R
Rafa
Guest
Además de legalizar el canon, ZP ilegaliza la copia privada de música y
películas a través de internet, lo único legal a partir de ahora será ir a casa
de un colega y copiar todo lo que tenga:
http://javiercuchi.bitacoras.com/archivos/2005/07/25/el_dia_de_los_mansos
El día de los mansos
De la serie: «En profundidad»
El Gobierno de Zap I El Anodino ya ha encontrado la solución talantera para la
cuadratura del círculo. A ver... Sus acreedores necesitan, por una parte el
canon sobre los CD. Evidentemente, eso es una fuente de ingresos enorme que
resulta absolutamente imprescindible para que la beautiful de la $GAE pueda
mantener su nivel de vida. Pero, por otra parte, había que parar las descargas
P2P como fuera porque son... incómodas. Claro, salvado el canon, la $GAE, su
aparato y la élite que se lleva la parte del león ya no tienen ningún problema,
pero sigue habiendo, al menos, dos. Uno, rellenito, que son los intereses de las
discográficas, a las cuales no les da ni frío ni calor que el canon se mantenga;
otro, pequeñito, que son unos cuantos autores que aunque no llegan a vivir del
disco como millonarios sí que sacan algún dinerillo y a éstos les han vendido
bien vendida la merluzez de que cada descarga de P2P es un CD que deja de
adquirirse. Ningún problema: se bendicen los DRM con lo que dejamos satisfechas
a las discográficas y... nada por aquí, nada por allá... voilà! nos inventamos
el derecho de puesta a disposición interactiva, con lo que los medianejos se
callarán de una vez.
Vayamos por partes y sigamos viendo.
Los DRM. ¿Qué pasa con ellos? Pasan dos cosas: la primera, que pasan a ser
legales y no como antes que -como sucedió en Francia- podrían ser declarados
ilícitos por obstaculizar el derecho de copia privada y, la segunda, que junto
con la legalización de los DRM se declaran ilegales a su vez (atentos) las
actividades que sirvan para eludir esos dispositivos. Bueno, pero... ¿no estaba
eso ya prohibido en el código penal? Pues sí, pero el código penal prohíbe los
programas destinados a crackear DRM y no las actividades realizadas con el mismo
fin. O sea, que aquello que decía yo de meter un cablecito desde la cadena de
música a la entrada de línea del ordenata y convertir la canción a un MP3
perfectamente practicable y sin limitación alguna, parece ser que nada de nada.
La inclusión de ambas cosas en la LPI supone la posibilidad de persecución
civil, que es lo que en realidad se estaba buscando. La persecución penal no es
rentable ni ejemplar: si no se pilla a un pirata de verdad es prácticamente
imposible lograr un ingreso en prisión y los jueces españoles -y más los
penales- son reacios a condenar a indemnizaciones espectaculares como hacen con
tanto salero los norteamericanos. Además, meter a un chavalín en un centro de
menores no proporciona una fama buena para el negocio. No. Es mejor meterle una
buena demanda civil al padre y arruinarlo o, por lo menos, proporcionarle una
buena cardiopatía a base de tenerlo entre dos y seis años en los sufrimientos de
un pleito y los gastos de abogado y procurador. La LPI lo va a hacer mucho más
posible que antes. Además, es muy fácil pillarle las pruebas a un chavalín en
plena vía pública, no hace falta, como en el caso del software, soñar con
registros domiciliarios imposibles en el procedimiento civil.
El derecho de puesta a disposición interactiva. Este es un invento nuevo y no
exento de cierto ingenio, así que seguro que no debe ser idea personal de doña
Carmen «Dixie» alopécico. Como la ley hasta ahora vigente no se había enterado de
las posibilidades tecnológicas ya no actuales sino las del momento en que se
publicó, no quedaba claro -y había un pánico tremendo a llevar el tema ante un
juez- de si el intercambio a través de redes P2P constituye o no un ejercicio
del derecho de copia privada. Ahora, con este maravilloso derecho de puesta a
disposición interactiva ya sabemos que no y que, por tanto, sin que se prohíban
las redes P2P en sí mismas, sí queda prohibida por ellas la circulación de obras
sometidas a derechos económicos de autor sin que éste haya autorizado la puesta
a disposición interactiva. Muy hábil, Morgan.
Este es el encaje de bolillos a través del cual se cepillan alegremente la copia
privada en el mundo digital y don Teddy seguirá insistiendo en que, pese a que
ésta sólo será legalmente posible a la antigua usanza (para copìar un CD habrá
de ir el copiador a casa del copiado o viceversa) y aún así materialmente
imposible gracias a un DRM legalmente infranqueable, la mayoría de CD-R y DVD
que se venden seguirá utilizándose para copiar contenidos sujetos a derechos
económicos de autor (cuando todos sabemos que, en estas condiciones, ni siquiera
un 1 por 100 se utilizará a tal fin) y dirá que la posible merma en la cantidad
de copia queda compensada por la merma en el canon (a la que habrá de ceder por
la presión a que obligan los fabricantes).
¿Y el ciudadano? Bueno, no tiene motivo de queja. Fijarse en la faena, que es de
dos orejas, regazo y vuelta al ruedo: entre $GAE (y compañía) y Asimelec (y
compañía) pactan un canon que proponen al Gobierno; el Gobierno somete este
acuerdo al informe no vinculante del Consejo General de Consumidores y Usuarios;
y después de pasarse por el trastero el informe no vinculante del Consejo General
de Consumidores y Usuarios, se aprueba el acuerdo entre la $GAE y la Asimelec (y
los respectivos comparsas) y el hez del ciudadano quedará necesaria y
reglamentariamente contento y satisfecho.
Construyendo democracia, sí señor.
No hemos visto aún el texto íntegro del proyecto de Ley. Poco importa. Será
aprobado sin más. Los ciudadanos, como siempre, seremos traicionados por quienes
[dicen que] nos representan. Los sociatas sacarán su cara más amable (no serán
en este caso ni Blanco ni Rubalcaba) para decir que han quedado salvaguardados
los intereses de todos, los de la izquierda [que le dicen] esa ecologista y tal,
la de don Gaspar (otro médico salvador de vidas, como Clos), dirá que para hacer
tortillas hay que romper bemoles y que ha sacrificado el acceso universal a la
cultura a cambio de que no se nos envenene con más centrales nucleares; y ERC,
en idéntico tono, pretenderá que seis millones de ciudadanos catalenes nos
echemos a la calle a celebrar que ya somos, con la ley en la mano, una
nacioncita. Una nacioncita sin financiación y sin acceso universal a la cultura
(tampoco a la cultura catalana).
Como siempre, nadie tiene la culpa más que nosotros. Cuando se puede atracar al
ciudadano y el atraco sale gratis, sin coste político y sin coste económico,
habrá que reconocer que lo menso -desde el punto de vista de todos aquellos
carentes de escrúpulos- es no atracarlo. Lo que yo digo siempre: ¿cómo no va a
ser cara la gasolina con todo el mundo llenando depósitos a porrillo? ¿Cómo
puede pretenderse que Repsol venda a 70 céntimos lo que a más de un euro le
quitan de las manos? Aquí pasa exactamente lo mismo: nos dan el garrotazo (como
ya se veía venir), pues ningún problema: seguiremos copiando igual (hasta que
pillen al niño con un CD lleno de MP3 y nos metan un pleito que hará que la
hipoteca sea una juerga flamenca) o, bueno, compraremos el disco
correspondiente, a gusto y capricho del niño y a vivir, que la casa es potente
y, al final, qué más da, todos estamos por encima de esas cutreces medio ácratas
de conocimiento libre, derecho de copia privada y todo lo demás.
Pues nada: a esperar la primera sentencia civil que arruine a una familia -creo
que ni así escarmentaremos- y a comprar a 20 euros discos del niño de los
pirulos (que eso ya está más que probado que no nos escarmienta).
Y tranquilos: visto lo manso que está el paisanaje, la próxima de Zap y sus
muchachos va de pensiones y de prestaciones sociales. Veréis qué risa.
Por: Javier Cuchí
--
El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y
habla sin tener nada que decir.
películas a través de internet, lo único legal a partir de ahora será ir a casa
de un colega y copiar todo lo que tenga:
http://javiercuchi.bitacoras.com/archivos/2005/07/25/el_dia_de_los_mansos
El día de los mansos
De la serie: «En profundidad»
El Gobierno de Zap I El Anodino ya ha encontrado la solución talantera para la
cuadratura del círculo. A ver... Sus acreedores necesitan, por una parte el
canon sobre los CD. Evidentemente, eso es una fuente de ingresos enorme que
resulta absolutamente imprescindible para que la beautiful de la $GAE pueda
mantener su nivel de vida. Pero, por otra parte, había que parar las descargas
P2P como fuera porque son... incómodas. Claro, salvado el canon, la $GAE, su
aparato y la élite que se lleva la parte del león ya no tienen ningún problema,
pero sigue habiendo, al menos, dos. Uno, rellenito, que son los intereses de las
discográficas, a las cuales no les da ni frío ni calor que el canon se mantenga;
otro, pequeñito, que son unos cuantos autores que aunque no llegan a vivir del
disco como millonarios sí que sacan algún dinerillo y a éstos les han vendido
bien vendida la merluzez de que cada descarga de P2P es un CD que deja de
adquirirse. Ningún problema: se bendicen los DRM con lo que dejamos satisfechas
a las discográficas y... nada por aquí, nada por allá... voilà! nos inventamos
el derecho de puesta a disposición interactiva, con lo que los medianejos se
callarán de una vez.
Vayamos por partes y sigamos viendo.
Los DRM. ¿Qué pasa con ellos? Pasan dos cosas: la primera, que pasan a ser
legales y no como antes que -como sucedió en Francia- podrían ser declarados
ilícitos por obstaculizar el derecho de copia privada y, la segunda, que junto
con la legalización de los DRM se declaran ilegales a su vez (atentos) las
actividades que sirvan para eludir esos dispositivos. Bueno, pero... ¿no estaba
eso ya prohibido en el código penal? Pues sí, pero el código penal prohíbe los
programas destinados a crackear DRM y no las actividades realizadas con el mismo
fin. O sea, que aquello que decía yo de meter un cablecito desde la cadena de
música a la entrada de línea del ordenata y convertir la canción a un MP3
perfectamente practicable y sin limitación alguna, parece ser que nada de nada.
La inclusión de ambas cosas en la LPI supone la posibilidad de persecución
civil, que es lo que en realidad se estaba buscando. La persecución penal no es
rentable ni ejemplar: si no se pilla a un pirata de verdad es prácticamente
imposible lograr un ingreso en prisión y los jueces españoles -y más los
penales- son reacios a condenar a indemnizaciones espectaculares como hacen con
tanto salero los norteamericanos. Además, meter a un chavalín en un centro de
menores no proporciona una fama buena para el negocio. No. Es mejor meterle una
buena demanda civil al padre y arruinarlo o, por lo menos, proporcionarle una
buena cardiopatía a base de tenerlo entre dos y seis años en los sufrimientos de
un pleito y los gastos de abogado y procurador. La LPI lo va a hacer mucho más
posible que antes. Además, es muy fácil pillarle las pruebas a un chavalín en
plena vía pública, no hace falta, como en el caso del software, soñar con
registros domiciliarios imposibles en el procedimiento civil.
El derecho de puesta a disposición interactiva. Este es un invento nuevo y no
exento de cierto ingenio, así que seguro que no debe ser idea personal de doña
Carmen «Dixie» alopécico. Como la ley hasta ahora vigente no se había enterado de
las posibilidades tecnológicas ya no actuales sino las del momento en que se
publicó, no quedaba claro -y había un pánico tremendo a llevar el tema ante un
juez- de si el intercambio a través de redes P2P constituye o no un ejercicio
del derecho de copia privada. Ahora, con este maravilloso derecho de puesta a
disposición interactiva ya sabemos que no y que, por tanto, sin que se prohíban
las redes P2P en sí mismas, sí queda prohibida por ellas la circulación de obras
sometidas a derechos económicos de autor sin que éste haya autorizado la puesta
a disposición interactiva. Muy hábil, Morgan.
Este es el encaje de bolillos a través del cual se cepillan alegremente la copia
privada en el mundo digital y don Teddy seguirá insistiendo en que, pese a que
ésta sólo será legalmente posible a la antigua usanza (para copìar un CD habrá
de ir el copiador a casa del copiado o viceversa) y aún así materialmente
imposible gracias a un DRM legalmente infranqueable, la mayoría de CD-R y DVD
que se venden seguirá utilizándose para copiar contenidos sujetos a derechos
económicos de autor (cuando todos sabemos que, en estas condiciones, ni siquiera
un 1 por 100 se utilizará a tal fin) y dirá que la posible merma en la cantidad
de copia queda compensada por la merma en el canon (a la que habrá de ceder por
la presión a que obligan los fabricantes).
¿Y el ciudadano? Bueno, no tiene motivo de queja. Fijarse en la faena, que es de
dos orejas, regazo y vuelta al ruedo: entre $GAE (y compañía) y Asimelec (y
compañía) pactan un canon que proponen al Gobierno; el Gobierno somete este
acuerdo al informe no vinculante del Consejo General de Consumidores y Usuarios;
y después de pasarse por el trastero el informe no vinculante del Consejo General
de Consumidores y Usuarios, se aprueba el acuerdo entre la $GAE y la Asimelec (y
los respectivos comparsas) y el hez del ciudadano quedará necesaria y
reglamentariamente contento y satisfecho.
Construyendo democracia, sí señor.
No hemos visto aún el texto íntegro del proyecto de Ley. Poco importa. Será
aprobado sin más. Los ciudadanos, como siempre, seremos traicionados por quienes
[dicen que] nos representan. Los sociatas sacarán su cara más amable (no serán
en este caso ni Blanco ni Rubalcaba) para decir que han quedado salvaguardados
los intereses de todos, los de la izquierda [que le dicen] esa ecologista y tal,
la de don Gaspar (otro médico salvador de vidas, como Clos), dirá que para hacer
tortillas hay que romper bemoles y que ha sacrificado el acceso universal a la
cultura a cambio de que no se nos envenene con más centrales nucleares; y ERC,
en idéntico tono, pretenderá que seis millones de ciudadanos catalenes nos
echemos a la calle a celebrar que ya somos, con la ley en la mano, una
nacioncita. Una nacioncita sin financiación y sin acceso universal a la cultura
(tampoco a la cultura catalana).
Como siempre, nadie tiene la culpa más que nosotros. Cuando se puede atracar al
ciudadano y el atraco sale gratis, sin coste político y sin coste económico,
habrá que reconocer que lo menso -desde el punto de vista de todos aquellos
carentes de escrúpulos- es no atracarlo. Lo que yo digo siempre: ¿cómo no va a
ser cara la gasolina con todo el mundo llenando depósitos a porrillo? ¿Cómo
puede pretenderse que Repsol venda a 70 céntimos lo que a más de un euro le
quitan de las manos? Aquí pasa exactamente lo mismo: nos dan el garrotazo (como
ya se veía venir), pues ningún problema: seguiremos copiando igual (hasta que
pillen al niño con un CD lleno de MP3 y nos metan un pleito que hará que la
hipoteca sea una juerga flamenca) o, bueno, compraremos el disco
correspondiente, a gusto y capricho del niño y a vivir, que la casa es potente
y, al final, qué más da, todos estamos por encima de esas cutreces medio ácratas
de conocimiento libre, derecho de copia privada y todo lo demás.
Pues nada: a esperar la primera sentencia civil que arruine a una familia -creo
que ni así escarmentaremos- y a comprar a 20 euros discos del niño de los
pirulos (que eso ya está más que probado que no nos escarmienta).
Y tranquilos: visto lo manso que está el paisanaje, la próxima de Zap y sus
muchachos va de pensiones y de prestaciones sociales. Veréis qué risa.
Por: Javier Cuchí
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El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y
habla sin tener nada que decir.