristo y la hubiese conservado al 1% de interés compuesto, en aquel momento (año 1940) tendría un patrimonio de varios globos terráqueos de oro (o parábola afín). Era una imagen que transmitía nítidamente la eficacia del ahorro y del interés compuesto, pero que, si se examinaba bien, dejaba ver la trampa del cuento de la lechera: no hay posibilidad de cobrar cuatro globos terráqueos de oro.
La historia esa del interés compuesto, llevada a extremos grotescos, es la misma que la de los instrumentos derivados generados por el Deutsche Bank entre 2005 y 2015, o los tsunamis de dinero fiat generados por los bancos centrales desde 2007. Humo y espejos. En microeconomía, en inversiones particulares, funciona, a gran escala, no: las limitaciones de la productividad de la economía, en conjunto, no permite que la promesa del interés compuesto universal se cumpla.
Esas limitaciones hacen que ciertas inversiones resulten fallidas, y harían que periódicamente, el sistema público de pensiones de capitalización no pudiese hacer frente a sus obligaciones. Una vez más, ¿cómo distinguir quién y en qué cuantía tienen que ver sus prestaciones reducidas o desaparecidas? ¿Por qué los partícipes de un sistema obligatorio tendrían que sufrir las consecuencias de las decisiones de inversión de unos administradores que no han elegido? ¿Quién y atendiendo a los intereses de qué cohortes, debería decidir en qué se invierten los fondos de las pensiones de capitalización?
Y, por cerrar en parte el círculo, fijémonos en el fondo de pensiones noruego. La peculiaridad (irrepetible en otros países, salvo que tuviesen riquezas nacionales colectivas) es que su dotación, al menos en una gran parte, proviene de bienes declarados comunes, no de contribuciones individuales. En esas circunstancias, que no son reproducibles en otros países, los beneficiarios de las prestaciones están recibiendo unas prestaciones pagadas por la riqueza de su país, no por su ahorro individual obligatorio. Supongo que siendo un país nórdico, su sistema impositivo será muy progresivo, con lo que tampoco habrá una gran posibilidad de ahorrar, pero probablemente la mayoría de las necesidades estén cubiertas por el estado. Los noruegos no van a tener problemas con las pensiones, al igual que no los van a tener los cataríes, porque tienen petróleo y gas para aburrir, y precisamente por eso pueden ir comprando empresas por todo el mundo, y dando lecciones de ecología, mientras que viven y pagan su bienestar a base de vender el producto que deberían denostar y no vender, si no fueran lo hipócritas que son.
En definitiva, si en todos los países desarrollados del mundo hubiese sistemas de pensiones públicos y obligatorios y por las cuantías del español, o del francés, y esos sistemas fuesen de capitalización, no habría forma de invertir esos fondos de modo que garantizasen unas mínimas pensiones futuras. Podría dar lugar a una situación como la que lleva décadas dándose en Japón.